Horas antes de que el presidente Barack Obama anunciara el fin de medio siglo de la campaña estadounidense por aislar al gobierno comunista de Cuba, la Fundación Nacional Cubano Estadounidense abrió las puertas de su nueva y acogedora sede, con un moderno recibidor de cristal y cemento, en el centro de la comunidad exiliada cubana de Miami.
Francisco "Pepe" Hernandez Miembro fundador de la Fundacion Cubano Americana en entrevista el pasado 19 de Diciembre en Miami
Es difícil ignorar el simbolismo: el grupo de presión nació en 1981, fundado por veteranos de misiones encubiertas respaldadas por Estados Unidos para derrocar a Fidel y Raúl Castro y durante muchos años trabajó para socavar al gobierno comunista desde sus oficinas en un edificio sin señalizar en Miami, fuera de la zona de la Pequeña Habana. Un guarda mantenía fuera a los visitantes no bienvenidos y su líder, Jorge Mas Canosa, tendía a dejar poco espacio a las opiniones discrepantes.
Sin embargo, el hijo de Mas Canosa, Jorge Mas Santos, ha transformado la fundación tras la muerte de su padre en 1997 y el nuevo edificio encaja mejor con el nuevo capítulo en las relaciones cubano-estadounidenses, más directo y transparente.
También refleja cómo una industria de nicho de apasionados grupos anti castristas, sostenida en parte por millones de dólares del contribuyente estadounidense a lo largo de los años, tendrá que adaptarse a las nuevas formas de tratar con Cuba.
"Creo que ahora todo el mundo va a ser —y debe ser— más abierto sobre las actividades que hace con la oposición en Cuba", comentó en una entrevista con The Associated Press el presidente de la fundación, Pepe Hernández.
El apoyo que prestó el propio Hernández a un intento de derrocamiento armado de los hermanos Castro le impide poner un pie en Cuba. Sin embargo, ahora dice que los contactos pacíficos, de persona a persona de los que habló Obama el miércoles serán más efectivos.
Miami ha acogido a los anticomunistas más acérrimos desde la revolución cubana de 1959, que planificaron la malograda invasión de bahía de Cochinos e incontables esfuerzos fallidos de asesinar a Fidel Castro.
Decenas de empresas de medios anticastristas, grupos de presión y organizaciones humanitarias dedicadas a fomentar el cambio político en la isla tienen su sede en Miami o fuertes lazos con su comunidad de exiliados. Y cuando Washington creó Radio Martí y TV Martí para influir en la opinión pública cubana, sus emisiones encontraron un apasionado público en el sur de Florida, aunque el gobierno de Castro interfería con sus emisiones en la isla.
En la década de 1970, para los exiliados era peligroso hablar contra los grupos de línea dura. Algunos que abogaron en contra de aislar a Cuba perdieron las piernas en coches bomba. Los cubano americanos que defendían poner fin al embargo e interaccionar con la gente en Cuba se veían amenazados y acosados hasta bien entrado el siglo XXI.
Ahora, casi todas estas organizaciones se centran en trabajar con los cubanos en la isla y sólo unos pocos extremistas defienden la violencia.
Sin embargo, muchos están furiosos con Obama.
"El anuncio de Barack Obama otorga reconocimiento al régimen ilegítimo de Raúl Castro, esto socava la condena internacional a este régimen como la dictadura que es", afirmó Orlando Gutiérrez. Él dirige el Directorado Democrático Cubano, que apoya a disidentes y gestiona un programa de radio de onda corta en Miami al que los cubanos pueden llamar desde la isla.
Gutiérrez lidera una coalición de unos 40 pequeños grupos que preparaban una protesta el sábado en Pequeña Habana contra los planes de Obama.
La Fundación Nacional Cubano Americana, por su parte, está más interesada en tener un hueco en la mesa cuando los gobiernos de ambos países diriman los detalles para restaurar una relación que estuvo prácticamente congelada durante cinco décadas.
"Instamos al gobierno de Obama a confirmar su apoyo al derecho del pueblo cubano a ser libre aumentando la financiación de los programas de Democracia en Cuba", dijo Mas en un comunicado.
Uno de estos programas es la Fundación para los Derechos Humanos en Cuba, cofundada por Mas, que comparte las oficinas en su nueva sede de la Calle Ocho. El proyecto recibió millones de dólares en apoyo a través de la Agencia Estadounidense para el Desarrollo internacional (conocida como USAID), pero su subvención se agota en enero.
El gobierno estadounidense gastó más de 205 millones de dólares en estos programas desde 1996, la mayoría en grupos en Miami y Washington. El gasto anual tuvo un pico de 40 millones de dólares bajo la presidencia de George W. Bush y cayó a un mínimo de 15 millones de dólares en el año fiscal 2013. Después The Associated Press expuso este año los fracasados esfuerzos de USAID por crear una versión cubana de Twitter e infiltrarse en el ambiente de hip-hop rebelde cubano. No es probable que la agencia otorgue nuevas subvenciones relacionadas con Cuba en el futuro cercano.
"No es posible que estos grupos sigan sobreviviendo en su estado actual, pero sobrevivirán", comentó Arturo López-Levy, analista cubano y profesor adjunto en la Universidad de Nueva York. "Estados Unidos seguirá fomentando los valores democráticos y no pedirá disculpas por ello".
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