El preso político Juan Carlos Herrera Acosta, uno de los 12 trasladados a centros penitenciarios cercanos a sus lugares de residencia tras los contactos entre la Iglesia Católica y el gobierno, consideró una "burla" su nueva ubicación, en la cárcel Combinado de Guantánamo, un sitio en el que estuvo internado con anterioridad y al que calificó de "antro de terror".
"No sé cómo no me asesinaron durante mi otro encierro" en esa penitenciaría, que terminó en 2002, dijo el disidente en declaraciones a Radio Martí.
Herrera Acosta, uno de los 75 disidentes encarcelados en la primavera de 2003, fue trasladado al Combinado de Guantánamo desde la Prisión Provincial de Holguín. El disidente, que cumple 20 años de cárcel, ha pasado los últimos siete años en régimen de máxima severidad, situación que se mantiene en su nuevo destino como represalia a su actitud contestataria.
"Me comunicaron que continúo bajo 'régimen muy especial'. Todo esto es una burla, un chantaje. Lo veo como una venganza política contra mí por mi posición", dijo.
El "régimen muy especial" limita las visitas familiares a una cada tres meses y el pabellón conyugal, a uno cada cuatro meses.
"Yo no voy a soportar esto porque es una doble tortura que se me impone: saber que estoy en mi propia provincia pero lejos de mi familia a la vez, porque continúo desde que ingresé en prisión, el 18 de marzo de 2003, en este tortuoso e inhumano régimen de visitas familiares y conyugales", dijo el opositor.
"Denuncio ante la comunidad internacional que esto (el traslado) es una burla más del gobierno. Está tratando de ganar tiempo (…) Aquí no hay ningún gesto de buena voluntad, aquí lo que hay es tortura física y psicológica", añadió.
Durante su estancia en prisión, Herrera Acosta ha realizado varias huelgas de hambre e incluso se ha cosido la boca como protesta por las golpizas y las pésimas condiciones de internamiento. Su única hija murió en un accidente de tránsito cuando viajaba a visitarlo.
"No les basta con todo lo que yo he sufrido", dijo.
(Diario de Cuba)
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