Mijail Bárzaga Lugo abraza feliz a su madre Gladys Lugo Expósito, en el hostal "Welcome", donde se hospedan los excarcelados cubanos tras su arribo a Madrid
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Por FABIOLA SANTIAGO
fsantiago@MiamiHerald.com
MADRID -- Apretujados en el hostal Welcome, que anuncia habitaciones a 18 dólares por noche - lo mismo que cuesta el viaje en taxi al centro industrial de Vallecas, ubicado a unas 10 millas del centro de Madrid-, los 11 ex presos políticos cubanos que llegaron esta semana a España con sus familias enfrentan un futuro incierto en un país duramente afectado por la recesión.
Los disidentes no están eufóricos, como se esperaría, y pese a las blancas camisas, las corbatas a rayas, los pantalones de vestir y los zapatos de cuero con los que el gobierno cubano los subió en un avión rumbo a la capital española, se les ve fatigados por los siete años que pasaron en celdas sin ventanas junto a presos comunes, y su súbito vuelo transatlántico.
"No he podido disfrutar. Yo no puedo sentirme libre mientras haya un preso político en Cuba. ¿Cómo puedo sentirme feliz con todo lo que dejé atrás?", pregunta Mijail Bárzaga Lugo, de 43 años, que estuvo preso en cuatro cárceles acusado de publicar noticias sobre la vida en Cuba a través de CubaNet y Radio Martí.
Bárzaga y los otros son parte de un grupo de 75 periodistas independientes y disidentes pacíficos detenidos en la ola represiva del 2003 conocida como la Primavera Negra. Estos 11 presos liberados son los primeros de los 52 que deben salir en libertad y viajar a España en los próximos cuatro meses, según un acuerdo negociado por el gobierno español y el cardenal Jaime Ortega, la principal autoridad de la Iglesia Católica en Cuba. Otros dos del grupo de los 75 --el poeta y columnista Raúl Rivero, liberado en el 2005, y Alejandro González Raga, liberado en el 2008-- también fueron reubicados en España.
Además de Bárzaga, los que llegaron entre el martes y el miércoles fueron Ricardo González Alfonso, Léster González, Omar Ruiz, Antonio Villareal, Julio César Gálvez, José Luis García Paneque, Pablo Pacheco, Omar Rodríguez Saludes, Normando Hernández González y Luis Milán. Todos viajaron acompañados por familiares, algunos de ellos miembros de las Damas de Blanco, que marchan en La Habana todos los domingos pidiendo libertad para los presos.
En Madrid la llegada de los ex presos ha generado titulares de prensa y ásperas discusiones entre el presidente del gobierno y el Parlamento por el precario estado de la economía. Sólo haber ganado la Copa Mundial de fútbol ha podido levantar el espíritu de los españoles, que sufren de un alto desempleo, clausura de empresas, aumento del costo de la vida y un creciente número de inmigrantes procedentes de América Latina, Africa y el Medio Oriente.
Pero los nuevos refugiados, agradecidos por su libertad, han capturado la atención de la nación con sus historias sobre la vida en la prisiones cubanas y la naturaleza de los ‘‘delitos'' por los que fueron condenados a entre 15 y 20 años: dirigir una biblioteca desde casa, escribir o transmitir reportes de prensa, organizar un grupo religioso disidente y organizar una agencia de prensa.
Garía Paneque era un cirujano plástico especializado en el tratamiento de quemados. Milán era miembro de la organización disidente Movimiento Cristiano Liberación. Rodríguez había establecido una agencia de noticias independiente. Ricardo González era corresponsal de Reporteros sin Fronteras. Gálvez --que pidió "paz, libertad y democracia'' para Cuba en una conferencia de prensa tan pronto como llegó a Madrid-- hacía reportajes para la Voz de las Américas y El Nuevo Herald.
Pacheco, que tiene familia en Miami y espera vivir allí, escribía para un blog desde la cárcel provincial de Canaleta, en Ciego de Avila, con la ayuda de amigos que sacaban la información a escondidas.
Vio su blog, Voces tras las Rejas, por primera vez después de llegar a su hostal el martes y sentarse en una de las computadoras del vestíbulo.
"Lo vi y lloré'', dijo Pacheco. "Estoy muy agradecido a la gente [fuera de la prisión] que me ayudó a hacer esto''.
Algunos de los familiares de los presos liberados también han estado en la cárcel por defender los derechos humanos y oponerse abiertamente al gobierno de Castro.
"El cuerpo mío está aquí, pero mi mente y mi corazón están en Cuba'', dijo Belkis Bárzaga Lugo, de 46 años, que cumplió un año de prisión en Matanzas por portar una pancarta que decía "Libertad para los Presos Políticos Cubanos'' durante una procesión de devotos de Santa Bárbara a una iglesia de La Habana en el 2000. Un agente de la Seguridad del Estado había visitado su casa y le había advertido que no hiciera ninguna manifestación pública en el evento religioso.
Dos años después de su liberación, su hermano Mijail, quien lleva el nombre de un campeón ruso de ajedrez porque así lo decidió su padre, un viejo comunista, fue acusado de ser "mercenario'' y condenado a 15 años por reportar noticias de Cuba al exterior. Belkis se convirtió en una de las Damas de Blanco y ahora ha seguido a su hermano a España. Pero no sin otra discusión con las autoridades cubanas que, en el último minuto, le dijeron a Mijail que su hermana no podía salir con su hija de 7 años porque el padre no la había autorizado. La familia, que estaba en contacto con el padre, sabía que no era cierto.
El cardenal Ortega, que está llamando personalmente a los presos para anunciarles su liberación y ofrecerles viajar a España, dicen los presos, le había prometido a Mijail que saldría con todos sus familiares.
"Yo me planté y le dije: ‘Pues no ve me voy', y la firma apareció'', dijo Mijail Bárzaga Lugo. "Todo fue un truco para hacernos más daño. Yo no iba a dejar a mi hermana atrás''.
En la cárcel todos sufrieron males digestivos. Tenían un hueco en el suelo de la celda para hacer sus necesidades y dormían en planchas metálicas, encadenadas a la pared, sobre delgadas colchonetas.
"Perdí mucha visión estando encerrado en una celda toda pintada de blanco'', dijo Bárzaga. Algunos están seriamente afectados por una enfermedad del sistema inmunológico provocada por la desnutrición.
"Convivimos con ratas, cucarachas, escorpiones y... tengo que decirlo, señores, con la mierda, con el excremento'', dijo Gálvez en una conferencia de prensa televisada el miércoles en la Asociación de Prensa de Madrid.
Algunos de los presos liberados consideran su expatriación "una deportación'' y le mostraron a una reportera de The Miami Herald la marca de "salida definitiva'' en sus pasaportes, mientras que los documentos de los niños y adolescentes decían ‘‘emigrantes'', lo que significaba que algún día podrían regresar a Cuba.
Todavía peor, el estatus de los presos políticos y sus familiares en España está lejos de ser seguro. Hay consecuencias jurídicas en dependencia de si optan por el estatus de refugiado o inmigrante, y no saben en qué asesoría jurídica pueden confiar sobre el tema.
En el hostal reciben boletos para tres comidas al día y vales de la Cruz Roja para lavar la ropa. No tienen aire acondicionado en sus minúsculos cuartos y durante el día la temperatura sube a casi 100 grados. Las habitaciones tienen tres camas dobles cada una y comparten los baños en el vestíbulo. Hay dos bebitos en el grupo, uno es un recién nacido al que la madre le da el pecho en el vestíbulo, el único lugar donde hay aire acondicionado.
El viernes por la tarde, Carlos P. Quintela, uno de los directores de la Fundación Nacional Cubano Americana en Miami, visitó a los presos liberados para llevarles un mensaje de gratitud y una donación de un cubanoamericano para ayudarlos a empezar una nueva vida.
"Ustedes son los mambises del siglo XXI y estamos agradecidos por todo lo que han hecho por la libertad de Cuba'', les dijo a los ex presos.
Se dice que el gobierno español quiere reubicarlos en Málaga y Valencia, pero los miembros de la comunidad cubana en Madrid, que los han estado visitando, se oponen a la reubicación porque estarían lejos de su pequeño sistema de apoyo.
El sábado, González Raga, el ex preso radicado en Madrid que ahora dirige el grupo de apoyo www.presos politicoscubanos.com y va al hostal todos los días, llevó caramelos a los niños y trató de alegrarlos con una pequeña fiesta para celebrar su nueva vida. ‘‘Les vamos a hacer un motivito para que se olviden de las cosas tristes'', dijo.
"Ahora tienen la atención de todo el mundo porque son noticia'', dijo Blanca Reyes, una de las fundadoras de las Damas de Blanco y la esposa de Rivero, que los visita todos los días. "Pero es su futuro, cuando ya no estén frente a las cámaras, lo que es incierto''.
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