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domingo, 19 de junio de 2011

CARTA DESDE EL INFIERNO.POR HAROLD BRITO PARRA




“Al morir Harol Brito Parra tenía solo 38 años. 16 los había pasado en prisión por desacato al Comandante en Jefe, atentado, resistencia y desobediencia a los agentes de la autoridad. La seguridad del estado comenzó a investigarlo cuando solo tenía 13 años por ‘diversionismo ideológico’. Mientras, cumplía una sanción por un supuesto robo con violencia en la cárcel provincial El Típico de Las Tunas, murió esposado en una sala en el hospital Che Guevara a la 1:30 pm del 12 de febrero del 2011”.

Carta desde el infierno Por: Harol Brito Parra.

26 de enero del 2011 “Yo, recluso Harol Brito Parra, recluido en la celda # 4 del pasillo H del destacamento #15 de la prisión provincial de Las Tunas, con número de C.U 35166 por perseguido pacifista político que de niño me proclamé enemigo de la tiranía Castrista que durante 52 años ha aplastado y subyugado a nuestro pueblo cubano, matando, torturando, aterrorizando sin la más mínima gota de escrúpulos.”

“Nos encarcelan, nos desaparecen, nos humillan, nos ultrajan, y pienso que no hay palabras para explicar tanto crimen. Y las naciones, los gobiernos y toda la humanidad de la tierra nada hacen para acabar con tanto dolor y tanto sufrimiento.”

“Tengo 39 años de edad, los he vivido en prisión, 14 aproximadamente en prisiones de máxima seguridad y solo 2 en prisiones de trabajo forzado, llenas de condiciones infrahumanas para vivirlas, abarrotadas de enfermedades como el V.I.H.-SIDA, tuberculosis, bronquitis, lectospiroxis, bronconeumonías, hambrunas, ratones, cucarachas, chinchas, garrapatas, y Dios sabe que es verdad.”

“Las cárceles de la tiranía Castrista son el infierno terrenal. Nos quitan los medicamentos y encima de eso nos quitan la atención médica para regalársela a los compinches terroristas de los Castros de muchos países del mundo.
“Y no hay peor ciego que el que no quiere ver. Y ni las naciones, ni el mundo quieren ver el sufrimiento del pueblo de Cuba. Y no me manifiesto sin hechos y sin pruebas. He sido víctima de todo cuanto digo y de mucho más. No pretendo hablar mentiras, tengo pruebas para probar la verdad de lo que ha sido mi vida y de todo lo que digo.”

“En el año 1996, estando preso en las celdas de castigo del destacamento # 47 del Combinado del Este en Ciudad de La Habana, me enfermé por la humedad y por las condiciones infrahumanas de vida de bronconeumonía haciendo un derrame plural en el pulmón izquierdo, y estoy convencido de que solo Dios pudo haberme salvado, digo, si es verdad cuando los médicos dijeron que milagrosamente estaba bien y que el líquido que se había alojado en el pulmón izquierdo y las costillas había desaparecido inyectándome y dándome a tomar antibióticos.
“Después de esa enfermedad no mejoró mi salud, pues jamás alcancé mi peso corporal y mi cuerpo ha vivido enfermo hasta más de donde alcanzan las palabras para explicarlo, al punto de que el año pasado en abril casi me muero. Mejor dicho hicieron todo lo posible por dejarme morir”

“Gracias, primero que todo a Dios, por la voluntad de él muchos miembros de los partidos opositores y muchos periodistas independientes, logramos que no me dejaran morir: José Daniel Ferrer, (Papito), Caridad Caballero, Juan Carlos González Leyva, Alberto Méndez Castelló, Ana Belkis Ferrer, Roberto de Jesús, y muchas personas y varias iglesias de mi pueblo (Puerto Padre), mencionando a la Católica oraron por mi salud, me brindaron pan y medicinas, algo que también hizo la iglesia ‘Los pinos nuevos’, a la que asiste mi madre y se congrega con sus hermanos en Cristo Jesús.”
“Cuando los médicos se dignaron a atenderme por tantas razones y cuando a los guardias no les quedó otra alternativa que los médicos dieran una respuesta por tanta presión, entonces no pudieron darse el gusto de verme morir gota a gota.
“Tenía un tumor inmenso en la garganta y una tuberculosis ganglionar generalizada por todos mis órganos y por todo mi cuerpo. Y no les quedó más alternativa que aislarme y darme medicamentos”

“Estoy haciendo una carta para denunciar al mundo que los medicamentos que me dieron no curaron mi enfermedad. Me tomé las 100 dosis que me dieron durante un período de 6 y 20 días, 60 dosis de 14 pastillas un día tras otro, y 40 dosis de 7 pastillas lunes y jueves durante 4 meses y 20 días. No rechacé ni una vez las medicinas. Me tomé las pastillas los días que me las dieron tal como si hubieran sido preciosos brillantes. Y NO MIENTO CON ESTO QUE VOY A DECIR, ME DIERON EL ALTA SIN AÚN ESTAR SANO.
“El 4 de noviembre me dijeron los neumólogos que me llevaban para la cárcel. Después que me dieran la última dosis, que específicamente me correspondía la última dosis.”

“Desde ese día estoy en la prisión provincial de Las Tunas, viviendo en condiciones verdaderamente infrahumanas. He dicho que estoy bien a mi familia, a mis hermanos opositores, a los periodistas independientes, a mis amistades y a todos, he dicho que estoy bien a todos, creyendo en Dios, confiando en que lo estoy e intentando que los que me quieran no sufran. Pero todo tiene su tiempo y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Llegó el momento y el valor para proclamarle al mundo que estoy muriendo gota a gota por mis enfermedades pulmonares y ni el consejo de dirección de la prisión ni los miembros de salud de la cárcel hacen lo correcto y me dejan morir. En el mes de diciembre por reclamaciones mías logré que me hicieran dos esputos y una placa. La noticia del resultado de los esputos no me la dieron ni tampoco a mi familia. ¿Por qué esconden los resultados? La placa apareció en un cajón de los miles que hay en una prisión. Pero no como algo que guardaron, sino como algo que escondieron”.
“Gracias a Dios yo estaba en el lugar y en el momento que lo sacaron, pues gracias a Dios yo sabía donde lo escondían. ¿Por qué no la mandaron a un neumólogo y la escondieron donde estaba? ¿Por qué la esconden?
Por favor, que alguien en la tierra, después de saber esta, mi situación, interceda para no morir gota a gota, tal como se lo propone la dictadura Castrista.”

del Blog Cruzar Las Alambradas de Luis Felipe Rojas

2 comentarios:

Cuba testigos dijo...

Qué tristeza ensombrece el corazón cuando leemos estos testimonios desde Cuba. Pienso en ese4 muchacho como madre, como hermana o quizás como hija. Cuando se habla del dolor de nuestro pueblo, la mejor manera de comprenderlo, es poniéndonos en el lugar del preso, o en el lugar de sus familiares...es la única forma de comprender todo el abuso de la tiranía...

Jorge Luis Llanes Naranjo dijo...

Asi mismo Roxana, por eso traigo estos testimonios para no olvidar nuestros muertos ni tampoco a sus malditos asesinos.

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