Vamos a las estadísticas, que el mundo es moderno. Zoe Valdés, con todo y sus plumas, está entre los primeros 50 cubanos más famosos de la internet (#49 según Wip List). Por encima de ella, en hembra criolla, sólo buscan a Vida Guerra, Gloria Estefan y Celia Cruz. La primera es un culo siliconio hollywoodense y las otras dos son discos de pachangas. Para que hurgen por el ciberespacio buscando a una china vestida de piñata mejicana que antes escribía y ahora cocina, hay que tener ganas de ver sus recetas de carne con patatas a la argelina. Punto. Quien la acuse de celos y envidias por problemas de podio, pelo o anorexia con Yoani Sánchez es tan idiota que le deben gustar los caracoles de Ninoska. La superblogger del sector Plaza es un adorno de imitación para saleta que vivió en Zúrich y tras dos años pidió a llanto vivo - a la misma oficinita de inmigración que le dio videoshow - que la dejara entrar de nuevo a Cuba porque no encontraba curralo ni en banco de Ginebra ni en relojería de Berna. Al menos la Valdés se ha mantenido firme en París aferrada a los yerros de la Eiffel engordando. Nuestra chica de la muleta no da para más. Su blog es peor que el diario de una teenager en Facebook. Desde que salió a fajarse con Mariela hasta que mandó al Macho a sabotear un festival callejero cual kukluxklan encapuchado parado en esquina de Harlem, no le queda ya sino ponerse a escribir las intimidades de sus noches de Suiza. Y a eso es a lo que Zoe parece que le tiene pavor. Que cualquier erotismo que escriba se lo vendan al por mayor entre Montaner, Frank Calzón (su proovedor de pelucas) y la editorial PRISA. ©varela
Posted by varela blog
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