por Esteban Fernández
“PAMPERS” PARA LA MOMIA APUNTALADA ©
El 13 de agosto cumplió 84 años el H.P. más grande que ha dado la Isla de Cuba y últimamente nos quiere apantallar con sus apariciones públicas pero la verdad es que luce un “esperpento apuntalado” con esas camisas de poliéster que le mandó de regalo la china Juang Yu y un camisón verde olivo con peste a ingle de oso hormiguero.
Observe usted que es un hombre que no puede ni reírse. ¿Qué tiempo hace que nadie escucha a Castro lanzar una carcajada? Inclusive hasta sus sonrisas son una especie de muecas de una hiena pariendo.
Y ¿es eso es natural debido a su avanzada edad? No, porque yo vivo rodeado, y hablo todos los días con un montón de felices viejos cubanos. Viejos que ríen, que hacen chistes, que hablan con orgullo de sus hijos, de sus nietos, de sus triunfos honestos en la vida. Ya a Castro no le quedan ni “sus promesas para el futuro”. Reapare como un imitador de Walter Mercado que en lugar de amor predice la desolación mundial.
Dicen que es multimillonario, sin embargo, tiene que ocultar sus millones, los niega, se indigna (en realidad vive indignado con todo) cuando alguien menciona su fortuna. Total, con todo el dinero que tiene ¿por qué no le ponen una buena dentadura postiza? En cualquier momento el orate fusila a su odontólogo.
Vive con Dalia y varios hijos y estoy seguro que estas cuatro personas son las más desesperadas porque se acabe de morir. Debe tener arrebatados a todos a su alrededor con sus matraquillas. Y los mantiene en un semi anonimato. Porque él no puede, ni sabe, ni quiere dar muestras de orgullo ni cariño, por su familia.
¿Se acuerdan de aquel estribillo que entonaban los fidelistas de “Somos socialistas lo dijo EL CABALLO y por eso vamos a celebrar el Primero de Mayo?”
Y quizás sus lacayos sigan allí celebrando el Primero de Mayo, pero “de caballo” no queda nada. En realidad ni penco es. Para mí que está a punto de convertirse en tasajo de caballo. El Caballero de París estaba más lúcido.
Debe ser desesperante para el tirano que no solamente en el exterior se hable de su inminente incapacidad para gobernar, sino que HASTA SU SUCESOR, el Cundango en Jefe Raúl, durante la reunión de la Asamblea lo miraba como diciendo ¿Qué diablos hacemos con este loco?
Nada más desesperante para sus seguidores que verlo todo cagalitroso delante de una pecera y el gran ridículo que hizo tratando de poder hilvanar unas palabras en la Mesa Redonda. Créanme que un niño de 8 años, o un guajiro analfabeto, pudieran hacerlo mejor que este hombre que hoy en día es un manojo de confusiones. Está totalmente inepto para sostener una polémica o un careo ni con un pionero allá, ni con un boy-scout aquí.
En un país libre no pudiera dirigir ni un puesto de hacer hamburguesas. ¿Ustedes vieron el vídeo de lo que no se vio en su comparecencia grabada? Confundido en las hojas que estaba leyendo, enredado en el párrafo que debía pronunciar, molesto, incómodo con el mismo, con su vida y con su decadencia.
A mí me parece que si los cubanos lo hubiéramos derrocado el 17 de abril de 1961, hoy en día estuviéramos viendo a los fidelistas en Cuba y en el mundo entero exhibiendo (como sí hubiera sido ayer) aquella foto de él, encaramado en un tanque junto a su perro sabueso José Abrahantes. Ahora necesitaría cien ayudantes para subirlo en una bicicleta. Desde enero de 1959 yo le pedía a Santa Bárbara que le lanzara un rayo. Hemos tenido que esperar 51 años para disfrutar de verlo luciendo un Matusalén electrocutado.
¿Se acuerdan ustedes de que nosotros decíamos, sin estar seguros a ciencia cierta, que no se lavaban nunca sus calzoncillos? Bueno, actualmente tal parece que lo que necesita es ponerse pañales. La peor ofensa para Castro actualmente no es tirarle una bomba desde un avión sino dos paquetes de “culeros”…
En realidad lo único que le queda y que lo mantiene en pie (aparte de un violento aparato de terror) es la negativa del diablo por aceptarlo a su lado. Además, tiene un equipo de médicos que a base de no sé que medicamentos logran levantarlo a “guapear” por unas cuantas horas. Queremos verlo muerto, pero lo estamos viendo muerto en vida.
Cortesía del autor.
(tomado del Blog de Zoe Valdes)
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