LA GRANDEZA DE LA HUMILDAD

José Antonio Fornaris
Periodista independiente. fornarisjo@yahoo.com


Managua, La Habana. 5 de noviembre de 2009. (PD). Un niño cubano, Alexis García, tuvo que ser operado a corazón abierto porque debido al embargo estadounidense no pudo ser posible adquirir los dispositivos que sustituyen la cirugía para el tipo de dolencia de ese infante. Eso dijo en las Naciones Unidas el pasado miércoles 29 el canciller del gobierno de la isla, Bruno Rodríguez.

Rodríguez aseguró que podía citar otros doce casos similares. Y agregó que otros infantes que padecen de leucemia y rechazan por intolerancia los medicamentos habituales no han podido ser tratados con un producto especial creado en Estados Unidos para ese tipo de casos, lo que acorta las expectativas de vida de esos niños. Eso también debido al embargo y por culpa, lógicamente, del gobierno estadounidense.

Eso es terrible, porque no hay belleza más grande que la sonrisa de un niño. Y cuando se puede hacer algo para evitar que esa sonrisa se marchite reflejamos la enorme grandeza de la humildad.

Pero por duro que sea decirlo, suponiendo que lo expresado por Rodríguez al respecto sea todo cierto, Estados Unidos es otro país, esos niños son cubanos.

Lo enormemente trágico e inexplicable es cuando los propios compatriotas atentan contra la vida de los niños. Recordemos que el 13 de julio de 1994, once niños fueron asesinados cuando la embarcación en que viajaban junto a sus padres, fue hundida a la salida de la Bahía de La Habana para impedir que llegara a costas estadounidense.

A quince años de ese hecho, y a pesar de las solicitudes realizadas por diferentes ciudadanos, los responsables, intelectuales y materiales de ese crimen, no han respondido ante los tribunales. Y tampoco los restos mortales de esos niños, víctimas totalmente inocentes, han sido sacados de las aguas para ser depositados en el seno de la tierra donde nacieron. Tal vez, el canciller Bruno Rodríguez pueda hacer algo al respecto.

Durante decenios, la explicación oficial a todos los dolores en Cuba es el “bloqueo” estadounidense. Pero ese “bloqueo” no parece afectar mucho la trayectoria de vida y los intereses personales de los que forman el núcleo de la “Revolución” (el gobierno más viejo en toda la historia de América).

Este año, por ejemplo, se han dedicado a crear cementerios, con sus correspondientes mausoleos, pero donde no hay vestigios de ninguna creencia religiosa, para ubicar en ellos a todos los muertos actuales y pasados que han formado parte activa de la toma y mantenimiento del poder. Nada dicen de cuanto ha costado eso. Mientras tanto, un millón o más de familias carecen de viviendas.

Debido al accionar del régimen durante este medio siglo, nada indica que Estados Unidos pueda sentir algún tipo de presión moral para levantar su embargo. No importa quien allí sea Presidente. Todo indica que habrá embargo mientras el mismo grupo antidemocrático gobierne en la isla. El vecino del norte no está obligado además a sentirse responsable por los problemas de los cubanos.

La búsqueda de soluciones a los problemas nacionales tienen que intentar buscarlas los propios gobiernos. Ese es un ABC de la época contemporánea, ¿quién no lo conoce? Presuntamente para eso están ahí y para eso los gobernados les pagan. Si los gobernantes cubanos son incapaces de hacer eso, está más que demostrado, la solución es que den una pequeña muestra de humildad y se larguen.