¿Quién voló aquel avión civil de Barbados en el 76:...
...los abominables Posada Carriles y Orlando Bosh o los angelicales hermanos Castro?*Por Jorge A. Pomar, Colonia
A decir verdad, leído como es debido, ese infamanteWanted a la cabeza de la requisitoria internacional contra el miembro más abominable de nuestro por desgracia extinto "exilio duro" cobra un sentido muy diferente comparado con el Unwanted que debería aparecer al pie de todos los retratos de los hermanos Castro y sus secuaces de la Alta Gerontocracia.
El cubano-venezolano Robert Alonso, investigador de la trágica voladura del DC-10 de Cubana de Aviación el 6 de octubre de 1976 y autor de una de las contadas monografías independientes sobre el tema, si no la única, desvela en este candente vídeo de Mega-TV la constancia fotográfica de la presencia a bordo de siete altos oficiales cubanos indeseables para el régimen. Su muerte en el siniestro nunca ha figurado en las estadísticas oficiales.
Ciertamente, al igual que cualquier lector totalmente ajeno a aquel atentado terrorista,El Abicú Liberal no posee elementos de juicio para dar por verdadera o falsa la versión del entrevistado. Sin embargo, todos sabemos que las tres estratagemas más socorridas de la Seguridad del Estado y la propaganda castrista para demonizar a un enemigo real o imaginario son las siguientes:
(1) Proporcionarle una fachada de contrarrevolucionario fiable al espía infiltrado entre las filas opositoras.
(2) Despertar suspicacias en esos mismos ambientes sobre la identidad de un anticastrista radical a fin de neutralizarlo.
(3) Achacarle a terceros plausibles la culpa de alguna atrocidad perpetrada por sus agentes dentro o fuera de la Isla.
El cubano-venezolano Robert Alonso, investigador de la trágica voladura del DC-10 de Cubana de Aviación el 6 de octubre de 1976 y autor de una de las contadas monografías independientes sobre el tema, si no la única, desvela en este candente vídeo de Mega-TV la constancia fotográfica de la presencia a bordo de siete altos oficiales cubanos indeseables para el régimen. Su muerte en el siniestro nunca ha figurado en las estadísticas oficiales.
Ciertamente, al igual que cualquier lector totalmente ajeno a aquel atentado terrorista,El Abicú Liberal no posee elementos de juicio para dar por verdadera o falsa la versión del entrevistado. Sin embargo, todos sabemos que las tres estratagemas más socorridas de la Seguridad del Estado y la propaganda castrista para demonizar a un enemigo real o imaginario son las siguientes:
(1) Proporcionarle una fachada de contrarrevolucionario fiable al espía infiltrado entre las filas opositoras.
(2) Despertar suspicacias en esos mismos ambientes sobre la identidad de un anticastrista radical a fin de neutralizarlo.
(3) Achacarle a terceros plausibles la culpa de alguna atrocidad perpetrada por sus agentes dentro o fuera de la Isla.
Habida cuenta de que Orlando Bosch Ávila y Luis Posada Carriles han sido absueltos en varias ocasiones, tribunales venezolanos prechavistas incluidos, personalmente me inclino por la tercera variante. ¿Quiénes eran aquellos siete militares, siniestrados junto con los otros 73 pasajeros del avión (entre ellos el equipo nacional juvenil de esgrima), que luego serían dados de baja en presuntas misiones internacionalistas u otros escenarios fatales?
Salta a la vista que el móvil de asesinar a mansalva a los pasajeros y la tripulación de un avión civil con un equipo juvenil de esgrima a bordo habría sido para los presuntos asesinos oficiales hacerle un enorme desfavor a su causa. En cambio, deshacerse por la vía más expedita de conspiradores, potenciales o efectivos, es una práctica ya casi rutinaria del Magno Paciente y su Hermanísimo.
Según los últimos rumores palaciegos provenientes de La Habana, donde al parecer ahora mismo ruedan de nuevo algunas canosas cabezas castrenses, han vuelto a recurrir a su viejo hábito de cortar por lo sano --o más bien lo podrido, ya que la mayoría de sus víctimas intestinales no merecen tanta compasión como ellos mismos-- justo por estos días bajo distintos pretextos.
Un dato escalofriante pero verificable: a la sazón, igual que hizo con Washington en octubre del 59 en el caso de la avioneta Cesna desaparecida sin dejar rastros sobre la costa norte cubana con los cuerpos del piloto y el entonces jefe (nominal) del Ejército Rebelde Camilo Cienfuegos a bordo, el gobierno cubano rechazó la oferta de las autoridades británicas de Guyana para rescatar el fuselaje del DC-10 del fondo del mar.Sus motivos secretos habrá tenido el alto mando de la Gestapo castrista para no exponerse a aquella pesquisa voluntaria de los discípulos de Sherlock Holmes y, luego de escurrir el bulto, gardear a presión por toda la cancha americana a Posada Carriles y Orlando Bosch. Por si fuera poco, Robert Alonso --que no menciona el trágico secuestro en noviembre del 58 del bimotor Viscount de Cubana de Aviación caído a la fosa de Nipe por obra y gracia de un comando del M-26-7-- aporta otros datos que dan bastante que pensar al espectador más desconfiado. ¡Interesante recuento! María Elvira anuncia una segunda parte de la entrevista.
No se la pierda por nada del mundo, sobre todo ahora que empieza a desenrollarse el culebrón del suicidio asistido de Guillermo el Coco Fariñas. Otra rocambolesca trama humanitaria con protagonista contrainteligente que lleva el sello inconfundible de nuestra imaginativa Casa de los Horrores Truculentos, con sede en la hoy tenebrosa villa conventual abandonada a la carrera por monjes Maristas desafectos en el residencial capitalino de Santo Suárez... [Foto: Orlando Bosh Ávila.]
Salta a la vista que el móvil de asesinar a mansalva a los pasajeros y la tripulación de un avión civil con un equipo juvenil de esgrima a bordo habría sido para los presuntos asesinos oficiales hacerle un enorme desfavor a su causa. En cambio, deshacerse por la vía más expedita de conspiradores, potenciales o efectivos, es una práctica ya casi rutinaria del Magno Paciente y su Hermanísimo.
Según los últimos rumores palaciegos provenientes de La Habana, donde al parecer ahora mismo ruedan de nuevo algunas canosas cabezas castrenses, han vuelto a recurrir a su viejo hábito de cortar por lo sano --o más bien lo podrido, ya que la mayoría de sus víctimas intestinales no merecen tanta compasión como ellos mismos-- justo por estos días bajo distintos pretextos.
Un dato escalofriante pero verificable: a la sazón, igual que hizo con Washington en octubre del 59 en el caso de la avioneta Cesna desaparecida sin dejar rastros sobre la costa norte cubana con los cuerpos del piloto y el entonces jefe (nominal) del Ejército Rebelde Camilo Cienfuegos a bordo, el gobierno cubano rechazó la oferta de las autoridades británicas de Guyana para rescatar el fuselaje del DC-10 del fondo del mar.Sus motivos secretos habrá tenido el alto mando de la Gestapo castrista para no exponerse a aquella pesquisa voluntaria de los discípulos de Sherlock Holmes y, luego de escurrir el bulto, gardear a presión por toda la cancha americana a Posada Carriles y Orlando Bosch. Por si fuera poco, Robert Alonso --que no menciona el trágico secuestro en noviembre del 58 del bimotor Viscount de Cubana de Aviación caído a la fosa de Nipe por obra y gracia de un comando del M-26-7-- aporta otros datos que dan bastante que pensar al espectador más desconfiado. ¡Interesante recuento! María Elvira anuncia una segunda parte de la entrevista.
No se la pierda por nada del mundo, sobre todo ahora que empieza a desenrollarse el culebrón del suicidio asistido de Guillermo el Coco Fariñas. Otra rocambolesca trama humanitaria con protagonista contrainteligente que lleva el sello inconfundible de nuestra imaginativa Casa de los Horrores Truculentos, con sede en la hoy tenebrosa villa conventual abandonada a la carrera por monjes Maristas desafectos en el residencial capitalino de Santo Suárez... [Foto: Orlando Bosh Ávila.]
IMPORTANTE DOCUMENTACION SOBRE LA VOLADURA DEL AVION DE BARBADOS,CRIMEN ORQUESTADO POR FIDEL CASTRO Y RAMIRO VALDES!!!:
En 1976 y para deshacerse de un grupo de peligrosos generales cubanos (“Los Generales de Castro”) que regresaban a Cuba luego de haber participado en la guerra de Angola, Fidel voló el avión que los transportaba… no sin antes colocar al equipo de esgrima cubano que acababa de arrasar en unas competencias deportivas caribeñas que se llevaron a cabo en Venezuela.
Los generales abordaron el avión de Cubana de Aviación en la Guyana de George Burnharm (quien falleció de cáncer poco después). La aeronave había partido de Venezuela rumbo a Guayana, siguió vuelo a Trinidad, hizo escala en Barbados y seguiría a Cuba pasando por Jamaica. Era un vuelo de los que llaman “lechero”. El sabotaje ocurrió a cinco millas – en aguas internacionales – frente a las costas de Barbados.
Hernán Ricardo, un mercenario soplón que trabajaba lo mismo para Castro que para los anti-castrista, era asalariado de la DISIP. Su jefe inmediato era entonces el Comisario General Orlando García, alias “El Agente Bolívar”, un agente de Castro que dirigió la DISIP y fue jefe de la seguridad personal de Carlos Andrés Pérez durante su primer gobierno. Fue el Comisario García quien ejecuta la orden – emanada de La Habana – de volar el avión, para lo cual contrató en Miami a Ricardo Morales Navarrete, alias “El Mono”.
García maquinó todo como si se tratase de una novela de intriga. Hizo ir a Venezuela, con un pasaporte falso emitido por la DISIP, al Dr. Orlando Bosch Ávila… con la promesa que le cuadraría una cita con el Presidente Pérez, con la esperanza de obtener financiamiento para su “Lucha por los Caminos del Mundo”. Una vez en Caracas y para que velara por su bienestar físico, mientras se encontraba en Venzuela, Orlando Bosch contrató los servicios de Luis Posada Carriles, quien tenía una empresa de seguridad e investigaciones llamada “Icica”.
Hernán Ricardo, un doble-agente encargado de chivatear todo lo que Posada hacía, era empleado a medio tiempo de Posada, alias “El Bambi”.
Orlando García le ordenó a Hernán Ricardo (quien además era fotógrafo de la Cadena Capríles), que viajara en el avión donde se llevaría a cabo el sabotaje, con la “misión” de tomarles fotos a todos los que viajarían en él… y morirían en el sabotaje.
Bajo este escenario “circunstancial”, minuciosamente planificado por el “Agente Bolívar”, le fue muy fácil a la “justicia” venezolana montar un caso y acusar a Ricardo, Bosch y Posada por la voladura del avión cubano. Un cuarto infeliz fue involucrado en los hechos: el también-fotógrafo Freddy Lugo, como solía decir irónicamente Ricardo (quien era mestizo): "el negrito de la partida… quien nos cargaba las maletas”.
En el año 1985, Robert Alonso fue contratado por el gobierno de Luis Herrera Campíns para producir un documental que demostrara la inocencia de los cuatro indiciados, con la finalidad de justificar ante el mundo, la absolución definitiva de los mismos… solo que el caso se fue complicando políticamente y hasta el propio dictador Augusto Pinochet le agarró miedo al sátrapa de Guanabacoa.
El juicio duró once años, convirtiéndose así en el de mayor duración en la historia jurídica del continente americano y, tal vez, del mundo. A los siete años de injusto encierro, y luego de haber sido absuelto por una corte militar, Luis Posada Carriles se fugó de su celda de “máxima seguridad” (máxima seguridad bajo los parámetros “chimbos” venezolanos) y se refugió en el escenario de guerra de la América Central. Orlando Bosch fue absuelto de sus cargos por la supuesta autoría intelectual; Ricardo y Lugo fueron condenados a 20 años de prisión y puestos en libertad una vez que cumplieron las ¾ partes de sus respectivas condenas.
Arriba hemos publicado las cinco partes del documental sobre ese eterno juicio y la entrevista que le hiciera María Elvira Salazar a Robert Alonso, quien – además – escribió el libro “Los Generales de Castro” bajo el formato de “historia novelada”, en el cual se pretendió explicar cómo, quiénes y por qué se voló aquella aeronave.
Es de hacer notar que la entrevista Robert Alonso-María Elvira Salazar fue grabada una noche en tres partes. Solamente se transmitió la primera de ellas y se ignoran las razones por las cuales no se transmitió el resto de las mismas. Entre los escenarios que se manejaron para explicar tal decisión estuvo la “auto-censura” del canal para el cual trabajaba la polémica periodista puertorriqueña. Otro posible escenario fue el de la amenaza por parte de Castro.
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http://www.mrr.name/Juicio.htm
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