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domingo, 15 de noviembre de 2009

EL VIRUS DEL SABOTAJE EN SAGUA LA GRANDE

EL VIRUS DEL SABOTAJE EN SAGUA LA GRANDE

No es mi culpa si me atrapa.
Por: Pepe Beltrán





En Sagua es común cargar baterías recargables en el trabajo, porque “si lo cargo en mi casa me cuesta”, dicen resueltamente los empleados, pinchos y mayimbes sin distinciones, que llevan desde un teléfono hasta un acumulador a su centro de trabajo. Tradicionalmente estas han sido algunas de las frases más comunes: “mami tráeme hojas de tu trabajo que no tengo”; “papi necesito pintura, tráeme un poco de la fábrica, “viejo necesito ácido para limpiar el baño”; “ Tío trae manteca”…esa epidemia de “ataques al estado” es ya muy primitiva si se observa que actualmente más que “extraer” lo que se hace es “destruir”.





Existe una determinación común, que nadie sabe de donde salió, ni cuando se introdujo en la sangre de la población, quizás sea por evolución del virus que está reaccionando de forma destructiva sin que nadie lo haya planeado ni organizado. Es una especie de virus que transfiere al humano el comportamiento de las termites. “Todos destruyen porque nada es de ellos”, es la única explicación que se oye en el experto sociólogo, o psicólogo, y puede que sea parte del fenómeno pero no toda la explicación. Quizás todo esté relacionado con “el gen del egoísmo” (Ni pa mí, ni pa nadie), o con el “gen de la venganza” que de forma natural despierta cuando las dictaduras son muy largas.




He visto hasta arrancar un solo ladrillo de una pared pública para llevarselo escondido dentro de un saquito para la casa. ¿Le servirá de algo ese ladrillo solitario o es un acto de temor extremo a la escasez?. ¿Por qué no llamarle “sabotaje innato?.Pero también me han contado algunos cocineros de "cómo escupen la comida de los turistas." que nunca comen sus hijos o vecinos.




Hubo una época atrás que se regó por toda Sagua la idea de dejar las llaves de agua abiertas tanto en los centros laborales como en las casas, para así ocasionarle gastos y dolores de cabezas al gobierno, algunos llegaron hasta contar hasta cuanto “litros-horas” habían gastado y competían entre sí para ver que se llevaba el record, alguien conocido confesó con orgullo de vencedor: “Asere, ya llevo un piscina olímpica yo solito”; pero incluso los realizadores de estas acciones descubrieron que estos eventos constribuían a incomodar incluso a los más comprometidos con la tiranía los cuales llegaban a echar pestes contra el gobierno cuando “escaceaba el agua”. Nadie se los enseñó, creemos, eso apareció como si en realidad existiese un “inconsciente colectivo” que se dispara cuando se llega a un límite establecido por la providencia de antemano. Los famosos “geólogos” de Sagua la Grande, son un grupo de jóvenes tira-piedras que aplican eso de que “ni pami, ni pa nadie”, cuando con sus intifadas rompen vidrieras que son un bochorno o burla para los pobres de la Villa.




El actual estado viral de ese proceso de conspiración consiste en dejar encendidas luces y equipos eléctricos, usarlos más de la cuenta en los centros laborales, maltratarlos hasta el recalentamiento, gastar toda la electricidad que sea posible sin que la culpa salga de la colectividad y pueda identificarse en la individualidad. Eso es muy fácil en la Fábrica de Calderas, en la de Bujías o en la Electroquímica, foco principal de estos “gastos desconocidos”, pero lo interesante es que tenemos reportes de estas acciones en granjas, escuelas, comercios y “otras unidades laborales”, ¡ que nadie me creería si les revelara su nombre! ¿Es una especie de locura esa de gastar hasta el extremo para sentirse abundante?.





Es interesante dejar sentado que estos sabotajes a la electricidad no los realizan los opositores históricos ni los disidentes modernos cuya acción tiende más bien al pacifismo, la acción de venganza contra una larga tiranía que ya sobrepasa el cansancio y se siente como torturadora llaga ardiente, la lleva a cabo el grueso de la población, el ciudadano promedio, la ejecuta el alumno, el maestro, el obrero, el licenciado; mis vecinos, mis primos, mis tíos, los cuales a veces se detienen por la represión pero no por la ideología como en otros tiempos cuando se sentían revolucionarios; ideológicamente ya no tendrán retroceso, ni las más rebuscadas promesas los confundirán de nuevo, ni la prisión ni las torturas los harán revolucionarios de nuevo. Tiempo vencido….




Las actuales investigaciones en muchas unidades de trabajo debido a sus gastos excesivos, reflejan que ya el gobierno se ha dado cuenta que ni Sagua ni Villa Clara cumplen el “compromiso de gasto eléctrico” porque algo raro está pasando, pero muchas veces…”hasta los propios investigadores son parte del complot”, la mayoría de los centros no cumplen con el plan acordado y muchas veces “ni plan tienen” algunos lugares de la Villa del Undoso.





Ricardito González, director de Uso Racional de la Energía en la Unión Eléctrica (con aire acondicionado en su casa), está muy enfadado con Villa Clara pues “los fraudes” son cuantiosos, así como los incumplimientos, lo cual quiere decir que aunque llame “fraudes” a los sabotajes e “incumplimientos” a la rebeldía; el escándalo ha tenido que hacerse público porque “la cosa no hay quien la pare”.




La venganza del gobierno es cuchillo de doble filo, y consiste en: “cortarle el servicio a los centros incumplidores”, pero sin darse cuenta que en ellos caen muchos revolucionarios que ya no lo serán más por odio inducido que anestesia a los anticuerpos dando paso a este desobediente “Virus del Sabotaje”.

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