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domingo, 12 de junio de 2011

REMOLCADOR 13 DE MARZO, 17 AÑOS DE UNA MASACRE DE LA DICTADURA CUBANA!!!!!!!

Hundimiento del Remolcador “13 de MARZO”

El día 13 de julio de 1994 a las 3:00 a.m. aproximadamente, 68 personas de nacionalidad cubana que intentaban salir de la isla con dirección a los Estados Unidos se hicieron a la mar en un remolcador ("13 de Marzo", reparado en su totalidad y con un motor nuevo) al servicio de Fidencio Ramel Prieto, jefe de operaciones del puerto de La Habana y secretario del Partido Comunista de Cuba en aquel lugar, desde el puerto ubicado en la ciudad de La Habana. La embarcación utilizada para la huída pertenecía a la Empresa de Servicios Marítimos del Ministerio de Transportes.

Según testigos presenciales que sobrevivieron al naufragio, apenas zarpó el remolcador “13 de Marzo” del puerto cubano, comenzaron a ser perseguidos por dos barcos (Polargo 2 y Polargo3) de la misma empresa estatal. A unos 45 minutos del viaje, cuando se encontraba a siete millas de distancia de las costas cubanas - y luego de que trataron primeramente de acorralarlo en un lugar conocido como “La Poceta”-, otra embarcación (Polargo 5) perteneciente a la mencionada empresa se sumó. Iban equipadas con tanques y cañones de agua.

La embarcación de la empresa estatal cubana denominada “Polargo 2” bloqueó por delante al viejo remolcador “13 de Marzo”, mientras la otra embarcación denominada “Polargo 3” la embistió por detrás, partiéndole la popa. Las embarcaciones estatales se ubicaron en los lados laterales (Polargo 3 y Polargo 5) lanzándoles agua a presión -a todas las personas que se encontraban en la cubierta- mediante los cañones que poseían. La presión de los chorros es igual a 1500 Kg f por pulg. cuadrada y utilizaba agua salada extraída del mismo mar. Nunca terminaban los chorros.

El clamor de las mujeres y niños que se encontraban a bordo en la cubierta del remolcador “13 de marzo” no impidió que cesara el ataque. Dicha embarcación se hundió con un saldo de 37 personas muertas.

Muchas de las personas perecieron en el naufragio debido a que se vieron obligadas a refugiarse en el cuarto de máquinas por la alta presión de los chorros de agua que les lanzaban a todos los que se encontraban en la cubierta.

Lanchas guardafronteras se encontraban en la escena un poco alejados para que el hecho no tuviera matices militares, pero estaban allí contemplando el genocidio. Los sobrevivientes de la tragedia afirman que están vivos por un milagro, pues en el instante en que estaban a punto de morir, aparece un barco griego por las cercanías y al notar las lanchas guardafronteras que estaba viendo el hecho deciden finalmente prestar socorro. Estaban actuando al parecer con la idea de no dejar testigos. Gracias al barco griego hay 31 supervivientes.

Los sobrevivientes también afirman que los tripulantes de los tres barcos estatales (Polargo 2, 3, 5) no prestaron socorro a las víctimas. Regresaron a sus espigones vacíos. Una vez rescatados, los mismos fueron trasladados al puesto de guardacostas cubano de Jaimanitas, ubicado al oeste de La Habana. De allí, fueron trasladados al Centro de Detención de Villa Marista que también funciona como Cuartel General de la Seguridad del Estado. Las mujeres y los niños fueron liberados y los hombres permanecieron detenidos.

Negativa del Estado cubano a recuperar los cadáveres de las víctimas

En los días posteriores al naufragio, familiares de las víctimas que perecieron ahogadas se dirigieron a las autoridades cubanas a fin de rescatar los cuerpos que se encontraban en el fondo del mar. La respuesta oficial fue que no contaban con buzos especializados para rescatar los cadáveres.

Las autoridades cubanas dicen que no contaban con medios de izaje para sacar a flote la embarcación y rescatar los muertos. El perito dijo a uno de los sobrevivientes (Jorge García Mas) que el remolcador 13 de Marzo estaba hundido en un punto a 3,5 km de profundidad, el sobreviviente le desplegó una Carta Náutica que llevaba consigo e increpó al perito a que buscara esa cota de profundidad en el mapa, cosa que no podía hallar porque la cota mayor en ese sitio el veril no rebasa los 800 metros. Jorge afirma que ellos tenían dos medios importantes para sacar el remolcador: La grúa Pablo Sandoval y la Magnun XII (capaces de izar embarcaciones gigantescas hundidas a mas de 1000 metros ) y que si esa fuera la razón, por qué no le entregaron el cadáver de su nieto que se ahogo en la superficie, o el cadáver de Fidencio Ramel que fue impactado por un chorro de agua y se ahoga en la superficie, por qué no le entregaron el cadáver de Rosa M. Alcalde a sus familiares, quien sirvió de sostén a muchos sobrevivientes que imaginaron que era una balsa porque ella flotaba.

La organización sin fines de lucro “Hermanos al Rescate” -que se dedica a rescatar a los balseros cubanos que intentan escapar de la isla- solicitó autorización al Gobierno cubano para sobrevolar el lugar de los hechos, a fin de ayudar a rescatar los cadáveres, pero la petición fue rechazada de inmediato. Ninguno de los cuerpos de los ahogados ha sido rescatado por las autoridades cubanas hasta la fecha, a pesar de que el hundimiento del barco remolcador “13 de Marzo” tuvo lugar en aguas territoriales cubanas.




2.- Las Víctimas

Niños asesinados


1- Hellen Martínez Enríquez
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5 meses
2- Xicdy Rodríguez Fernández . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .


2 años
3- Angel René Abreu Ruiz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .




3 años
4- José Carlos Nicle Anaya . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .




3 años
5- Giselle Borges Alvarez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .




4 años
6- Caridad Leyva Tacoronte . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .


5 años
7- Juan Mario Gutiérrez García . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .


10 años
8- Yasser Perodín Almanza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .


11 años
9- Yousell Eugenio Pérez Tacoronte . . . . . . . . . . . . . . . . .


11 años
10- Eliecer Suárez Plasencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .


12 años

Jóvenes asesinados


11- Mayulis Menéndez Tacoronte . . . . . . . . . . . . . . . . . .


17 años
12- Miladys Sanabria Cabrera . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .


19 años
13 - Joel García Suárez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . .


20 años
14- Odalys Muñoz García . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .


21 años
15- Yaltamira Anaya Carrasco . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .


22 años
16- Yuliana Enríquez Carrazana . . . . . . . . . . . . . . . . . . .


22 años
17- Lissett María Alvarez Guerra . . . . . . . . . . . . . . . . . .


24 años
18- Jorge Gregorio Balmaseda Castillo . . . . . . . . . . . . . .


24 años
19- Ernesto Alfonso Loureiro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .


25 años
20- María Miralis Fernández Rodríguez . . . . . . . . . . . .


27 años
21- Jorge Arquímedes Levrígido Flores . . . . . . . . . . . . .


28 años
22- Leonardo Notario Góngora . . . . . . . . . . . . . . . . . . .


28 años
23- Pilar Almanza Romero . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .


31 años
24- Rigoberto Feu González . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .


31 años
25- Omar Rodríguez Suárez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .


33 años
26- Lázaro Enrique Borges Briel . . . . . . . . . . . . . . . . . . .


34 años
27- Martha Caridad Tacoronte Vega . . . . . . . . . . . . . . .


35 años
28- Julia Caridad Ruiz Blanco . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .


35 años

Adultos asesinados


29- Eduardo Suárez Esquivel . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .


38 años
30- Martha M.Carrasco Sanabria . . . . . . . . . . . . . . . . .


45 años
31- Augusto Guillermo Guerra Martínez . . . . . . . . . . . .


45 años
32- Rosa María Alcal de Puig . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .


47 años
33- Estrella Suárez Esquivel . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .


48 años
34- Reynaldo Joaquín Marrero Alamo . . . . . . . . . . . . . .


48 años
35- Amado González Raíces . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .


50 años
36- Fidencio Ramel Prieto Hernández . . . . . . . . . . . . . . .


51 años
37- Manuel Cayol . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .


50 años


TESTIMONIO DE UNO DE LOS ASESINOS MATERIALES,UNO DE LOS TRIPULANTES DEL POLARGO QUE EMBISTE AL 13 DE MARZO:

El Ministerio del Interior, por medio de una delación, sabía de los planes de fuga, y al más alto nivel -según una horrorizada fuente de la mayor jerarquía- se tomó la decisión de darles un terrible escarmiento. El general Colomé Ibarra -Furry para sus amigos- le informó urgentemente a Fidel Castro sobre los preparativos de quienes pretendían huir del país, y el Máximo Líder, personalmente, dio la orden de que fueran hundidos sin la menor misericordia. Lo de personalmente es un matiz tras el cual Colomé Ibarra, sin decirlo a las claras, diluye sus responsabilidad en el crimen. El adverbio no es mío sino de él.

Castro -en suma- conocía todos los detalles. Se le advirtió que en el barco irían numerosos niños que inevitablemente morirían, pero su respuesta fue inflexible. No obstante, para desmentir las predecibles acusaciones y denuncias, no sería la Marina de Guerra la que hundiría a cañonazos la débil embarcación, sino otros remolcadores de los denominados "bomberos", adscritos a la Empresa de Navegación Caribe, directamente controlada por el Ministerio del Interior, y el arma que utilizarían serían las mangueras de agua a presión. Anegarían el barco hasta hacerlo naufragar con su carga de civiles desarmados e indefensos a bordo.

Tan pronto el viejo remolcador 13 de marzo partió de la bahía de La Habana con sus ilusionados pasajeros -aproximadamente a las 2 y 50 de la madrugada-, las tres naves a las que se les encomendó la tarea de hundirlo fueron avisadas por radio. Una cuarta -un patrullero griffin de los guardafronteras- quedaría expectante a corta distancia del sitio elegido. Las tres "bomberas" se llamaban Polargo. Polargo 2 estaba bajo el mando del oficial del MININT apodado David; el Polargo 3 quedaba bajo la autoridad de Arístides; el Polargo 5, sin embargo, llevaba al frente a una persona muy especial, Jesús Martínez, Jesusito, un oficial cargado de rencores y deseos de venganza, porque recientemente, contra su voluntad, el barco en el que navegaba había sido desviado hacia la Florida sin que él hubiera podido evitarlo, y tuvo que regresar avergonzado para rendir cuentas ante sus superiores. Esta era su oportunidad de demostrarle al MININT que no se le podía juzgar por ese episodio. El era un combatiente de hierro. Un inderrotable revolucionario. Un hombre sin piedad cuando se lo ordena el Comandante en Jefe.

Y así fue. A siete millas de las costas, todavía en aguas territoriales cubanas, el Polargo 2 y el Polargo 3 -ambos de fabricación holandesa- comenzaron su macabra tarea de barrer la cubierta del 13 de marzo con potentes chorros de agua paradójicamente concebidos para salvar vidas y apagar incendios. Los pasajeros gritaron y alzaron en vilo a los niños para implorar por sus vidas. Fidelio Ramel, oficial de la embarcación que huía y cuadro desesperanzado de un Partido Comunista en el que alguna vez creyó, desapareció enseguida en medio del oleaje. Los Polargo 2 y 3 comenzaron a navegar en círculo para contribuir a la turbulencia de las aguas. La consigna era muy clara en esa fase de la "operación": que se ahogaran rápidamente un buen número de los náufragos. Los pasajeros que todavía permanecían a bordo trataban de esconderse bajo cubierta, en el cuarto de máquinas. Casi todos eran niños y mujeres.
Ese fue el momento "estelar" del valiente Jesusito. El Polargo 5 entró en acción. Con su quilla de hierro, a gran velocidad embistió por la popa al remolcador que, en ese momento, con los motores apagados, flotaba dando bandazos. Dio la vuelta y, ahora por la proa, remató la faena: el 13 de marzo se volcó y comenzó a hundirse. En su vientre de madera veintitrés niños -veintitrés- hechos un amasijo de carne golpeada, se ahogaron sin remedio, muchas veces abrazados a sus madres, otras, sin más consuelo que la rapidez de una muerte incomprensible y negra en un mar caribeño teñido de odio.

Una vez cometido el crimen se montó la coartada. Una lancha griffin de la Marina de Guerra Revolucionaria, apostado a 500 metros de los hechos, se acercó al matadero con sus reflectores y sus potentes bocinas. ¿Qué ha ocurrido? ¡Qué pena! ¡Son tantos los muertos! Quizás 35. Quizás 40. Con el mayor cinismo fueron izando a bordo a algunos sobrevivientes. El escarmiento había sido hecho. El héroe Desusito contempló satisfecho su proeza. Lo felicitaron.

¿Le salió bien la operación al Ministerio del Interior? Depende. El objetivo de aterrorizar a la población se logró. El país -que, a través de la onda corta, supo de los detalles del crimen por boca de algunos supervivientes que consiguieron comunicarse con el exterior- está consternado. Estremecido. Ni siquiera la dictadura haitiana asesina en el mar a los niños balseros. Algunos ingenuos pensaban que los militares cubanos no dispararían contra el pueblo indefenso. Ya saben la triste verdad: Castro está dispuesto al peor genocidio y su equipo de gobierno se convertirá -ya lo va siendo- en una insensible máquina de exterminio.

Pero esta vez el crimen ha sido demasiado monstruoso. Tanto, que se convertirá en un formidable elemento deslegitimador. Es difícil que los organismos internacionales le continúen prestando ayuda a gobiernos que hacen estas cosas y terribles. Es improbable que los Guitart o los Meliá, los Benetton y los Cardin, no sientan que la sangre de esas víctimas cubanas comienza a ensuciarles las manos o a mancharles los dólares que se ganan acarreando turistas sin tener en cuenta que con ese apoyo indirecto están armando brazos asesinos.

Qué hacer ante esto? Por lo pronto, reconstruir minuciosamente el crimen, levantar acta, y denunciar a los cuatro vientos lo acontecido. Sólo así cobrará sentido el inmenso sacrificio de las víctimas, los cuerpecitos hinchados de los niños, sus gritos en la noche, el ataúd sin estrellas de un viejo barco anclado para siempre en el lecho de un mar sembrado de cadáveres. Sólo querían un poco de libertad. Un poco.

4.- Epilogo

El gobierno cubano no hizo gestión alguna a favor de rescatar la embarcación hundida; tampoco entregó a sus familiares los cadáveres de las víctimas. Ni tuvo coraje político en abrir un proceso judicial para condenar a los culpables. Los autores de este crimen, todavía pululan indemnes por las calles de Cuba.
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FOTOS Y DECLARACIONES DE UNO DE LOS ASESINOS!!!!!!!

Jesus Martinez Gonzalez
Calle Frey Alonso No. 362
Entre Apodaca y H
Guanabacoa, Ciudad Habana
Cuba






Fuente de las Fotos: Net for Cuba



Fuente: Testimonio de Arturo Cobo Fundador del Hogar del Balsero en Programa de Maria Elvira Live del Lunes, 13 de Julio del 2009. En el programa se puso la foto de este asesino.


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Encuentro con el malvado

" El que ha cometido un asesinato
no parará hasta caer en la tumba:
¡que nadie intente detenerlo!”
( Proverbio 28-17 )

Los muchachos corretean sudorosos, de aquí para allá y de un lado hacia otro, por toda la cuadra de Fray Alonso a la vera de la Loma del Chipre.

De repente asoma por la calle H un jeep ruso; cachivache de los que abundan y gasta gasolina como un trastornado. El vehículo dobla a la izquierda y se estaciona justo al portón de la vivienda marcada con el número 362. En la puerta del carro un rótulo pone al desnudo su procedencia: Servicios Marítimos.

Tres hombres bajan del coche, incluso, el conductor. Uno de ellos, el más flaco, cuyo bigote tiende a unirse con la melena, va delante para trepar unos pocos peldaños en la escalera que lo lleva hasta donde vive. Los otros permanecen abajo.

Los muchachos han tenido que irse del sitio. En la boca del pasillo contiguo, el viejo Santiago parece contemplarlos; pero mira y no ve. Está ensimismado en sus pensamientos, como buscando aliento para encontrar su niño; el nieto desaparecido días atrás.

Son las dos y tantas de la tarde del jueves 21 de julio de 1994.

Casa de Jesús - Presione sobre la foto para ampliarla / Foto: Cortesia de Jorge A. GarciaEl melenudo no demora, y baja en compañía de su hermano; ambos se acercan al viejo vestidos del mismo uniforme color beige con trabillas en los hombros. El primero con voz entrecortada le dice:

—Quiero hablar contigo.

Todos en fila india caminan por el pasillo hasta donde vive Santiago en el fondo. Entran al comedor y se sientan a conversar a la mesa. Apenas habían intercambiado palabra alguna cuando el melenudo se pone de pie; alza su camisa por encima de la cintura y se tuerce de lado rotando en ambos sentidos y dice:

—Mira estoy desarmado -apaga su voz un instante como para tragar en seco y agrega:

—Vengo a que me mates.

El viejo Santiago, un tanto perplejo por la inesperada conducta, lleva su mano a la cabeza, tal vez buscando despejarla de malos presagios y le responde:

—Siéntate Jesucito... siéntate. A ver, ¿qué es lo que hay?

El hombre de treinta y no sé cuántos años le tiemblan las manos y se ha orinado en los pantalones.

—Por ahí están diciendo... una mujer por Radio Martí dijo que yo hundí el barco. Jesucito hace una pausa breve y prosigue: Yo no tuve que ver en eso; la culpa no es mía. Yo cumplía órdenes, cumplía órdenes. Te lo juro. La frase queda aleteando en el aire.

—Pero mi hijo Tinguino me dijo que tú estabas temprano aquí ese día, inclusive, que te había visto como a las siete de la mañana... ¿Puede ser? indaga Santiago.

—Sí, porque me trajeron casi amaneciendo responde Jesucito mientras pela de uñas sus largos dedos con los dientes. Esa noche yo no pensaba ir a trabajar, pero me llamaron del trabajo diciendo que, sin falta, tenía que estar allí a las nueve, porque había un Operativo. Entonces me fui. -Termina diciendo.

—Pero ven acá muchacho. Tú conoces muy bien a mi niño. Y mi niño iba atrás en la popa con su madre. No me vengas a decir que no los viste, con esos reflectores que ponían la noche como el día. ¡Coño chico!. No pudiste... no sé, encerrarlos, cogerlos presos, en vez de hacer lo que hiciste —reclama Santiago en tono más severo que al principio.

—La gente dice que yo hundí el trece con mi barco y no es así. Déjame explicarte: Yo estaba anclado de Guardia y de pronto me avisan, Jesús dale que se te va el trece. Yo salí les prendí las luces, y les pasé adelante por la garita. Hice señas con las luces para que pararan, pero no eché agua. Me atravesé delante y el capitán del trece me chocó. Dije: ¡eh! este tipo está loco y me despegué. A mi me echan la culpa, pero yo me mantuve todo el tiempo delante. -Asegura Jesucito.

—Oye viejo... por qué no los detuviste en El Morro si tú tenías una máquina más potente. Y no eras tú solo habían otros más. ¿Por qué no los detuvieron? Insiste Santiago, como buscando una respuesta de alivio a su dolor.

—Yo no podía detenerlos Santiago. Iba en contra de las leyes. Corría el riesgo de perder mi salario... mi trabajo de patrón de Polargo. Con eso voy escapando. Yo soy un bisnero como otro cualquiera; no soy revolucionario ni nada de eso. Además, yo tengo un hijo grande que está loco por irse del país. ¡A mí me mandaron a hacer eso! Afirma Jesucito.

Parece que todo está a punto de finalizar. Santiago se levanta, camina lento a la cocina, abre la gaveta del estante y saca un cuchillo grande; el mismo que usa a menudo para matar puercos. Lo toma con su mano asido con los dedos por la parte del mango y lo sacude enfilándolo hacia el techo.

—Esto que ves aquí se lo dejamos al tiempo —exclama Santiago a manera de promesa.

Jesucito palidece y con voz tartamudeante trata de sofocar el agitado instante.

—Les... tiré salvavidas a setenta metros. Tenía miedo que me abordaran el barco.

—¿Tú sabes lo que son setenta metros?. Parece que tú no sabes lo que son setenta metros. Sentencia Santiago.

Martha, la mujer de Santiago llega inesperadamente. Se ve indignada, y algo descompuesta se dirige a los presentes:

—Bueno, bueno... ya esto se acabó y más nada. Arriba, arriba. Ella temía que su hijo Leonardo; un mulo de violento, entrara en esos momentos y convirtiera aquel comedor en escenario de cruenta batalla; donde, naturalmente, a Jesucito le habría correspondido lo peor.
Aquellos hombres se levantaron sin objetar nada y caminaron dando tumbos hasta la sala. No hubo despedidas; el silencio se apropió de todos. Cuando salieron un fuerte tirón cerró la puerta como para sellar de un portazo aquel encuentro con el malvado.

A Jesús Martínez, alias el héroe, patrón del Polargo 5 se le atribuye la máxima responsabilidad del hundimiento del remolcador 13 de marzo donde treinta y siete personas perecieran ahogadas; niños una buena parte.

Santiago Gutiérrez, protagonista principal de este encuentro es abuelo de Juan Mario Gutiérrez García, niño de diez años desaparecido en el suceso.

“No es de cubano vivir como el chacal en la jaula dándole vueltas al odio.”
José Martí

(Esta información fue dada a Net for Cuba International por Jorge A. García, quien perdió 14 familiares ese día)

1 comentario:

chuchi dijo...

Fue un asecinato vil mente planeado y ordenado por el Partido Comunista del Puerto habanero. En la ciudad de Bayamo pueden encontrar al periodista bayames David Rodriguez Rodriguez, el cual defiende la accion realizada y responde diciendo "fué un lamentable accidente", pueden encontrar a esta RATA INMUNDA, así le llamo en facebook.

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