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lunes, 9 de noviembre de 2009

El odio y la violencia en Cuba. Por Huber Matos Araluce.


"Se puede pedir no más violencia en Costa Rica y Oscar Arias no se sentiría ofendido. Si lo hacen en México, serían las bandas de narcotraficantes las aludidas. Pero decir “no más violencia” en Cuba es negarle el oxigeno a la tiranía. La violencia estimula al esbirro y aplaca el temor del dictador. Las tiranías sobreviven por la violencia, física o sicológica, refinada o brutal, siempre sistemática..."



El odio y la violencia en Cuba.
Por Huber Matos Araluce.



Si hubieran permitido a Yoani Sánchez participar en la manifestación a la que se dirigía, la noticia del evento ya se habría diluido entre las oleadas de información que sin cesar, se desplazan en el mundo digital. Pero la dictadura castrista le teme tanto, que tenían que impedirle a golpes que llegara a las calles G y 23 a unirse con otros 200 jóvenes cubanos en una manifestación por el “amor” y a clamar por “no más violencia”.

¿Es un delito apoyar el amor en Cuba? Sí lo es.

El amor es el antídoto del odio.

¿Es ilegal en Cuba manifestarse contra la violencia? También es cierto.

No puede haber dictadura sin odios, ni tiranía sin violencia.

En Cuba el castrismo sembró una cultura de odio que ha alimentado durante medio siglo. Odio de unos cubanos contra otros, “de los buenos contra los malos”, de los que “tienen la razón contra los que no la tienen”. Sin odios no hubieran perdido la vida tantos cubanos en el paredón, ni habrían padecido prisión o exilio cientos de miles, millones, por su amor a la libertad.

El odio sirve para justificar los comités de vigilancia y la prisión por razones políticas. Sin odios no se les pueden dar golpizas en la calle a ciudadanos que no han violado la ley, ni representan un peligro a otras personas.

¿Es un delito pedir: “no más violencia”?

¿En una dictadura? Por supuesto.

Se puede pedir no más violencia en Costa Rica y Oscar Arias no se sentiría ofendido. Si lo hacen en México, serían las bandas de narcotraficantes las aludidas. Pero decir “no más violencia” en Cuba es negarle el oxigeno a la tiranía. La violencia estimula al esbirro y aplaca el temor del dictador. Las tiranías sobreviven por la violencia, física o sicológica, refinada o brutal, siempre sistemática.

Con su cobarde acción contra Yoani Sánchez y su valiente acompañante, la tiranía ha aumentado el caudal de simpatía y solidaridad que ella ha ganado en el mundo. Es una muestra de que el castrismo sigue siendo el mismo, que no hay un cambio auténtico, que se aferra al poder con insolencia, dispuesto a proteger sus privilegios sin respetar los derechos humanos. Creen que con zarpazos, sumados a la indiferencia o la complicidad de la ONU y de la OEA, podrán detener a una generación que quiere ser dueña de su destino y que tiene valor para defenderlo.

Publicado por Huber Matos Araluce en http://patriapuebloylibertad.blogspot.com/

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