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martes, 21 de junio de 2011

COMPLETAMENTE DE ACUERDO CONTIGO LUIS FELIPE ROJAS!!!!




Foto/Luis Felipe Rojas
Rolando Rodriguez Lobaina es mi amigo, haberse negado a abandonar Cuba hace unos meses atrás ha hecho que sobre él se hayan instalado peligros insospechados, hace unos dias recibí esta nota escrita por él y la quiero compartir con mis lectores.
“Repasaba en mi mente en estos días el camino recorrido contra la dictadura castrista junto a mi hermano Néstor. No fueron pocas las acciones cívicas iniciadas por ambos aquí en Cuba contra el totalitarismo
La última acción civilista en la que ambos participaríamos fue la campaña denominada ¿Qué son los derechos humanos?, correspondiente al Día Mundial de los Derechos Humanos celebrada el 10 de diciembre del año 2010. Pero el día antes mi hermano fue llevado a prisión en una estrategia de la policía política para forzarlo a salir del país, como ocurrió finalmente el 7 de abril del 2011.
Entrelazando ese evento con mi realidad recuerdo que en esa fecha de diciembre también fue detenido Eriberto Liranza Romero que ya era el presidente del movimiento cubano Jóvenes por la democracia en sustitución de mi hermano Néstor. Me conóo Eriberto que en esos días el Jefe de la Sección 21 de la seguridad del estado en La Habana le aseguró que mi hermano y yo iríamos a prisión. Como bien ocurrió meses después, el 16 de marzo de 2011 fui detenido en la carretera Guantánamo Baracoa por la policía nacional y conducido a un cuartel militar y trasladado al centro de interrogatorio de la seguridad del estado en la provincia donde me tuvieron preso tres días.
Al mismo tiempo que yo era confinado en una celda un aparatoso registro domiciliario con técnicas modernas de búsquedas ocurría en el hogar de mi madre en Baracoa, dirigido por el Delegado del MININT, máxima instancia del cuerpo en la provincia. El objetivo: capturar un sistema de antena satelital para conexión a internet que había estado por meses tirado en un rincón de la casa de mi mama y que nunca usé porque le faltaban piezas y además no sabía operarlo. Por eso me decían que me acusarían de espionaje y otra sarta de detalles incisos “legales’ por la propia policía cuando quiere enredarlo a uno en cualquier asunto.

Fui liberado bajo la condición de que continuarían las investigaciones contra mí y que podría ser procesado y que iría a prisión. En aquel momento no entendí pero días después sí, cuando pude ver que todo era un ardid para que yo abandonara el país, condición que rehusé.
Por aquellos días mi hermano Néstor preso e incomunicado esperaba salir del país con su familia y me permitieron una visita. Ahí supe que la policía y el G-2 lo presionaba para que me convenciera de que aceptara unirme al grupo de familiares que saldrían de Cuba rumbo a España. Mi hermano me ratificó que la policía política le había prometido a él que yo cumpliría largos de cárcel si no me iba del país.
En la visita que se me concedió con mis familiares en La Habana, previo al viaje-destierro de Néstor, los mismos fueron objetados y presionados para que me convencieran de que debía “montarme” en ese vuelo con ellos. Las palabras usadas por los uniformados textualmente fueron: “lo haremos tierra”.
Pero cometí el “pecado” de renunciar a la propuesta, pensar un poco más en que es necesario que se queden rebeldes acá que le hagan la vida imposible al totalitarismo.
Como no me voy del país y el régimen tiene puesto aparentemente un bozal con el tema de la prisión a opositores, la lógica indica que el camino a recorrer es el de la destrucción moral, psicológica y física de mi persona, así como lo ha hecho con el país, la vida y la esperanza de los cubanos todos. Estoy convencido que no soy el único.
Para ello utiliza cualquiera de las formas posible, no importa si sea disfrazando “opositores” que me ataquen o cuestionen para ganarse una tarjeta blanca que les permita salir del país o enviando delincuentes que de alguna manera me compliquen con cualquier asuntos para buscar la justificación que la policía política necesita para meterme por cualquier cosa en presión
He recibido en estos días llamadas de hostigamiento, mensajes oprobiosos, amenazas de agresión física u otros no menos alarmantes de elementos de procedencia dudosa mezclados con la oposición. Como si quisieran traer de vuelta la etapa del bonchismo vivido en las universidades de los años 40 del siglo pasado.
Yo a estas alturas de las provocaciones sé que enfrento un enemigo capaz de reducir a cenizas a cualquiera.
Sé que el régimen no las tiene en buenas con el pueblo y si persigue limpiar el escenario político en la isla debe saber que no será conmigo, supongo que hayan tenido en cuenta a los delincuentes que incluyeron en la lista de los deportados a España como prisionero políticos para enlodar ante la opinión pública nacional e internacional la imagen de los presos políticos, las razones de la lucha del pueblo cubano y del movimiento cívico de más de 20 años de lucha por la libertad. O quizás esos otros aquí en mi pueblo que con pertenencia a la oposición se prestan para colaborar con las fuerzas de la represión porque espera la dádiva de una tarjeta blanca o permiso de salida del país y se acogen al refrán “a río revuelto ganancia para los pescadores”.
No es la primera vez que se usa la campaña denigrante para enervar la opinión de las bases legales de nuestra causa, ya sea con el tema del mal manejo de los fondos de ayuda a la democracia en la isla u otro ardid malintencionado. Yo denuncio a ETECSA, empresa dirigida nada más y nada menos que por Ramiro Valdés, hombre fuerte de los Castro para controlar las comunicaciones y la INTERNET del país. También cómplice en el robo de 5 celulares de mi propiedad, efectuado por la policía política contra mí porque ha considerado que es objeto de estudio en los laboratorios de criminalística.

Siempre he dicho que nosotros los cubanos, de adentro y afuera, vamos a arreglar la nación, pero hay que empezar desde ahora. Por eso hay que revisar cómo hacer más efectiva nuestra lucha sin desviar la atención de los pilares que mueven la sociedad, quizás hasta el programa de refugiados debiera ser una opción para que no sea un trampolín de desalmados, con el respeto de todos los perseguidos políticos. Yo no me olvido que soy uno de ellos.
Ahora más que nunca se juegan variables determinantes para el futuro de Cuba, y no será con paternalismo y romanticismo dietético que lograremos darle al pueblo su libertad. Está claro que el régimen, apuesta todo en disminuir las confrontaciones en las calles entre la oposición y las fuerzas represoras. No lo hará acorralando mi activismo, centrado éste en la responsabilidad con mi gente.
Les recuerdo a mis enemigos que la causa libertaria en la isla está arraigada en el fundamento que la engendró, en todas las muertes fecundas que hicieron posible que esa semilla germinara a generaciones futuras, erguidas sobre la moral de Varela, Martí, José Antonio Echeverría, Boitel, Zapata, Soto.
De otros tantos como Fariñas, Antúnez, Liranza, Sara Marta, Caridad Caballero, Martha Díaz Rondón y muchos imposible de mencionar en este pedazo de resistencia cívica, llamado mundo digital, procedentes de la clase más humilde de la sociedad.
Eso sí, si algo me pasa, solo el régimen cubano es responsable. Para esos que andan calculando la dirección del viento que le favorezca, ¡que se aparten! Mientras, es preciso que todos ayudemos a concientizar el peso de la lucha por la democracia en la isla.”

Luis Felipe Rojas

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