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lunes, 5 de abril de 2010

Escándalo en las alturas





Escándalo en las alturas
Laritza Diversent

Circula en las calles el rumor de un escándalo de corrupción que involucra a altas figuras del gobierno. Los chismes involucran a los generales Rogelio Acevedo y Juan Escalona, quien fuera Fiscal General de la República. Se incluyen también otros miembros de las familias de estos dirigentes. Se especula que Acevedo está en prisión porque descubrieron cuentas a su nombre en el extranjero que ascienden a 14 millones de dólares, y varias propiedades en Chile. Las intrigas involucran a las sociedades anónimas de varias empresas mixtas cubana: Rio Zaza, Tropical Island y Sol y Son.

En el lío se mezcla a Escalona. Según los comentarios, ambos tenían negocios desde hace tiempo. Incluso se comenta que contaban con licencia tácita de los máximos líderes de la revolución. Se dice que fueron detenidos porque pretendían abandonar el país.

Los chismes coinciden con dos escuetas notas oficiales emitidas por el Consejo de Estado y publicadas en el diario Granma, con 15 días de diferencia entre una y otra. La primera: “Liberado del cargo de Presidente del Instituto de la Aeronáutica Civil de Cuba Rogelio Acevedo González”. La nota, sin dar más detalles, aclara que al destituido General se le asignarán otras tareas.

La segunda nota informa: “Se libera a Juan Escalona de sus responsabilidades como Fiscal General de la República por problemas de salud”, a la par que reconoce los méritos de su trabajo. A diferencia de la anterior, especifica qué funciones se le asignaran al destituido. Según las coletillas, estas sutiles diferencias se deben a que Escalona es un hombre de Raúl Castro. Los medios no se han referido a los comentarios, ni para afirmarlos ni para desmentirlos. Desde 1989, con el fusilamiento del General de Divisiones Arnaldo Ochoa, la prensa cubana no ha expuesto ningún otro caso de corrupción en las altas esferas.

La práctica, desde entonces, es divulgar, por medio de notas oficiales, las destituciones de los funcionarios como acuerdos del Consejo de Estado, a propuesta de su Presidente, previa consulta con el Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC).

El precedente más inmediato ocurrió en marzo de 2009, con las destituciones de los miembros del antes mencionado órgano político, Felipe Pérez Roque, Ministro de Relaciones Exteriores, y Carlos Lage Dávila, miembro del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministro, acusados en una de las reflexiones del compañero Fidel, de saborear la miel del poder.

¿Qué motivó las destituciones? Nadie del pueblo lo sabe con certeza. ¿A los destituidos, se les exigió responsabilidad judicial por las faltas cometidas? ¿Le rendirán cuenta a los electores que le dieron su voto? Eso jamás sucederá. Lo triste es que en los comentarios se intuye una dosis de verdad. Para nadie es un secreto que la corrupción en Cuba está institucionalizada y ha formado parte de la dirección “socio-lista” de los Castro.

La prensa oficial demuestra nuevamente del pie que cojea. No tiene escrúpulos para divulgar la correspondencia personal de un ciudadano, pero se niega a informar al pueblo sobre la corrupción y el tráfico de influencia de los dirigentes históricos de la revolución.

laritzadiversent@yahoo.es

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