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sábado, 25 de septiembre de 2010

HAY QUE ARRIMAR EL ALMA



Por Aldo Rosado-Tuero

Cuando lo que se persigue, o lo que se dice perseguir, es algo tan sagrado y tan sublime como la libertad del suelo que nos vio nacer y la implantación de la democracia y la justicia social en la patria nuestra, no basta con las buenas intenciones, ni con promesas que no duran más allá de una semana. ¡Hay que arrimar el alma!

Hay que arrimarla a todo lo que se haga. No basta con que me dedique todos los días que me queden de vida a elaborar diariamente un periódico digital de denuncia y combate a los enemigos de la libertad. ¡Hay que arrimar el alma!


No basta con hablar por radio, desde un programa de micrófono abierto, ir a la televisión, escribir un artículo periodístico, hacer comentarios, fajarnos con los castristas en un foro de internet o ir a la esquina del Versailles a discutir sobre Cuba. ¡ Hay que arrimar el alma!

No nos podemos conformar con lo que hasta ahora estamos haciendo. Se necesita que una resuelta minoría inasequible al desaliento, arrime el alma a la tarea.

Cuando se haya conseguido que un núcleo notable de cubanos( y fíjense que no digo cubanos notables) vayan más allá del simple quehacer de denuncia, cháchara entre amigos y creer que cumplimos con el deber para con la patria, porque hicimos alguna de las pequeñas cosas arriba anotadas, ese día comenzaremos a andar el camino de la verdadera recuperación de la patria y de las libertades perdidas.

Hay que arrimar el alma a todo lo que se haga o se planee con relación a Cuba. Sólo así, enamorándonos de lo que hacemos, lograremos que el cansancio no nos gane, que el desaliento no cunda y la esperanza no muera.

Arrimar el alma, es ponerle ganas de verdad a todo lo que se inicie en relación con el combate a la tiranía. El no conformarnos, con la pequeña tarea que hicimos hoy, sino hacerse el firme propósito de hacer más y más cada día. Hoy más que ayer y mañana más que hoy.

Arrimar el alma significa acabar con la complacencia y sentirse incómodo con uno mismo porque hoy no hice la que debía por mi patria y su libertad. Arrimar el alma es autoanalizarse con espíritu crítico cada noche al acostarse.

En fin, Arrimar el alma, es convertir a Cuba, en la brújula que guíe nuestras vidas y sobre todo, no estorbar si no podemos ser útiles al servicio de esa sagrada causa. Dejar el camino abierto y facilitárselos a los que han arrimado el alma.
(Nuevo Accion)

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