RETRATO HABLADO

Por Guillermo Fariñas
cocofari62@yahoo.es


La Chirusa, Villa Clara, noviembre 5 de 2009 (PD) Los cubanos más suspicaces quedaron sorprendidos con el programa televisivo “Vale la Pena”, trasmitido por la televisión nacional, el pasado 16 de octubre del 2009. Su habitual conductor es el profesor de psicología en la Universidad de La Habana, Manuel Calviño.

El espacio nocturno de televisión de ese jueves fue un retrato hablado. Versó respecto a la actitud que tienen algunos compatriotas de nunca aceptar pública o familiarmente los errores cometidos por ellos en los disímiles roles sociales que tienen en sus respectivos contextos.

Resultó altamente sorpresivo el hecho de que este catedrático disertara en cuanto a la intolerancia de personas en cargos responsables. También dijo existen individuos que son incapaces de aceptar negociación alguna con quienes no piensan como ellos acerca de contradictorios aspectos de la realidad que nos rodea.

Incluso, ese psicoterapeuta latente que siempre lleva por dentro el profesor Calviño, fue un poco más allá y calificó de poseer pensamientos autocráticos, a quienes se condujeran así con el prójimo. Este término asustó bastante a sus ex – discípulos, colegas, admiradores y detractores, pues es una denominación peligrosa en Cuba.

Manuel Calviño es un Doctor en Ciencias Psicológicas en el mayor centro de educación universitaria del archipiélago. En su etapa como alumno de su actual especialidad y sus primeros pasos profesorales, interactuó como cantante del grupo musical “Moncada”, lo que demuestra que es portador de una empatía personal indiscutible. Estas características personales y académicas llevaron a que fuera escogido por el aparato de control político-social castrista para contrarrestar la influencia entre los cubanos de otro psicólogo radicado en Miami, en este caso del doctor Roberto Ávalos, ya fallecido, quien conducía magistralmente en Radio Martí el programa “El Arte de Vivir”.

La no aceptación de fallos, la intolerancia, oponerse a hacer tratos y ser autocráticos, es la condición sine qua non del régimen político todavía en el poder en la isla. Para el totalitarismo nacional aún disfrazado de comunismo, hacer todo lo criticado por Manuel Calviño es su quintaesencia.

El ser humano nacido aquí en esta tierra, que es poseedor de todos estos rasgos como sujeto social se nombra Fidel Castro Ruz, con todo lo que representó, representa y representará para la dinámica pasada, presente y futura de la nación.

La disertación del doctor Calviño resultó demasiado hiriente para el sistema político fidelista, porque sin hacer alusión a persona alguna, desenmascaró magistralmente su atributo peculiar: la terquedad con que se abusa del poder total sobre una sociedad esclavizada.

Otros son los tiempos que corren al interior de Cuba y alrededor del mundo, por eso el conductor no fue a parar con sus huesos a Villa Maristas. Algunos observadores de la realidad cubana plantean que el gobierno castrista está en una situación de gobernabilidad muy frágil y su represión acarrearía un alto costo político.

Pudiera ser que “Vale la Pena” surgiera hace más de una década, como un intento de reprimir con sutileza al pueblo cubano. Pero los acontecimientos cambian y el programa se ha transformado en un espacio de catarsis social y esto en un pueblo amordazado por una dictadura de 50 años, es hoy indefectiblemente un sitio de libertad.

Tras terminar de ver el programa en el canal 6 de la Televisión Cubana, los vecinos de Santa Clara que salieron a aliviar los últimos calores, antes que entrara el primer frente frío de la temporada, comentaban unos con otros con picardía: “Óyeme, el profesor Calviño le hizo al Comandante en Jefe un retrato hablado”.