Open Cuba: La palabra desaparecida
Llegó el Papa a La Habana, descendió del avión de «AlItalia»
en uno
de esos días calurosos, soleados y ventosos, y aquel viento
inclemente
le levantó no una, sino dos veces el «capelo», como un símbolo
irreverente
del lugar en que plantaba sus pies y oía sus palabras.
No sonrió mucho en
su llegada, tal vez una o dos veces, ante la presencia de
niños que lo
saludaron. Un saludo formal, ordenado.
en uno
de esos días calurosos, soleados y ventosos, y aquel viento
inclemente
le levantó no una, sino dos veces el «capelo», como un símbolo
irreverente
del lugar en que plantaba sus pies y oía sus palabras.
No sonrió mucho en
su llegada, tal vez una o dos veces, ante la presencia de
niños que lo
saludaron. Un saludo formal, ordenado.
Todo en esta visita parece demasiado formal, impropio de
este Papa
que desgarra los protocolos, desde aquella salida al balcón
del Vaticano
cuando saludó por primera vez a sus feligreses. Hasta las
palabras
parecen congelarse, en una estalactita de oraciones
previsibles, que
se adivinan demasiados pensadas y vueltas a pensar,
demasiado equilibradas,
cuidadosamente rebuscadas en ese género de prosa que
parece decir algo,
sin decirlo. Todo un ejercicio de autocensura, propio mas
de un filme de
Luis Buñuel que de una autoridad internacional con el peso
de la
palabra divina y de la autoridad vaticana.
este Papa
que desgarra los protocolos, desde aquella salida al balcón
del Vaticano
cuando saludó por primera vez a sus feligreses. Hasta las
palabras
parecen congelarse, en una estalactita de oraciones
previsibles, que
se adivinan demasiados pensadas y vueltas a pensar,
demasiado equilibradas,
cuidadosamente rebuscadas en ese género de prosa que
parece decir algo,
sin decirlo. Todo un ejercicio de autocensura, propio mas
de un filme de
Luis Buñuel que de una autoridad internacional con el peso
de la
palabra divina y de la autoridad vaticana.
Hoy en la misa, sin embargo, hubo más sonrisas.
El «PapaMóvil» se
detuvo algunas veces para bendecir a niños que se
lo acercaban en andas,
sobre hombros, cargados en las manos de padres y creyentes,
y también
cinco jóvenes disidentes se arriesgaron a clamar «Libertad»
y lanzar
algunas octavillas ante el avance del Santo Padre.
El «PapaMóvil» se
detuvo algunas veces para bendecir a niños que se
lo acercaban en andas,
sobre hombros, cargados en las manos de padres y creyentes,
y también
cinco jóvenes disidentes se arriesgaron a clamar «Libertad»
y lanzar
algunas octavillas ante el avance del Santo Padre.
Violencia incluida, «los cinco» fueron barridos de su presencia,
ante los
ojos internacionales de la prensa y la televisión. Esperemos
que él les
recuerde a los inquilinos de la casa de gobierno, aquel palacio
rectangular
que se adivina detrás de la estatua del Apóstol, que deben
otorgarle esa
misma Libertad que reclamaron esos jóvenes.
ante los
ojos internacionales de la prensa y la televisión. Esperemos
que él les
recuerde a los inquilinos de la casa de gobierno, aquel palacio
rectangular
que se adivina detrás de la estatua del Apóstol, que deben
otorgarle esa
misma Libertad que reclamaron esos jóvenes.
Esa palabra. ¡Ah!, ¡divina palabra!
Es todo un adagio de lo que esta visita significa, y es.
Por supuesto, es solo
el primer día, y yo no puedo predecir, ni aun con el poder
divino de la
especulación si el Papa Francisco hablará de ese concepto
maldito en
la isla, si la pronunciará en algún momento.
Por supuesto, es solo
el primer día, y yo no puedo predecir, ni aun con el poder
divino de la
especulación si el Papa Francisco hablará de ese concepto
maldito en
la isla, si la pronunciará en algún momento.
¿Tal vez en alguna otra ciudad cubana?
Pero no en La Habana, ¡tan necesaria!
La ausencia de esa palabra es el adagio de esta visita.
Todo lo expresado
por Francisco fue dicho tan cuidadosamente pensado, y
leído, con esa
pausa melodramática que adivina el respiro comedido
ante el Angel Perverso,
ante el Mal. Aun en las palabras sobre el conflicto en Colombia
se le olvidó
a Francisco mencionar el conflicto de ese país con su vecino,
Venezuela, un
conflicto artificialmente creado por los Cabellos y los
Maduros, y apoyado
por los inquilinos de esta cárcel que visita en Pontífice.
Todo lo expresado
por Francisco fue dicho tan cuidadosamente pensado, y
leído, con esa
pausa melodramática que adivina el respiro comedido
ante el Angel Perverso,
ante el Mal. Aun en las palabras sobre el conflicto en Colombia
se le olvidó
a Francisco mencionar el conflicto de ese país con su vecino,
Venezuela, un
conflicto artificialmente creado por los Cabellos y los
Maduros, y apoyado
por los inquilinos de esta cárcel que visita en Pontífice.
Y aquí esta esa imagen, casi toda una metáfora de lo que es
todo esto:
Cristo con los brazos levantados frente al rostro adusto y
condenatorio
de aquel que murió, afortunadamente, en Bolivia.
Un Cristo que semeja
la visión de un prisionero delante de sus esbirros.
todo esto:
Cristo con los brazos levantados frente al rostro adusto y
condenatorio
de aquel que murió, afortunadamente, en Bolivia.
Un Cristo que semeja
la visión de un prisionero delante de sus esbirros.
«!Manos arriba!», parece decir Guevara. Y Aleida Guevara,
la hija pastiche,
obesa comemierda que rueda en sus palabras de sargento
cuartelero en un
campamento militar stalinista, no quiere escuchar a Francisco
por no ser
«hipócrita».
la hija pastiche,
obesa comemierda que rueda en sus palabras de sargento
cuartelero en un
campamento militar stalinista, no quiere escuchar a Francisco
por no ser
«hipócrita».
Tal vez las manos levantadas de Cristo, ante ese padre canalla
cincelado
sobre el muro cementado del Ministerio del Interior cubano,
sea la «sinceridad»
de este régimen y la concesión de beneplácito de la Iglesia
Católica ante la
hija ortodoxa de aquel ortodoxo canalla. Después de todo,
siempre se
encuentra una respuesta a cada pregunta incontestada.
cincelado
sobre el muro cementado del Ministerio del Interior cubano,
sea la «sinceridad»
de este régimen y la concesión de beneplácito de la Iglesia
Católica ante la
hija ortodoxa de aquel ortodoxo canalla. Después de todo,
siempre se
encuentra una respuesta a cada pregunta incontestada.
Pero así estamos, con muchas palabras divinas desaparecidas
del mapa,
tal vez perdidas para siempre en las cárceles de la «Stasi»
tropical.
Y la más importante, «Libertad», a la que ni la misma autoridad
Papal
se atreve a balbucearla.
del mapa,
tal vez perdidas para siempre en las cárceles de la «Stasi»
tropical.
Y la más importante, «Libertad», a la que ni la misma autoridad
Papal
se atreve a balbucearla.
¡Qué pena de Cristo detenido en La Habana!
Una pincelada: las palabras del inquisidor cubano en la llegada
del Sumo
Pontífice resonaron como el quejido moribundo de unas
instituciones que
ya parecen muy cercanas a la tumba. La propia voz del emperador
tropical
sonaba como el quejido de un anciano quejumbroso, aquejado
de enfermedad
terminal, temible aun más por conocer cercana su muerte.
Por supuesto,
no pudo dejar de mencionar al hermano invisible, aun desde
aquella cueva
que llaman «punto cero» su sombra lo sigue atormentando
hasta su mismo
final, y todo su discurso pareció recordarle al Papa que todo
lo que diga,
absolutamente todo, a pesar de la ambigüedad, el cuidadoso
balance de frases
y la diplomacia serpentina de su Eminencia, se lo puede subscribir
sus dictadores.
del Sumo
Pontífice resonaron como el quejido moribundo de unas
instituciones que
ya parecen muy cercanas a la tumba. La propia voz del emperador
tropical
sonaba como el quejido de un anciano quejumbroso, aquejado
de enfermedad
terminal, temible aun más por conocer cercana su muerte.
Por supuesto,
no pudo dejar de mencionar al hermano invisible, aun desde
aquella cueva
que llaman «punto cero» su sombra lo sigue atormentando
hasta su mismo
final, y todo su discurso pareció recordarle al Papa que todo
lo que diga,
absolutamente todo, a pesar de la ambigüedad, el cuidadoso
balance de frases
y la diplomacia serpentina de su Eminencia, se lo puede subscribir
sus dictadores.
De cierta forma, ¡ha sido el ejercicio facilitado a La Habana por
el Vaticano!
el Vaticano!
del Blog de Adri Bosch
https://adribosch.wordpress.com
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