Jorge Luis Llanes Naranjo
Los opositores esperan que la Iglesia se pronuncie contra los 'desmanes' del régimen
La disidencia interna hace un balance poco satisfactorio de la visita de Papa Francisco.
La oposición cubana hizo este martes un balance negativo de la visita del Papa Francisco a la Isla, protagonizada por arrestos arbitrarios a lo largo de todo el país, según denunciaron desde diferentes organizaciones. Varios opositores consultados por DIARIO DE CUBA consideran que la Iglesia Católica debería pronunciarse contra los "desmanes" del régimen porque, de lo contrario, pierde "legitimidad" y su mensaje corre el riesgo de sonar "vacío".
El director del grupo Estado de SATS, Antonio G. Rodiles, aseguró que lo que ha ocurrido deja "un escenario lamentable" en el que "hemos visto cosas que jamás pensábamos que íbamos a ver". El opositor considera que ha habido "un exceso de aprobación de la dictadura y de los dictadores" por parte del Papa, además de "un reconocimiento y legitimación".
El opositor consideró también negativo el rechazo del pontífice a "encontrarse con la oposición, incluso con todos los desmanes del régimen durante su visita, con arrestos arbitrarios y violencia ocurriendo a lo largo de todo el país".
Según Rodiles, el Vaticano tendría que pronunciarse: "No hemos visto todavía una declaración de condena, por el contrario leíamos en la prensa que hubo molestia por parte del portavoz del Vaticano (Federico Lombardi) cuando se le interpeló sobre el asunto".
"Creo que todo esto crea un escenario lamentable —insistió el activista— y la Iglesia cubana tendrá que valorar todo lo que ha ocurrido y qué camino va a tomar, de lo contrario su legitimidad va a quedar afectada para participar en un proceso de transición".
Es necesario que la Iglesia Católica emita "un pronunciamiento de rechazo a la posición del régimen", subrayó el activista, no solo por lo que sucedió a las opositoras detenidas cuando iban a la Nunciatura Apostólica a saludar al Papa sino también lo ocurrido con todos los que terminaron encarcelados durante el fin de semana.
"Cuando la Iglesia habla de justicia y libertad, esas palabras no deben quedar en el vacío, deben convertirse en hechos concretos, en posicionamientos, de lo contrario se pierde la legitimidad y las palabras pierden su valor", remarcó.
Un régimen 'cerrado a admitir otros criterios'
Por su parte, la economista Martha Beatriz Roque explicó que tras ser arrestada dos veces el fin de semana la única comunicación que tuvo con la Nunciatura Apostólica fue con un funcionario el sábado tras el segundo arresto que le dijo que tuviera "paciencia" y que celebró que "al menos" ya hubiera sido liberada.
"El problema es que con este régimen tremendo, cerrado a admitir otros criterios, la Iglesia ha querido conservar esa calma entre comillas que ha reinado durante la visita del Papa", manifestó Roque.
Así el Vaticano "ha hecho oídos sordos" a las denuncias que se han producido en los últimos días y los disidentes "hemos sido solo el daño colateral" en una operación en la que la Iglesia pretendía en realidad acercarse al pueblo, según opinó la opositora. "Y al fin y al cabo la disidencia somos una minoría", añadió.
"El Papa tenía una visita pastoral en Cuba y ahora lo más importante en la Isla es recuperar la Iglesia Católica, el Santo Padre no quiso confrontar al Gobierno como no lo confronta el cardenal Jaime Ortega", aseguró Roque.
Por su lado, Berta Soler, líder de las Damas de Blanco, explicó que espera poder mantener una reunión con las autoridades eclesiásticas en la Isla para explicarles la situación que han padecido los opositores durante la visita papal. De momento no han tenido comunicación.
Soler consideró que el Santo Padre entró a Cuba "con mucha represión" —que se mantuvo a lo largo de su visita— y denunció que en estos cuatro días el régimen "impidió ejercer la libertad religiosa".
La Dama de Blanco también echó de menos un "pronunciamiento" del pontífice para denunciar lo sucedido y lamentó que no se escuchara en sus intervenciones la palabra "libertad".
El papa Francisco y Fidel Castro en La Habana.
Editorial: Francisco y la dinastía Castro
La visita del Papa a Cuba termina como un gesto de apoyo al régimen.
El primer discurso del papa Francisco a su llegada a La Habana fue,utilizando una frase de José Martí, a favor del diálogo y del encuentro, y en contra de las dinastías y los grupos. Sin embargo, a pesar de esa voluntad manifiesta, el Papa prefirió no encontrarse ni dialogar con opositores al régimen. Su visita y reunión con Fidel Castro y familia han sido un gesto de apoyo a la dinastía que manda en Cuba desde hace más de medio siglo.
Desprovisto de cargos públicos y recluido en su mansión, Fidel Castro es únicamente la fuente de legitimación de una dinastía. A esa fuente fue el papa Francisco en servicio. En su homilía de la Basílica Menor del Santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre relacionó la labor evangelizadora de la Iglesia con esa revolución devenida en dictadura, para intentar aplacarla. "Nuestra revolución pasa por la ternura", dijo.
Auxiliado por un cardenal que negara la existencia de presos políticos en el país, el Papa no encontró ni un minuto para los opositores y no tuvo mención para las violaciones de derechos humanos. Desde antes de su arribo a Cuba, su visita fue saludada con detencionespor parte de la Seguridad del Estado y él no tuvo palabra en contra de ello. Y cuando la Nunciatura Apostólica terminó por invitar a algunos opositores para recibir a Su Santidad ycada uno de esos invitados fue detenido por esbirros, tampoco esas intromisiones del régimen despertaron protesta o denuncia del Papa.
Hablamos, por supuesto, de palabra pública, que es la que importa en estos casos. Pues del mismo modo que el Papa ha intercedido entre los gobiernos de Cuba y EEUU para el restablecimiento de relaciones, cae sobre él la responsabilidad de interceder por el pueblo y la grey cubana ante los desmanes del Estado. Pero Francisco ha callado ante las violaciones y ha permitido que su visita a Cuba sirva de pretexto para más violaciones todavía.
Si es cautela política lo que lo decidió a hacer silencio, si calló en vista de lo que puede conseguirse en las relaciones entre Cuba y EEUU o si calló para conseguir más espacio público para la Iglesia Católica en Cuba, puede suponerse entonces cuánta indignidad podrá justificarse con esas nuevas relaciones y puede también conjeturarse el papel que esa iglesia tendrá en cuanto espacio en la educación o los medios le permitan: el servicio, no a los cubanos, sino a los amos del país, a la dinastía de los Castro.
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