POR: ANÍBAL MALVAR
Cuando el Gobierno cubano le ofreció sacarlo de la cárcel si aceptaba ser extraditado a España,José Daniel Ferrer (Palma Soriano, 1970) dijo que no. Que él se quedaba en la isla, aunque fuera encerrado. Había sido condenado a 25 años de prisión por su participación en el Proyecto Varela, según sus promotores una simple propuesta legislativa, y según el Gobierno cubano una más de las operaciones contra-revolucionarias financiadas por EEUU en la isla. Ferrer entró en la cárcel en 2003 y salió en 2011.
Ahora sigue en Cuba, desde donde conversa telefónicamente con cuartopoder.es, y es el secretario ejecutivo del primer partido de la oposición cubana del interior de la isla (o sea, no de Miami). La Unión Patriótica de Cuba (Unpacu) tiene unos 10.000 afiliados y está avalada porAmnistía Internacional como partido de lucha pacífica por la libertad civil y los derechos humanos.
– Sectores políticos de EEUU y cubanos de Miami han llegado a tildar a Barack Obama de traidor por abrir relaciones diplomáticas con Raúl Castro. ¿Qué piensa Unpacu?
— Que no es en absoluto un traidor. Traidor al pueblo cubano es aquel que le hizo una promesa de libertad, bienestar y democracia para derrocar a un dictador, Fulgencio Batista, y convirtió el país en la dictadura más férrea y longeva de todo el hemisferio occidental. No sólo no es un traidor, sino que interpretamos buena fe en sus actos, aunque quizá actúa con ingenuidad.
– ¿Hasta qué punto se puede abrir el flujo de capital entre EEUU y Cuba?
— Si el flujo de capital fuera realmente entre Estados Unidos y Cuba, toda Cuba, incluido el pueblo, sus empresas no estatales (inexistentes) y sus trabajadores, en ese caso la apertura debería ser total, sin restricción alguna. El problema es que no es así. El flujo es hacia un Gobierno totalitario, represor y corrupto. Todo pasa por él, y el uso que hace de los capitales se ha traducido en más de medio siglo de propaganda y represión cruenta. El cubano no puede trabajar por cuenta de empresas extranjeras, su mano de obra es contratada al Estado, como esclavos, cobrando salarios míseros, de algunas decenas de dólares al mes, mientras dichas empresas pagan salarios adecuados al gobierno cubano por ellos. El cubano no tiene derecho a la propiedad privada. Ni siquiera la casa donde viven los cubanos es suya: las escrituras dicen claramente que la casa es del Estado. Las pocas o mínimas propiedades que puedan tener pueden incluso ser detraídas por tribunales que están lejos de ser independientes y, por tanto, de nuevo el gobierno es titular indirecto de ellas si lo desea.
El gobierno aplica altísimos gravámenes a la actividad cuentapropista, lo que la hace carente de incentivo alguno. Dichos impuestos, en un altísimo porcentaje, se destinan al Ministerio del Interior y de las Fuerzas Armadas.
¿Quién cree que se beneficiará en primer término de una apertura de capitales entre ambos países? Nos tememos que la represión. Eso nos preocupa, pero también estamos dispuestos a asumirlo si con ello en algo se ve beneficiado el pueblo.
– ¿La apertura beneficia entonces, en primer lugar, al régimen de los Castro?
— En primer lugar, porque representa una victoria momentánea para el gobierno cubano. Parece evidente. El embargo ha resultado inefectivo y Estados Unidos ha tenido que dar marcha atrás. Eso no nos preocupa en exceso. Como Obama acertadamente estima, la reanudación de relaciones dejará paso a realidades de mayor calado.
En segundo lugar, la entrada de capitales dará oxígeno financiero al gobierno, que podrá, entre otras cosas, financiar y obtener deuda con mayores posibilidades y a menor coste. A medio y largo plazo todo esto tendría, sin duda, que beneficiar al pueblo, aunque sea en poca medida. Eso nos da cierta esperanza, claro está. Aprovecharemos las brechas del nuevo escenario para que se cumpla ese objetivo.
De lo que tenemos práctica certeza, es que las fuerzas opositoras tendremos que enfrentarnos ahora a un régimen envalentonado y con más recursos. Pero por suerte cada vez el pueblo va temiendo menos y es el régimen el que va temiendo más perder el control.
– ¿El nuevo escenario puede abrir a Unpacu las puertas para obtener cierta financiación externa?
— Ojalá nos apoyaran las fuerzas democráticas desde el exterior. Pero, si se legalizaran y normalizaran las donaciones desde el exterior, habría que garantizar que no van a ser tildadas de invasión imperialista por el régimen, con el consiguiente riesgo de prisión por aceptarlas. Eso sí que no va a pasar, ni el gobierno totalitario lo va a permitir jamás, por definición. Estaremos observando atentamente si se abre cualquier brecha en este terreno para poder obtener todos los apoyos solidarios posibles.
– Ya supongo que no tendrán datos de primera fuente. Pero, ¿hasta qué punto esto puede ser el principio del fin del bloqueo económico?
— La palabra correcta es embargo económico de los Estados Unidos hacia Cuba tras la nacionalización de todas las empresas norteamericanas, españolas y extranjeras de la isla en los años 60. Bloqueo es una palabra con intencionalidad propagandística inventada por Fidel Castro. Bloqueo es el que hay desde hace más de medio siglo de derechos humanos, de libertades: prensa, sindicales, pensamiento, conciencia. En relaciones diplomáticas, ya ni siquiera se puede mencionar la palabra bloqueo, pues está obsoleta hasta propagandísticamente hablando.
Pero creemos que sí, refiriéndonos al embargo económico. Puede suceder que acabe. Vivimos tiempos en los que no hay cabida ni para embargos ni para bloqueo de derechos humanos. Ha llegado la hora final.
Pero creemos que sí, refiriéndonos al embargo económico. Puede suceder que acabe. Vivimos tiempos en los que no hay cabida ni para embargos ni para bloqueo de derechos humanos. Ha llegado la hora final.
– ¿Cómo ha recibido la calle el anuncio de Obama?
— Para la inmensa mayoría no ha tenido gran importancia. La lucha por la subsistencia hace que su interés sea casi nulo por estos temas. Es del todo punto lógico. Otros, cercanos al régimen, han sido dirigidos a salir a la calle organizadamente. Son grupos de decenas de personas, no salidas masivas de los vecinos a las calles. Otro grupo, no pequeño, tiene opiniones espontáneas, pero ideas divididas. Unos, los más, dicen que todo va a continuar igual, y que lo único que va a cambiar es que los americanos vendrán a Cuba a disfrutar de las libertades y bienestar que los cubanos no tenemos derecho a tener. Otros dicen que los anuncios de Obama y Raúl Castro ponen fin a la justificación eterna del gobierno cubano: la culpa de todo es del bloqueo. Otros, que puede entrar mayor producto y eso quizá haga bajar los precios. Otros se sorprenden por haber oído a Obama hablar de “avances”, libertad y derechos humanos acerca de Cuba. Es una de las primeras veces que han escuchado algo así, sin censura, en la televisión pública.
Lo más importante es que se está generando un cruce de opiniones en las calles de proporciones mucho mayores de lo habitual, y eso puede desembocar en corrientes de pensamiento que se escapen al control del régimen. Esto es realmente lo más significativo.
– Insistís en que, además de aperturismo, Obama también debería supervisar el fin de la represión política que denunciáis en la isla. ¿Con qué mecanismos?
— Barak Obama puede convencer a su Congreso de cambiar las medidas económicas, y además en muy breve plazo, si Cuba libera sin condiciones a todos los presos políticos. Estamos hablando de más de un centenar de personas en total. Algo sencillo para el régimen. Se pone fin a la represión política, muchas veces extremadamente violenta, contra el pacífico movimiento de derechos humanos y pro-democracia. Se respetan y ratifican –sin reservas– los compromisos internacionales ya suscritos por el gobierno de Cuba: los pactos internacionales de DDHH y el cumplimiento de los convenios de la Organización Internacional del Trabajo sobre derechos laborales y sindicales. Se reconoce la legitimidad de la sociedad civil cubana independiente.
– En ese sentido, Obama también tiene que enfrentarse a sus propias contradicciones: aperturismo con Cuba, pero la prisión ilegal de Guantánamo sigue en la isla a pesar de su promesa electoral de cerrarla.
— Sería una magnífica noticia que Estados Unidos cerrara dicha prisión. El hecho de que EEUU se comprometiera a la devolución del territorio de Guantánamo al primer gobierno democrático tras elecciones libres en Cuba, sería una gran medida aplaudida por todos los cubanos y por los defensores de los derechos humanos, y pondría en una situación de débito internacional al gobierno totalitario.
– ¿Ha sido usted detenido alguna vez este año?
– En el año que ya termina son al menos cinco las ocasiones en las que he sido detenido por fuerzas oficiales, dos de ellas con gran violencia y vandalismo hasta en mi propia casa.
Fuente: Cuarto Poder.es
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