LA ÚLTIMA ESTOCADA
Uno de los más graves errores en el intento de derrocar a la tiranía que próximamente cumplirá 63 años usurpando el poder en Cuba es habernos dividido en desterrados y pobladores del archipiélago ESPERARANDO UNOS POR LOS OTROS criticándonos mutuamente.
Los de aquí dicen: “Allá adentro no se ha hecho ni se hace absolutamente nada tratando de tumbar al régimen” y allá dicen: “Los exiliados viven muy bien comiendo croquetas en Isla Canarias y bisté con papas fritas en Río Cristal y se han olvidado del sufrimiento de la Isla” …
Ambas expresiones son falsas (o medias verdades) salidas de las oficinas del Ministerio del Interior que durante décadas se ha dado a la tarea de dividirnos, paralizarnos y ponernos unos contra otros. Y aquí y allá se hacen eco de estas falacias.
Y llega el momento sagrado de limar asperezas, de buscar y encontrar a los buenos de allá y los buenos de aquí, y hacer un bloque monolítico intentando darle jaque mate a la más brutal satrapía que ha padecido nuestro continente.
En realidad, cuando usted escucha a alguien -ardiente y desesperadamente- echándole con el rayo al exilio o a los cubanos de dentro de la Isla lo único que hacen es BUSCAR EXCUSAS PARA SU INACTIVIDAD.
Lo que debemos hacer es tendernos las manos los cubanos de buena fe y buscar la forma idónea de dañar seriamente al régimen opresor.
Los anticastristas del exilio no debemos esperar por los de allá y viceversa. Que conste que yo no digo que “somos un mismo pueblo”, yo no pertenezco al mismo pueblo que Ramiro Valdés ni que los torturados y abusadores de Combinado del Este y miles de prisiones. Distancia y categoría.
Simplemente proclamo que los cubanos que no tienen las manos manchadas de sangre en Cuba, y los desterrados de buena fe y patriotas en el exterior- que todavía quedan muchos- DEBEMOS JUNTARNOS dándole la última estocada al fracasado desgobierno esclavista que ha empobrecido y destruido al país que nos vio nacer.
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