Por: Ivan Sañudo Pupo, ALAS
Una protesta tuvo lugar en el cementerio del Municipio de Regla, el pasado 17 de junio, cuando una familia se disponía a exhumar los restos de un hijo y se dieron cuenta que parte del cadáver había sido robado.
Los familiares de Ernesto Gómez Ávila quien murió hace dos años, encontraron el cadáver de su hijo sin los huesos de las manos, comenzando así un gran escándalo. El administrador del lugar y otros trabajadores no supieron darle respuesta a la madre que entre gritos los llamó “vendedores de mierda”.
La perdida de algunos huesos en los cadáveres se ha hecho común en estos tiempos, los que profesan la religión de Palo, llamados Paleros, necesitan para hacer brujerías estos restos, que muchos son bien pagados a los vendedores inescrupulosos.
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