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martes, 10 de noviembre de 2009

El muro de la vergüenza

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Ricardo Carreras

El siglo XX nos dio momentos de gran felicidad. Se cumplen estos días dos décadas del derribo del muro de la vergüenza. Y digo bien: derribo, porque el muro de Berlín no se cayó solo. Lo derribaron. Quizá hay quien prefiere hablar de caída para no tener que reconocer que hubo quien contribuyó a derribarlo y hubo quien no hizo nada -o peor, ayudó a sostenerlo-.



Honrar, honra, y es justo recordar que ese feliz momento ocurrió gracias a que gente como el Papa, Juan Pablo II, Lech Walesa y a su manera hasta Gorvachov y tantos otros hicieron algo -o mucho- por demoler ese engendro llamado bloque comunista.

Sería bueno recordar también a los doscientos asesinados de un balazo en la espalda por tratar de cruzar esa ignominiosa muralla. Lamentablemente, no fueron las únicas victimas del 'socialismo real'.

Con el derribo del muro se terminó -casi- de 'desmorcillar' el totalitarismo -feroz y nefasta lacra del siglo pasado- en su variante comunista/socialista/marxista. Esa rama es gemela de la variante nazi/fascista, aunque tenga mejor fama.

Ambas llenaron de miserias y cadáveres los países que las sufrieron. Ambas creían, a diferencia de Kant, que el fin justifica los medios.

El marxismo bebe de las peores fuentes de Hegel. El marxismo, mezclado con lo más nefando del nacionalismo, produce fascismo o nacional-socialismo. No olvidemos que el partido nazi se llamaba el Partido Obrero Nacional Socialista Alemán o NSDAP -Nationalsozialistische Deutsche Arbeiterpartei-.

La lucha de clases se convierte en lucha de razas. Los obreros son la raza aria. Los burgueses, bichos o gusanos enemigos de la clase obrera para los marxistas, se convierten en los judíos, negros o razas inferiores para los nazis. La utopía de unos y de otros pasa por discriminar o, si es necesario, aniquilar a quien no forma parte del 'nosotros'. La propaganda de ambos es casi idéntica. Y las dos ramas del totalitarismo llenan de penurias y tristeza el siglo XX. Entre las dos, son responsables de la muerte de más de 100 millones de personas. Hay que decir que los comunistas gobernaron más países y por más tiempo, mataron más -Stalin y Mao son los mayores criminales del siglo XX- y disimularon mucho mejor. Como demuestra la benévola percepción, en muchas mentes despistadas, de las palabras comunista o marxista, comparada con la carga léxica que tienen el decir nazi o fascista.

Ese engendro sobrevive hoy, lamentablemente, en Cuba y en Corea del Norte. Ojalá derriben -o se caigan- pronto los muros del totalitarismo castrista o del coreano.

Lo mismo puede decirse de regímenes teocráticos como el saudí o el iraní, que no le van mucho a la zaga.

Derribaron el muro de la vergüenza y estamos mejor ahora.

Derribaron el muro de Berlín. Y entre los apellidados Marx, Groucho demostró ser mucho mejor filósofo que Carlos. Y mucho más beneficioso para la humanidad.

> En la imagen: Varios hombres derriban el muro de Berlín en 1989.



Nota personal:
Yo fui testigo presencial, yo vi nacer un mundo nuevo en la Europa Oriental.Es un privilegio que no puede describirse con palabras.Vi una nacion unirse despues de varias decadas de separacion y ocupacion.
Berlin estuvo de fiesta y los alemanes de oriente y occidente se echaban en los brazos y lloraban como niños de la emocion.Yo festeje con ellos la union de esta gran nacion y la despedida del ejercito ruso de ocupacion.

Jorge Luis Llanes Naranjo

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