Buscar este blog

jueves, 1 de octubre de 2009

Un año a la espera de dios


Sentada a la puerta de su nueva “vivienda temporal”, Esther se ha cansado de esperar por las promesas del gobierno y ha decidido dejarlo todo a la suerte. En ese pedazo de casa allá en el pueblo de Banes pululan las almas desesperadas, los incautos hasta ayer, los que cerraron los ojos, cruzaron los dedos y rezaron para que no viniera otro ciclón como el Ike, que por la bahía de Nipe entró a Antilla para estremecer su suelo.
Mildrei, Noemí, Consuelo, Ramona y Olga son de las mujeres que conocí después de ese septiembre del 2008. Todas me repitieron el mismo rosario de calamidades, la venta de una libra de clavos para fijar la tablas recogidas al azar en los postes de la estructura temporal y crear algo parecido a una pared, la imposibilidad de comprar un colchón de espuma o que les vendieran aunque fueran veinte tejas de zinc en lugar de cuarenta y al menos tener un techo para cobijarse todos en los aguaceros siguientes.
La franja nororiental de la Isla ha visto desfilar ante sí a toda una camada de mascarotes políticos e ideológicos con promesas que al parecer nunca se van a cumplir.
Mientras, una mujer espera en el quicio de la puerta un aviso, una señal de luz para alumbrar la vida.

No hay comentarios:

Entrada destacada

EL MUSEO DEL HORROR EN LA HABANA

  POR LA REVOLUCION DEMOCRATICA EN CUBA EL MUSEO DEL HORROR EN LA HABANA  Empotradas sus cenizas dentro de una gris piedra con forma de boni...