El pobre Manolín de yerbatero a salsero. Con música y mito construye el globo de su fantasía. En él todo es subdesarrollo.
El lastimero caso de Manolín, el curandero de la salsa
Justo J. Sánchez
No conocía el opus musical del tal Manolín, uno de tantos productos de la maquinaria cultural cubana que un día de repente aparecen en Miami. ¿Pidió asilo político? Sin éxito comercial declaró en 1999 para oídos de la prensa cubana: “en Miami existe una mafia que discrimina y humilla a los artistas cubanos radicados allí. Lo que se ha creado en Miami es una mafia, mi experiencia en Miami es más que suficiente, yo podría decir que conocí el infierno”.
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El cantautor, que alega ser doctorado en ciencias médicas (¿Universidad de Regla o Guanabacoa?), publica ahora otro manifiesto en su quehacer de politólogo. Con el título “Sólo para inteligentes” -excluye al autor- el salsero afirma que “los Castro [Fidel y Raúl] son gente bendecida por la vida”. El uso de “son gente” es gesto lingüístico inconfundible del español que se maltrata en la isla.
Regresemos a escuchar los profundos razonamientos y evaluaciones de Manolín: “Cuando creíamos que Fidel se moría y todo se derrumbaba, resurge Fidel en su mejor papel, que es el de político, y su hermano Raúl, en su mejor papel, que es el de administrador. Cuando creíamos que todo llegaba a su final, que no había cabeza para seguir, entonces resulta que sí, que lo están haciendo mejor. Pues Cuba es hoy, después de 50 años, lo que debió ser desde el principio. Fidel debió siempre ser el político, el que prevé los conflictos, el guía, el de los discursos, el que encanta. Y Raúl el que lleva el país, mas doméstico, es mejor administrador, lo verán”.
Saquemos conclusiones. Dentro de la visión caudillista de Manolín la muerte de Fidel representaría el cataclismo. Para los isleños no hay fe en las instituciones ni procesos, sólo en los titanes. Fidel con sus discursos seniles sobre el próximo apocalipsis nuclear está realizando su mejor papel. La economía cubana, próxima al colapso, comedores laborales cerrados, abastecimientos limitados constituyen para el cantautor señales de progreso. “Cuba es hoy, después de 50 años, lo que debió ser desde el principio”. No consulta las estadísticas o, en el mejor de los casos, delira. Aunque risible, no deja de ser lastimero. ¿Estará buscando un regreso al tambaleante paraíso habanero? Cabe la pregunta: ¿por qué abandonó su utopía?
Tinta y Veneno no es foro de discusión sobre las rabietas de salseros de poca monta. Merita sin embargo ver que quien escribe “Sólo para inteligentes” sufre la agonía y frustración del ambicioso narcisista que encontró trabas a su estrellato. No vemos aquí más que un infantil intento de venganza contra los que se interpusieron en su camino al éxito. Sus escritos tocan el punto neurálgico del exilio de Miami: los hermanos Castro. Otra sería la salsa de Manolín si los Estefan le otorgaran un contrato con Sony. En su repertorio escucharíamos "The Star-Spangled Banner" y "America the Beautiful".
¿Una visión de la Cuba de Chartrand o estampas de la contemporaneidad? Desajuste sicológico.
Este patrón es el común denominador del recién llegado que sufre la perturbación sicológica del desajuste a su nuevo ambiente (Adjustment Disorder, DSM IV). Inmediatamente idealiza la Cuba que ha dejado atrás: el sentido de comunidad y solidaridad, la alegría, los logros educacionales, hasta lo bien que se pasaba en la Escuela al Campo. Por supuesto, no dejan de ser ideaciones patológicas que responden a un trauma.
Manolín y sus compatriotas de la generación presqu’arrivé sufren un conflicto de identidad. Busquemos su base de fanáticos: la “Generación Y”. Vemos ejemplares como Yoanka, Yolaxy, Yisel, Yisianny, Yaimara, así como Liusbiviana y Osmani. ¿Qué moda proletaria explica tantas ye? Han pasado su juventud y primera adultez dentro de un país que se distingue por su posición anti-yanqui, por sus denuncias a la “mafia de Miami”. Al pasar del tiempo sienten la presiones inconfundibles: la fula y la Yuma. Ven con ojos críticos a su país derrumbarse, la necesidad de casarse con extranjeros o caer en Miami, centro de la “mafia”. En el retrovisor, sus vidas ¿no se antojan como una gran mentira o una estafa? ¿No se experimenta un fundamental sentido de traición? ¿Cómo explicar y editar una juventud? ¿Cómo explicar ese tiempo pasado dentro de un manicomio de reglas arbitrarias en constantes permutaciones y diversos derroteros? ¿Cómo borrar al cruzar un trozo de mar los discursos en la Plaza, la UJC, la pañoleta de pionero, la beca, las guardias, las ilusiones de progreso, todo un historial de conexión institucional? Algunos, sin duda, han pensado sobre la tragedia a la que apunta estas preguntas. Los más bailan con el tal Manolín “dando cintura” y con movimientos de brazos como aquel que limpia ventanas.
Manolín y sus homofóbicos hacen un hechizo a la salsa y la sociedad.
A raíz de la publicación de la más reciente diatriba en busca de publicidad -Niurka Marcos de la salsa- la reacción de algunos en la “Generación Y” resultó alarmante. Prestemos atención:
-Tú sabes k esa estupida loka d franka cairo iba a hablar de ti en esew programucho askeroso de kinta d chismosas de ti y a lo mejor hasta yo salgo a relucir jaja y despuesa dice k no necesita d ti pa rating si hoy va a hablar de ti uy le pagan por eso jeje lokaaaaaa frustrada.
Agrega otro analista:
-Ese pajaro de Frank Cairo, have el pan con el medico, estaba muerto en vida,necesitaba agarrarse de alguien con gancho, es un parasito sin escrupulos y sin talento,bueno si,tiene talento para la mierda.
Llama la atención que no se escucha una crítica seria sobre el tipo de periodismo Frank Cairo ni su espacio televisivo de reportajes y comentarios rosa. Se escuchan en vez “estúpida loka” y “pájaro”. El tal Manolín jamás intervino ni corrigió este tipo de comentario homofóbico. ¿Por qué? Como informa La Jornada de México, el propio Fidel Castro asume culpabilidad por la persecución a los homosexuales en Cuba. Agrega la periodista Carmen Lira Saade: “Desde los años 90, la homosexualidad en la isla está despenalizada, aunque no deja de haber del todo casos de asedio policiaco”. Esta es una generación aún machista que en algunos casos puede ostentar la crueldad, el desprecio y la homofobia si bien parece tener un buen diálogo con la comunidad gay. La ambivalencia de esta complicada problemática comienza con los incidentes de encuentros homosexuales en la “Escuela al Campo” hasta la prostitución masculina de "pingueros" con hombres extranjeros.
Las perretas del malcriado Manolín ya son un ardid publicitario gastado. Los medios de comunicación deben exigir al curandero pedir a sus admiradores más cautela y conciencia al expresarse de la comunidad gay. En realidad la orientación sexual de Frank Cairo (aún si practica la necrofilia o gusta de los marcianos) sobra en una discusión sobre la pataleta de Manolín.
Tomado del blog:
http://tintayveneno.blogspot.com/
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