«Los presos en Cuba no sólo están privados de libertad, sino también de dignidad»

A. Doña - Jerez- La Voz Digital - España
.El disidente Alfredo Pulido llegó ayer a Jerez con parte de su familia, donde empezará una nueva vida tras siete años encarcelado. Los minutos transcurrían lentamente en la estación de Renfe de Jerez, donde la cubana Olga Rodríguez y su hija Aliuska se morían de impaciencia por recibir a los suyos. Siete largos años sin ver a su sobrina Rebeca y al marido de ésta, Alfredo Pulido, desde que en 2003 lo encarcelaran por mostrar su oposición al régimen castrista. Uno de tantos ejemplos del despropósito cubano que a los jerezanos coge sin embargo mucho más de cerca, pues el disidente y parte de su familia llegaron ayer a esta tierra para quedarse.

Cuando el tren hizo su aparición, Olga y Aliuska no pudieron ya contener el llanto junto a otros parientes que habían acudido a recibir al excarcelado, que viajó desde Madrid tras ser deportado de su país acompañado de su esposa, su padre, su hijo y dos de sus sobrinos. La alegría del encuentro no se pudo describir con palabras, en especial cuando Pulido salió del vagón y se hizo notorio su deterioro físico. «El que haya perdido los dientes es el colmo para un médico estomatólogo», intentó quitar hierro al asunto su tía política, mientras explicaba los duros momentos por los que ha pasado la familia.
«Estando preso ha estado muy enfermo y ni siquiera lo hemos podido ver, sólo su mujer». «La verdad es que nunca pensamos que lo iban a soltar», apostilló su hija, recordando que «lo encarcelaron sólo por escribir y pensar diferente al régimen, ni siquiera puso un cartel, él no hizo nada pero allí hay mucha represión». El protagonista, por su parte, que ha elegido Jerez para instalarse por encontrarse aquí los parientes de su esposa, se mostró emocionado y sobre todo nervioso, confesando que estaba «como en el limbo, pero al menos en un país libre».
«Perseguidos»
Visiblemente desmejorado pero con una permanente sonrisa en el rostro, tras abrazar a los suyos y hondear con fuerza la bandera de Cuba, dedicó unos minutos a los medios de comunicación para expresar su sentir. «Esto es una alegría aunque yo no pensaba en una deportación... pero bueno, al fin y al cabo tenemos raíces españolas». Pulido no pudo evitar acordarse de los que ha dejado en su país y de los años tan duros que ha sufrido en las cárceles cubanas. «Persiguen a la gente porque no piensa como ellos. Es un país dictatorial y autoritario donde no hay libertad de expresión, ni de asociación, ni de reunión, ni de prensa... Allí los presos no sólo están privados de libertad, sino también de dignidad».
Algunos, como recordó, han preferido permanecer en la cárcel, lo que calificó de «digno», a pesar de que tenían la posibilidad de abandonarla pero bajo el estigma de los expatriados. «Yo pasé siete años y cuatro meses en la cárcel, acusado de atentar contra la independencia y la soberanía nacional, e incluso se ha llegado a decir que nos pagaban potencias extranjeras. Seguiremos luchando en foros internacionales todo lo que haga falta».
En cuanto a su futuro, explicó que lo que más le urge es recuperarse al cien por cien, tras lo que le gustaría retomar su profesión en el caso de que pueda ser homologada en España. Por el momento, los recién llegados serán alojados en casa de su tía Olga, a la espera de poder normalizar su situación y tener recursos para independizarse, aunque siempre «bien cerquita» de los suyos, como subrayaron. De todas formas, Cruz Roja será la encargada de tutelar a estos cubanos, a raíz de un convenio firmado entre el Ministerio de Asuntos Exteriores, la Asociación Comisión Católica de Emigrantes y el Comité Español de Ayuda al Refugiado, por el que se les prestará alojamiento en caso de que fuera necesario; asesoramiento y seguimiento psicológico, asegurándose de que tengan cubiertas sus necesidades básicas.
Lo primero, como insistió el interesado, es que se curen sus heridas físicas, si bien el daño psíquico causado será mucho más difícil de resarcir, más aún cuando tantos paisanos suyos siguen luchando en Cuba por la supervivencia.

(fuente La Nueva Cuba)