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Óleo de una conocida calle en Santiago de Cuba, pintado por Yadira Escobar
La nación cubana, en medio siglo de experimentos sociales, manipulaciones ideológicas y ataques despiadados hacia su sociedad civil, vive hoy en total agonía, y muchos de sus hijos en triste diáspora no elegida por ellos, sino condicionada a una horrible pesadilla que les hizo imposible vivir en su país, han adquirido una ciudadania extranjera. Hay cubanos en cualquier parte del mundo, usando libertades prestadas por no poder disfrutar en casa el derecho natural e inalienable a todo miembro de la familia cubana, de ser un ciudadano libre. En Cuba no hay ciudadanos, porque sencillamente no hay república, y donde reina el absolutismo solo encontramos siervos, que obligados por la fuerza bruta de un Estado totalitario, deben de pedir permiso para todo, incluso al salir y entrar a su propio país.
Cuando un régimen exige servidumbre, ni hay república, ni ciudadanos, por tanto es normal que los siervos que escapen de la isla-cárcel y adquieran ciudadanías en las repúblicas que le dan asilo. La nación cubana no solo reside dentro de la isla, y merece una futura república que permita el ejercicio natural de sus ciudadanos libres, en condiciones de igualdad legal. Una ley de retorno que no penalice el haber adquirido otra ciudadanía, seria la mejor fórmula de fraternidad para una república joven que necesita de todos sus hijos.
Por todos es sabido que la revolución cubana tras muy poco tiempo se definió como un modelo de extrema izquierda, condicionando que los cubanos que en todo este medio siglo adquirian otras ciudadanías, generalmente se identificaran con la derecha política, de manera que en una futura república democrática no seria equilibrado que todos estos cubanos fuesen marginados de la vida política nacional, Cuba necesita de su izquierda y de su derecha politica para progresar.
Los cubanos necesitamos crear una avanzada moral que fomente la libertad, la igualdad, y la fraternidad necesarias al complicado proceso, no solo de crear una república, sino de formar también a ciudadanos maduros políticamente, que rechacen la violencia política, y la falta de respeto al derecho ajeno. No es con odios y rencores como se reconstruye una nación precisamente perjudicada por la propaganda del odio y las divisiones, sino con el consenso y la buena voluntad de los buenos cubanos que quieran ver en poco tiempo el fruto del trabajo común.
¡Sumate al nacionalismo!
Por Reinaldo Escobar(no es el cagatintas esposo de Yoanis)
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