Por Aldo Rosado-Tuero-Director de Nuevo Acción.
"La verdad de la verdad / y la verdad verdadera / y la verdad como un templo / son verdades como fieras"
Me rehuso a claudicar. Me rehuso a callar mis verdades. Me niego a seguir el ejemplo de otros que no se atreven a decir en voz alta, lo que murmuran a sotto voce. Siguiendo la prédica martiana de que "un hombre que no dice lo que piensa, no es un hombre honrado", grito a los cuatro vientos y a mis lectores, las cosas como las veo y las interpreto.
No tengo compromisos con nadie. Mis compromisos son con mi propia conciencia. Y con ella estoy en paz. Soy un iconoclasta empedernido. Y si en mi juventud, cuando tenía un porvenir por delante, rechacé una y otra vez, lisonjeras ofertas, amenazas, presiones y "sugerencias amistosas" para que "aminorara" mi independencia y fuera "un poco más comprensivo con los poderes constituidos", ¿A qué demonios voy a temer ahora que ya estoy en la recta final de mi vida?
Con las únicas limitaciones a que me obliga la ética, seguiré opinando y escribiendo a "calzón quitao" sobre la problemática cubana y expondré las conductas que me parezcan sospechosas y los hechos que brinden alivio, ayuda o sirvan para lavarle la cara a la tiranía castrista.
No soy infalible y claro que puedo equivocarme (¿quién no?), pero de lo que si pueden estar seguro los lectores, es de que no hay ni una pizca de malas intenciones y que reconoceré sin ambages, cualquier error cometido de buena fe.
Ahora mismo, me parece muy, pero que muy sospechosa, la actitud asumida por Oscar Espinosa Chepe y su esposa Miriam Leyva (ambos a la izquierda, siempre a la izquierda), no solo por el papel jugado en la artimaña de la Seguridad del Estado, para desactivar el candente problema de la fuerza que, mediante y a través de las Damas de Apoyo, iban adquiriendo las manifestaciones callejeras de la Damas de Blanco.
Dice el dicho popular, que "si camina como pato, come como pato, nada como pato, defeca como pato y hace cua, cua, tiene que ser pato". Y eso se aplica a la conducta de el ex alto funcionario de la tiranía Oscar Espinosa Chepe, que salió entre los primeros con "licencia extrapenal", ha permanecido en la calle "gordo y colorado que da gusto", quien cada paso que da, siempre, inevitablemente coincide con los deseos de la tiranía.
Chepe se ha caracterizado por hacer suyas todas las iniciativas que tiendan a ayudar al régimen castrista: Campañas contra el Embargo, recogida de firmas de presos para respaldar el Concierto de Juanes, promoción de Raúl como el "pragmático, cariñoso y familiar hombre" que traería los cambios necesarios y al que había que darle un tiempo para que demostrara todo eso. Y ahora, la sospechosa jugada de la carta en la que se pide a las Damas de Apoyo-- único factor de crecimiento para las Damas de Blanco--que dejen de acompañarlas.
Chepe y sus acompañantes tratan de chantajear a los familiares de los presos con promesas de ilusorias mejoras y posibles excarcelaciones, que si tienen lugar, no será por haber cedido, sino, por el contrario, por haber mantenido y subido la presión contra el régimen.
Lo más sospechoso, es que es la Seguridad del Estado, la que ha estado llevando ejemplares de esa carta (¿Quién la redactó?) a varias Damas de Blanco para pedirles que la firmen. Si eso no es complicidad, que venga Dios y lo vea.
Y lo más sintomático: Se descubre que otra vez, se usó por la misma gente, el mismo procedimiento de estampar en el documento, firmas que no han sido autorizadas, como ocurrió cuando el concierto de Juanes.
Por otro lado, salta a la vista, la desfachatez de firmar una carta como Damas de Blanco, de parte de personas que nunca lo fueron y otras como la principal co-promotora de la misiva, Miriam Leyva, que había renunciado públicamente desde el 18 de agosto del 2008. O sea que ya no es Dama de Blanco desde hace casi dos años. Y Elsa Morejón jamás, que yo sepa, ha caminado nunca con las Damas de Blanco. ¿Por qué entonces encabezar una iniciativa, respaldada y ayudada a distribuir personalmente por los segurosos, como "Damas de Blanco"?
Esa jugada, como "la mediación del Cardenal Ortega", está oscura y huele a queso.
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