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domingo, 1 de noviembre de 2009

Juanita sigue enmarañandose




Por WILFREDO CANCIO ISLA
wcancio@elnuevoherald.com

Desde que Fidel Castro cayó gravemente enfermo hace más de tres años, Juanita Castro se ha mantenido pendiente de la evolución de su salud, pero asegura que no ha viajado ni viajaría a Cuba en caso de la muerte del ex gobernante o de cualquier otro familiar allegado.

"Cuando me enteré [el 31 de julio de 2006], ese mismo día llamé a mi hermana Enma a México para saber lo que estaba pasando'', recordó Juanita. "Mantengo contacto frecuente con Enma y también llamo a mi hermana menor, Agustina, a La Habana... Fidel es un ser humano, llevamos la misma sangre y por mis principios cristianos no puedo alegrarme de la enfermedad de él ni de nadie''.

Fidel y Juanita no han hablado nunca más desde que ella abandonó Cuba el 19 de junio de 1964, acosada por la vigilancia policial y las amenazas represivas a sus actividades conspirativas. Pero Enma, de 74 años y considerada la hermana predilecta de Fidel, viaja con regularidad a la isla y mantiene sistemática comunicación telefónica con Juanita en Miami.

Una semana después del lanzamiento internacional de sus memorias con la confesión de haber trabajado para la Agencia Central de Inteligencia (CIA) entre 1961 y 1969, Juanita conserva la ecuanimidad y el aplomo que han marcado sus momentos cruciales en la vida. La salida del libro en Estados Unidos, España y varias capitales latinoamericanas ha resultado un indiscutible éxito editorial y Santillana ya sacó a la calle una segunda edición.

Juanita comparecerá este domingo en los noticieros de Univisión-Canal 23, en los horarios de 6 y 11 p.m. en el capítulo final de la serie televisiva que acompañó la publicación del libro Fidel y Raúl, mis hermanos. La historia secreta, escrito en colaboración con la periodista mexicana María Antonieta Collins. Durante su presentación responderá preguntas enviadas por la audiencia, algunas de ellas profundamente complejas: "Si tuviera que decidir entre la libertad de Cuba y la vida de Raúl Castro, ¿qué haría?", la cuestiona un televidente.

A pesar de la popularidad del libro y la serie televisiva, han sido días muy difíciles para ella. Sus confesiones han revivido viejas acusaciones y fantasmas del pasado, y han desatado hasta una protesta pública de la organización Vigilia Mambisa, que el pasado jueves destruyó carátulas del libro frente al Consulado de España en Coral Gables.

"Estaba preparada para enfrentar este barrage de infamias y de insultos que me ha perseguido desde que llegué al exilio'', comentó Juanita durante una larga entrevista con El Nuevo Herald. ‘‘Sentí que debía defender el honor de mis padres, el prestigio de mi madre que ha sido pisoteado de manera miserable por difamadores que hablan en las estaciones locales sin pruebas de ninguna clase, simplemente por el odio a Fidel''.

A los 76 años, Juanita dice estar tranquila con su conciencia, porque se enfrentó al régimen comunista desde dentro, y puso en peligro su vida para proteger y esconder en su propia casa a opositores perseguidos en la isla.

"Mucha de esa gente que critica y difama no le interesa ni quiere una transición democrática en Cuba'', manifestó. "La calumnia es su modo de vida, y con ello le hacen más favor al régimen que beneficio al exilio''.

Entre los polémicos asuntos que ha encarado durante estos días está también la difusión de un memorando desclasificado del Departamento de Estado, según el cual un funcionario llamado Matthew D. Smith reporta a sus superiores en Washington sobre la presunta sugerencia de Juanita de arrestar a combatientes anticastristas que preparaban acciones violentas y desembarcos clandestinos en Cuba. El documento está fechado en Miami el 19 de diciembre de 1969.

"Era la acusación que me faltaba, la de chivata'', ironizó Juanita. "No recuerdo ese encuentro en absoluto, es contradictorio que yo dijera eso en momentos en que estaba comprometida con enviar gente armada a Cuba, así que si hay alguien interesado en demostrarlo, que presente las pruebas''.

El periodista Salvador Lew, quien coordinó todas las actividades de Juanita desde su llegada al exilio, tampoco recuerda el encuentro con Smith. "De las cosas que me enorgullezco todavía es de mi memoria y puedo asegurar que ese encuentro no ocurrió, la implicación no tiene pies ni cabeza''.

Para esa fecha, Juanita, la agente Donna de la CIA, había roto sus vínculos con la organización y estaba enfrascada en brindar ayuda, con sus propios recursos, a la expedición armada de Vicente Méndez, un integrante de la organización Alpha 66. Méndez desembarcó con sus hombres en Cuba el 17 de abril de 1970 y cayó en combate contra las tropas cubanas.

La ruptura de Juanita con la CIA sobrevino abruptamente luego que dos agentes enviados de Washington le pidieron que era necesario cambiar su discurso anticomunista para favorecer la política de coexistencia pacífica con Moscú, impulsada por el presidente Richard Nixon.

"El trabajo con la CIA resultó un tiempo perdido y para mí ya es palabra muerta'', enfatizó Juanita, quien decidió naturalizarse como estadounidense en 1982. "Pero debo reconocer que Estados Unidos fue el único país que ayudó de verdad a los cubanos cuando se nos cerraron las puertas en casi todas partes''.

Juanita retoma el tema de los Castro Ruz e insiste en que no regresaría a Cuba por ninguna emergencia familiar, a pesar de que Fidel no es el único de sus hermanos enfermos y ancianos. Angelita, de 87 años, y Ramón, de 85, están con serios problemas de salud y al cuidado de sus hijos.

"Me gustaría poder ir, pero en circunstancias diferentes a las que dejé atrás hace 45 años'', expresó. "Sé que en mis manos ha estado pedirlo a través de mi hermana Enma, pero siento que debo ser solidaria con mis compatriotas que en situaciones semejantes no han podido despedirse de sus seres queridos. Definitivamente renunciaría a esa oportunidad si se me ofreciera''.

Por Enma, radicada en México desde 1960 junto a su esposo, Juanita recibe noticias de primera mano sobre sus otros cinco hermanos que permanecen en Cuba. Agustina, de 70 años, también se comunica por teléfono con ella, y recibe medicinas y ayuda monetaria desde Miami.

Recientemente ha sabido de la evolución favorable y la mejoría de Fidel, de 83 años y alejado del poder desde julio del 2006.

"Sé que Fidel le ha pedido a su hijo Fidelito [Fidel Castro Díaz-Balart] que se preocupe especialmente de los cuidados de su madre, Mirta Díaz Balart, ahora que ha quedado viuda'', contó Juanita.

Mirta Díaz Balart, de 80 años, fue la primera esposa de Fidel Castro. El matrimonio se disolvió en 1955 y ella reside en España desde 1968. Su última visita a Cuba se produjo en noviembre del pasado año y por primera vez permitió a la prensa tomarle fotografías junto a su hijo.

Mirta se encontraba en Cuba en julio del 2006 cuando se produjo la intervención quirúrgica de Fidel Castro y pudo visitarlo días después en su lecho de enfermo. En La Habana recibió la noticia de la muerte de su esposo por 45 años, Emilio Núñez Portuondo, con quien tuvo dos hijas. Juanita no ha tenido contacto con ella desde finales de los años 50.

Sin embargo, habla orgullosa de sus intercambios y relaciones con los más jóvenes descendientes de la familia Castro, hijos y nietos que han salido de Cuba en busca de mejor futuro y de oportunidades para decidir en libertad su propio destino. Al menos 11 descendientes de sus hermanos viven en España y Estados Unidos.

Uno de los acontecimientos relacionados con el libro fueron las primeras declaraciones de Francisca Pupo, la hija de Fidel Castro que vivía de incógnita en Miami desde 1999. Pupo, de 57 años, es el fruto de una relación extramarital de Castro con Micaela Cardoso, una mujer residente en Santa Clara, en el centro de la isla.

Juanita la conoce desde que Pupo tenía nueve años y Fidel pidió a su madre, Lina Ruz, que atendiera la niña como familia y la visitara en Santa Clara.

"Tenemos que hablar de reconciliación entre cubanos y de transición democrática en Cuba, y es Raúl Castro quien tiene en sus manos la posibilidad de iniciar ese proceso de reformas en el país'', consideró Juanita.

"El pueblo cubano dentro de la isla debe ser el protagonista de esos cambios con nuestro respaldo desde el exilio. El camino de la lucha armada es letra muerta hace tiempo y debemos hallar una salida por medios pacíficos para terminar con este peregrinaje de 50 años. Hay que reconocer que hoy estamos en un punto muerto de nuestra historia'', afirmó.

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