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lunes, 16 de abril de 2012

HOMENAJE A LOS HERORES Y MARTIRES DE BAHIA DE COCHINOS!!Felipito, un héroe que pasará a la historia. Ofrendó su vida al embestir a un tanque para frenar un avanzada!




Escrito por Germán Acero E./ LIBRE / Exclusiva

Esa mañana del lunes 18 de abril comenzó el infierno tras la fallida ocupación de Bahía Cochinos en 1961. Soplaba una brisa agradable, en todos los alrededores de la bahía donde el silbido de las bombas y el tronar de los poderosos tanques no cesaban. Los aviones de la tiranía castrense buscaban en medio de la espesa vegetación a los hombres de la Brigada 2506 que aún resistían el fuego cercados por un numeroso ejército de milicianos comunistas. Se oían gemidos de los heridos que pedían a sus compañeros que no los abandonaran en el campo de batalla, los cadáveres de algunos brigadistas, estaban diseminados por todas partes. Castro, en su embestida brutal, ordenó la avanzada final de tanques y aviones para arrasar a todos los combatientes de la brigada que habían sobrevivido a la cruel batalla. “Que no quede vivo ninguno”, se oía por los radios de los enemigos, que como ratas en busca de comida, se arrastraban por todo el campo de batalla en busca de sus presas. Los hombres de la Brigada, por el contrario, no se desesperaron y se unieron para aguantar la embestida de la poderosa máquina de guerra y muerte castrista. A lo que más temían los hombres de la Brigada era a los poderosos tanques T34 que con un gigantesco cañón apoyado por ametralladoras de largo alcance invadían a cada momento el campo de batalla. Pisaban la tierra y molían como cuchillas de fuego todo lo que encontraban a su paso en medio de la maleza, donde los valientes héroes de la brigada cubrían la retaguardia. Una de las columnas de estos valientes hombres, de pronto, se vio atrapada en una encrucijada en el sitio conocido como la “Rotonda” en Playa Larga en el área de Bahía Cochinos. La moral de los brigadistas estaba por el suelo, pero estaban conscientes que nadie se rendiría, luego de ser arrasados por el enemigo cuando les hundieron un barco de gran calado. La derrota fue dura porque en ese barco venía un batallón con la misión de reforzar las columnas que estaban en tierra en Playa Larga resistiendo la embestida de las tropas de Castro. La batalla, en esos momentos, era un tanto desigual porque los tanques de los brigadistas no tenían además municiones anti-tanque, al contrario, de los enemigos que estaban dotados de material pesado. La única manera de frenar el avance de los tanques T34 del enemigo era abrirles fuego pero de frente a “quemarropa”. “Muchos de mis compañeros, en un acto de valor supremamente increíble, se lanzaron entonces sobre los tanques para tirarles por la escotilla granadas”, recordó ahora Mario Martínez Malo. “Muchos murieron allí ejecutando esos actos heroicos pero otros lograron la difícil misión”, insistió Mario quien relató con dolor cómo Felipito en un momento dado se puso frente a uno de esos tanques. “El buscó con una granada frenar el avance del tanque pero cuando falló se le puso por delante y fue barrido por la bestia de guerra”, afirmó este sobreviviente de esa guerra. “Todos nos quedamos atónitos. Fue algo terrible. Pese a que los hombres de la brigada continuaron avanzando como desafiando al resto de los tanques”. Todo comenzó a las 6 de la tarde y a las seis de la mañana, del siguiente día, los brigadistas continuaron repeliendo el fuego enemigo hasta destruir 17 tanques enemigos. “La muerte y desolación en esa zona fue algo increíble. En la noche se oían los gemidos de los heridos gritando, a cada momento, “teniente, teniente me estoy muriendo por Dios no me abandonen” La mayoría de heridos estaban moribundos porque tenían parte de su cuerpo destrozados por el fuego de los tanques. La zona, igualmente, no les favorecía a los brigadistas porque era completamente plana y rocosa y no había lugar pasa buscar trincheras. En total sobrevivían 69 hombres. “El Barberito” Hernández, quien tenía una ametrallador a calibre 30, también murió heroicamente porque la activó para marcar y avisar que los tanques venían por determinado blanco. Ningún tanque enemigo pudo pasar luego por allí gracias a estos actos de valentía de los hombres de la brigada que no se querían rendir sino seguir luchando a costa de sus vidas. Mario, igualmente, desafiando el fuego enemigo cogió por los brazos a otro brigadista, José Ramón de Gutiérrez, y lo arrastró hasta el campamento médico para que fuese auxiliado. José y Mario quedaron atónitos cuando los tanques T34 arreciaron el fuego y destruyeron todo lo que estaba a su paso, incluso, un campamento de la retaguardia de la Brigada 2506. Los hombres de la Brigada, sin pronunciar palabra alguna, vieron cómo uno de estos tanques en el amanecer ya estaba frente a ellos como una muralla de hierro y fuego. Muchos se echaron la bendición y se encomendaron a Dios pero, en un momento dado, vieron cómo de la parte de la escotilla salía el maquinista del tanque, gritando “me rindo, me rindo”. “Nunca creí que hubiese personas como ustedes capaces de luchar contra semejante ejército de Castro”, dijo el soldado enemigo a los brigadistas que aún no salían de su asombro. “Váyanse porque lo que viene es más grande y poderoso”, les dijo el hombre, mientras que los brigadistas se acomodaban en un camión para iniciar la retirada. El 19 los brigadistas estaban ya en Girón. Ya en el final de la batalla vino Roberto Valtierra, quien era G4 de suministros, y les dijo que tenía 400 granadas de mortero almacenadas en una casita abandonada. Por Playa Larga, camino a Girón, venía el gigantesco ejército de Castro. En un camión se montaron los morteros. Pero un avión enemigo los avistó aunque no pudo arrasarlos. Gracias a esta operación se pudo parar el avance de las columnas de Castro. Muchos de los hombres estaban azorados debido al estallido del fuego. “La guerra es algo terrible”, dijeron sobrevivientes. Por eso el domingo 29 de abril próximo en el Colegio de Belén se rendirá un sentido homenaje a todos estos hombres que lucharon por liberar a Cuba del comunismo y la tiranía. Foto: Mario Martínez Malo, sobreviviente de la batalla de Bahía Cochinos.

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