Tras 89 días en huelga de hambre, Fariñas espera «escéptico y expectante» que sea un paso hacia la liberación
El Gobierno inicia hoy los pasos previos para el acercamiento de reclusos y la hospitalización de los enfermos
Postrado en una cama del hospital y con graves problemas de salud, Guillermo Fariñas, el disidente cubano que ayer cumplía 89 días en huelga de hambre, confirmó por teléfono a La Voz las informaciones que ponían en su boca ayer las agencias de noticias: el Gobierno de Raúl Castro comenzará hoy a trasladar a presos políticos a cárceles situadas en sus provincias de origen e internará en hospitales a todos aquellos que se encuentren enfermos. El Ejecutivo evitó dar una confirmación oficial, pero, según fuentes eclesiásticas, «todo parece indicar que será así». Sería la primera medida producto del inédito diálogo entre el presidente Raúl Castro y la Iglesia católica.
«Fue la información que me dio el sábado durante su visita el obispo auxiliar de La Habana, Juan de Dios Hernández, que la recibió a su vez del cardenal Jaime Ortega, arzobispo de La Habana, tras una llamada del secretario del Consejo de Estado, Homero Acosta; me dijeron que el lunes día 24 comenzarían los pasos previos», afirma el disidente con voz asombrosamente clara, pese a su largo ayuno y los males que le ha acarreado.
La medida podría afectar a unos diecisiete presos políticos que están en cárceles lejos de sus familias y al menos a los 25 que están enfermos.
¿Significa esto un primer paso hacía la liberación de los presos políticos? Desde el hospital provincial de Santa Clara, donde ingresó el 11 de marzo, Fariñas se muestra a la vez «escéptico y expectante». «Podría ser un primer paso, pero habría que esperar. Soy como Santo Tomás, 'vista hace fe y ver para creer'».
Pero hasta que la liberación sea un hecho, el opositor no está dispuesto a poner fin a su ayuno. «Nosotros no hemos hecho 89 días de huelga de hambre y sed para que los presos sean hospitalizados o acercados a su lugar de residencia, nosotros la estamos haciendo para que 26 opositores sean liberados. Cuando eso sea así, nosotros daremos los pasos apropiados», afirma taxativamente. ¿No considera por un momento el peligro de muerte que supone para usted? La respuesta es clara: «Estamos en las manos de Dios».
Problemas de salud
Y lo dice después de explicar los males que lo aquejan. «Estamos con una intoxicación de riñón bacteriana y me inyectaron por vena un antibiótico muy fuerte llamado Rosefín». «Los médicos -añade- están muy preocupados porque esta bacteria es muy fuerte y puede producir una parálisis renal». Además, sufre constantes «dolores de cabeza, articulaciones», y «hace unos días sufrí cistitis y un cólicos nefrítico». «Han conseguido introducirme una catéter por la vena subclavia para recibir nutrición por vía parenteral», explica. Su peso es de 66 kilos.
Fariñas llama la atención sobre que varios de los prelados que han dialogado con el régimen fueron detenidos en los años sesenta por la Unidad Militar de Ayuda a la Producción. «La temida UMAP envió a su campos de concentración a los creyentes de cualquier religión, homosexuales y artistas», y cita al arzobispo de Santiago y al obispo de Santa Clara, entre otros.
«Eran adversarios ideológicos del régimen -recalca- y, sin embargo, ahora se sientan en una misma mesa. Esto nos da esperanzas de que también nosotros podamos sentarnos a las misma mesa de negociaciones». ¿Para acordar una transición? «Sí, una transición democrática que lleve al poder a aquellos que ganen en las urnas», afirma.
Rosa Paíno
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Redacción/La Voz de Galicia
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