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jueves, 17 de junio de 2010
EL SÍNDROME DEL EXILIADO - ARTÍCULO.
EL SÍNDROME DEL EXILIADO - ARTÍCULO.
Por: Iliana Curra
El título de este artículo lo he tomado prestado de mi amiga, Mirta Iglesias, y lo quiero usar para que muchos entiendan el por qué una parte de los cubanos del exilio se sienten mal cuando tienen que opinar sobre los cubanos que viven en la isla. Una especie de complejo de inferioridad de tipo geográfico.
La ya conocida “Carta de los 74”, confeccionada en el exilio por cabilderos del negocio con Cuba, que incluye un anglicismo que lo descubre, está firmada por algunos llamados disidentes que hasta nos mandan a callar desde la isla. Todo por un problema territorial: ellos están allá, y nosotros aquí.
Resulta que ahora han suscrito y enviado una carta a congresistas norteamericanos y a miembros del Comité de Agricultura de la Cámara de Representantes apoyando el Proyecto de Ley H.R. 4645 que tiene como título “Ley de reforma a las restricciones de los viajes y promoción del comercio”, una iniciativa para que los turistas americanos, ya sean de Alaska, Washington, Nebraska, Texas o Wyoming viajen a Cuba para llevarles la libertad a los cubanos, luego de pasar un curso de español sin barreras, por supuesto.
La otra medida sería que, el régimen pudiera comprar alimentos, pero esta vez a créditos, ya sabiendo que no pagarían nunca, terminando por pagar nosotros los contribuyentes. Quien conozca un poquito del tema sabe que la deuda externa cubana es tan grande que ni en un siglo se pudiera saldar.
Pero si a un exiliado cubano se le ocurre criticar esta carta y, sobre todo, decir que quienes las suscriben se contradicen al pedir la libertad y la democracia por un lado, y por el otro darle al oxígeno al régimen, tenemos que escuchar constantemente de que “lo están atacando”, no que tenemos el derecho de criticarlos porque somos cubanos también y nos concierne el tema. Porque cuando muchos de los que han firmado todavía apoyaban la dictadura, aquí ya existía un exilio que había padecido prisiones, campos de trabajo forzado, actos de repudios, fusilamientos de familiares, entre otras tantas barbaridades.
Si la presencia de los turistas en la isla la llevara a la democracia, Cuba fuera libre desde hace muchísimos años, pero ya sabemos que el turista que viaja a cualquier lugar, a lo que va es a divertirse, a bañarse en las playas, a tomar tragos y a bailar. Vamos a dejarnos de boberías y de tanto engaño. Los turistas españoles, canadienses, mexicanos y de otras regiones del mundo, lo único que han hecho en Cuba es degradar a muchachas y muchachos que buscando mejorar materialmente sus vidas, se lanzan al sucio mundo de la prostitución.
Cuba le está comprando alimentos a Estados Unidos desde hace algún tiempo, pero la libreta de racionamiento cada vez está más limitada, al extremo que la eliminará porque ya nada tienen que venderle al pueblo. ¿A dónde van a parar los alimentos que se compran? Pues a la alta jerarquía del Partido Comunista y el gobierno, y a los hoteles donde esos turistas se hospedan mientras se divierten en la isla.
¿Por qué no se puede criticar a un Héctor Palacios que ha pedido al Congreso norteamericano anteriormente que levanten el embargo? ¿Por qué no criticar a un Oscar Espinosa Chepe que ha defendido la posición de Raúl Castro como el hombre de los cambios en Cuba?
¿Cuál es el motivo para que no se mencionen, porque viven en Cuba? No. En Cuba vivimos todos los que queremos que sea libre, incluso los que de allí salimos hace 50 años o hace tres días, porque nunca nos hemos ido.
Ese síndrome del exiliado de tener que callarnos porque no se pueden criticar los que viven en Cuba tiene que acabar. Basta ya de tener que soportar que alguien como Oscar Espinosa Chepe te mande a callar, cuando no tiene el valor ni siquiera de debatir en un programa de radio y cuelgue el teléfono. ¿Esa es la democracia que practica?
Como tuve que escuchar a Guillermo Fariñas decir que a los turistas americanos “se le vendería tabaco por la izquierda” y que “las mujeres pudieran casarse con americanos”. ¡Qué es eso, por Dios! Si a estas alturas se piensa de esa manera, ¿qué hace esa disidencia que se conforma con seguir viviendo como nativos desclasificados.
No es un problema de opinión que no aceptamos. El problema es un hecho concreto de una solicitud de un proyecto de ley que no podemos aceptar porque nada tiene que ver con la libertad en Cuba. El embargo es un asunto interno de los Estados Unidos. Ni los alimentos al gobierno y a los hoteles, ni los turistas americanos dejarán nada favorable al pueblo cubano, y eso es lo que deberían entender.
Otro de los puntos es la manipulación con los presos políticos, a los que le hablan de cartas sin explicarles bien el contenido y los hacen firmar para tomar sus nombres como banderas. Así lo hicieron cuando el concierto de Juanes en La Habana. ¡Pura manipulación!
No se hacen concesiones a una dictadura cerrada, totalitaria y represiva. Nada más hay que ver en las condiciones que excarcelaron a Ariel Sigler Amaya y cómo están todos los que han quedado en prisión. Que se acabe el complejo de tener que callarnos cuando alguien dentro de la isla toma posiciones indignas o equivocadas. La libertad de Cuba no es un problema de espacio territorial, ni de latitudes y longitudes. Es un problema simplemente, de dignidad.
Posted by Iliana Curra
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