De nuevo el llamado intercambio: ¡Son los mismos y están en lo mismo!
Se empecinan los participantes en esta farsa, en convencer al
resto, de que la opinión pública (en Miami o en los Estados Unidos) ha
cambiado
lunes, marzo 10, 2014 |
Rolando Morelli
FILADELFIA,
Estados Unidos, marzo -Cada cierto tiempo, vuelve a representarse en
Miami y otras partes, la farsa de los llamados a “intercambios” con el
régimen de La Habana, impulsada por sus agentes encubiertos o
desembozados en Miami, y los acólitos del régimen de los Castro, e
invariablemente acogida con beneplácito por los descerebrados o los
“tontos útiles”, según los describiera el propio padre del leninismo. No
se trata —debemos insistir— de una labor espontánea, por parte de un
grupo de personas libres o bien pensantes, convencidas de lo que estiman
una necesidad de la “realpolitik”, o de asumir una política contraria a
la establecida, por convicción. Se trata de responder a unas
instrucciones específicas, para beneficio de una política concertada por
el régimen de los hermanitos Castro. Entre los que no son agentes
activos, pero abrazan y defienden esta estrategia, naturalmente pueden
estar los “persuadidos”. Son estos los que corresponden al nombre
propiamente dicho de “tontos útiles”.
El leninismo, que como tal los identificaba, los reconocía a la vez como importantes aliados occidentales de la política exterior del comunismo soviético, pero estos (no está de más recordar) han sobrevivido a la caída del comunismo y del sovietismo. La prueba está a la vista. Entre estos, no faltan académicos, periodistas, empresarios y otros. Un número de razones que van de oscuros intereses personales a resentimientos sociales y psicológicos de variado orden, constituyen el aglutinante de estos “tontos útiles”, quienes viviendo en un mundo libre y democrático suscriben, y están dispuestos a servir a los tiranos y enemigos de la libertad, jurando y perjurando ver la luz al otro lado del túnel.
Se empecinan todos los participantes en esta farsa, en convencer al resto, de que la opinión pública (en Miami o en los Estados Unidos) ha cambiado respecto a la actitud que debe mantenerse frente a la tiranía de los Castro. La administración de un presidente como Obama, tan favorable por filosofía y disposición al tendido de puentes con el enemigo, envalentona y favorece, naturalmente, dichos intentos, que incluso si no consiguen de momento algo definitivo, intentan socavar la resistencia y convicción del exilio.
La amenaza que representa para el régimen de La Habana la posible caída del régimen chavista en Venezuela, también se halla entre los motivos y razones para promover un levantamiento formal del embargo, y el consiguiente establecimiento de relaciones con los Estados Unidos. Y aún si el colapso del régimen representado por Maduro no se produjera de inmediato, es tal el desplome de la economía venezolana, que los Castro y su régimen adelantan con buen ojo de depredadores, que se verán obligados a buscar en otra parte medios de subsistencia para sobrevivir una vez más. Chávez una vez los salvó del colapso inminente, y ahora esa misma dependencia podría costarles muy caro. Los encargados en el exterior, de lavar la cara al régimen que sigue reprimiendo a su pueblo, convocan entre tanto estos sainetes de cuando en cuando, bien disfrazándose de académicos, o de lo que resulte más conveniente.
Es curioso, cuando menos, que, insistiendo en lo mismo, esos que una y otra vez repiten que “ahora sí ha llegado el momento de suspender la política de embargo” contra la tiranía castrista, se refieran a quienes asumen la posición contraria, como recalcitrantes y “desconectados” de la realidad, que ellos presumen conocer mejor. Esas, son algunas de las descalificaciones. Ellos, por el contrario, deben encarnar una epifanía que no está al alcance de quienes dicen que no puede haber más concesiones al régimen, sino antes deberían limitarse éstas, conforme estipula la ley del embargo.
Los comprometidos con un intercambio desigual entre la tiranía cubana y el sistema democrático, se reúnen una vez más entre nosotros —según una convocatoria reciente que circula en internet— con absoluta impunidad, para abogar por más “intercambio”, y mayor impunidad para la tiranía, arrogándose la representación del exilio, la cual niegan a sus representantes electos democráticamente. Para ello, acuden precisamente a descalificaciones tan peregrinas como acusar a dichos representantes de ser voceros de sus propios intereses. ¿Qué decir, en cambio, de quienes representan y promueven el llamado “acercamiento” o “engagement”?
Veamos lo que escriben al respecto en su convocatoria, los integrantes de esa plataforma llamada “Cuban Americans for Engagement”, de la que participan entre otros los señores Hugo Cancio y Arturo López Levy. Se lee en ella:
«Basta de políticos con motivos ulteriores (sic) interponiéndose en la relación normal con nuestra familia y amigos en la isla. Basta de dejar que Marco Rubio, Ileana Ros-Lehtinen, Mario Diaz-Balart, entre otros, continúen hablando por la comunidad cubanoamericana como un todo, simplemente para aprovechar las ganancias que vienen con sus posturas pro-embargo. Si cree que el embargo ha hecho suficiente daño a ambos pueblos, venga a participar en nuestra conferencia que incluirá paneles con academicos, (sic) activistas comunitarios, epresarios (sic) y educadores pro intercambio».
Parecería que se pide no sólo el fin del embargo, sino antes la cabeza de los mismos representantes que se nombra seguidamente como principales culpables de que subsista la política de prohibición contra el régimen depredador de los Castro. Luego viene ese sugerir al oído aquello de “motivos ulteriores”, un obvio anglicismo empleado por quienes no alcanzan a tener ideas claras ni en ingles ni en español, y buscarían decir “intenciones secretas u ocultas”, cuando lo cierto es que no hay nada más claro ni categórico que la postura de estos representantes, congresistas, senadores, alcaldes, etc., que están muy lejos de limitarse a Marco Rubio, Ileana Ros-Lehtinen o Mario Díaz Balart, si bien ellos representan igualmente una posición común respecto al embargo. Nadie afirma, como declara en otra parte el texto de la convocatoria, festinadamente, que en Miami, o en cualquier parte, “todos aprueb[e]n” el embargo. La convocatoria de una conferencia que responde al nombre de “Las relaciones Cuba-EE.UU en la segunda administración Obama: La comunidad cubano-americana y los cambios en Cuba- Construyendo puentes para mejores relaciones.” y la mera existencia y activismo en Miami de sus convocantes, claramente indican que no están todos los que son, ni son todos los que están. También es evidencia de cuan desesperados se hallan en sus manejos estos presuntos buscadores de “cambios” para Cuba. A propósito, me permito una vez más observar lo que debía ser obvio a los convocantes del encuentro: en español no se dice “registrado” sino “inscrito”, y “habanero” no “habanera”, debía concordar con el sujeto masculino “el paladar”. Salta a la vista, que la convocatoria de marras no ha sido redactada por ningún académico que merezca tal nombre.
Nada menos que en el Sofitel de Miami, con entrada gratuita y abierta a todos, (podemos imaginar quién paga por los costos), tendrá lugar esta conferencia que promete resolver el consabido chasco de ese cuento cubanísimo de “la buena pipa”: ¿De verdad quieres que te haga el cuento de la buena pipa?
El leninismo, que como tal los identificaba, los reconocía a la vez como importantes aliados occidentales de la política exterior del comunismo soviético, pero estos (no está de más recordar) han sobrevivido a la caída del comunismo y del sovietismo. La prueba está a la vista. Entre estos, no faltan académicos, periodistas, empresarios y otros. Un número de razones que van de oscuros intereses personales a resentimientos sociales y psicológicos de variado orden, constituyen el aglutinante de estos “tontos útiles”, quienes viviendo en un mundo libre y democrático suscriben, y están dispuestos a servir a los tiranos y enemigos de la libertad, jurando y perjurando ver la luz al otro lado del túnel.
Se empecinan todos los participantes en esta farsa, en convencer al resto, de que la opinión pública (en Miami o en los Estados Unidos) ha cambiado respecto a la actitud que debe mantenerse frente a la tiranía de los Castro. La administración de un presidente como Obama, tan favorable por filosofía y disposición al tendido de puentes con el enemigo, envalentona y favorece, naturalmente, dichos intentos, que incluso si no consiguen de momento algo definitivo, intentan socavar la resistencia y convicción del exilio.
La amenaza que representa para el régimen de La Habana la posible caída del régimen chavista en Venezuela, también se halla entre los motivos y razones para promover un levantamiento formal del embargo, y el consiguiente establecimiento de relaciones con los Estados Unidos. Y aún si el colapso del régimen representado por Maduro no se produjera de inmediato, es tal el desplome de la economía venezolana, que los Castro y su régimen adelantan con buen ojo de depredadores, que se verán obligados a buscar en otra parte medios de subsistencia para sobrevivir una vez más. Chávez una vez los salvó del colapso inminente, y ahora esa misma dependencia podría costarles muy caro. Los encargados en el exterior, de lavar la cara al régimen que sigue reprimiendo a su pueblo, convocan entre tanto estos sainetes de cuando en cuando, bien disfrazándose de académicos, o de lo que resulte más conveniente.
Es curioso, cuando menos, que, insistiendo en lo mismo, esos que una y otra vez repiten que “ahora sí ha llegado el momento de suspender la política de embargo” contra la tiranía castrista, se refieran a quienes asumen la posición contraria, como recalcitrantes y “desconectados” de la realidad, que ellos presumen conocer mejor. Esas, son algunas de las descalificaciones. Ellos, por el contrario, deben encarnar una epifanía que no está al alcance de quienes dicen que no puede haber más concesiones al régimen, sino antes deberían limitarse éstas, conforme estipula la ley del embargo.
Los comprometidos con un intercambio desigual entre la tiranía cubana y el sistema democrático, se reúnen una vez más entre nosotros —según una convocatoria reciente que circula en internet— con absoluta impunidad, para abogar por más “intercambio”, y mayor impunidad para la tiranía, arrogándose la representación del exilio, la cual niegan a sus representantes electos democráticamente. Para ello, acuden precisamente a descalificaciones tan peregrinas como acusar a dichos representantes de ser voceros de sus propios intereses. ¿Qué decir, en cambio, de quienes representan y promueven el llamado “acercamiento” o “engagement”?
Veamos lo que escriben al respecto en su convocatoria, los integrantes de esa plataforma llamada “Cuban Americans for Engagement”, de la que participan entre otros los señores Hugo Cancio y Arturo López Levy. Se lee en ella:
«Basta de políticos con motivos ulteriores (sic) interponiéndose en la relación normal con nuestra familia y amigos en la isla. Basta de dejar que Marco Rubio, Ileana Ros-Lehtinen, Mario Diaz-Balart, entre otros, continúen hablando por la comunidad cubanoamericana como un todo, simplemente para aprovechar las ganancias que vienen con sus posturas pro-embargo. Si cree que el embargo ha hecho suficiente daño a ambos pueblos, venga a participar en nuestra conferencia que incluirá paneles con academicos, (sic) activistas comunitarios, epresarios (sic) y educadores pro intercambio».
Parecería que se pide no sólo el fin del embargo, sino antes la cabeza de los mismos representantes que se nombra seguidamente como principales culpables de que subsista la política de prohibición contra el régimen depredador de los Castro. Luego viene ese sugerir al oído aquello de “motivos ulteriores”, un obvio anglicismo empleado por quienes no alcanzan a tener ideas claras ni en ingles ni en español, y buscarían decir “intenciones secretas u ocultas”, cuando lo cierto es que no hay nada más claro ni categórico que la postura de estos representantes, congresistas, senadores, alcaldes, etc., que están muy lejos de limitarse a Marco Rubio, Ileana Ros-Lehtinen o Mario Díaz Balart, si bien ellos representan igualmente una posición común respecto al embargo. Nadie afirma, como declara en otra parte el texto de la convocatoria, festinadamente, que en Miami, o en cualquier parte, “todos aprueb[e]n” el embargo. La convocatoria de una conferencia que responde al nombre de “Las relaciones Cuba-EE.UU en la segunda administración Obama: La comunidad cubano-americana y los cambios en Cuba- Construyendo puentes para mejores relaciones.” y la mera existencia y activismo en Miami de sus convocantes, claramente indican que no están todos los que son, ni son todos los que están. También es evidencia de cuan desesperados se hallan en sus manejos estos presuntos buscadores de “cambios” para Cuba. A propósito, me permito una vez más observar lo que debía ser obvio a los convocantes del encuentro: en español no se dice “registrado” sino “inscrito”, y “habanero” no “habanera”, debía concordar con el sujeto masculino “el paladar”. Salta a la vista, que la convocatoria de marras no ha sido redactada por ningún académico que merezca tal nombre.
Nada menos que en el Sofitel de Miami, con entrada gratuita y abierta a todos, (podemos imaginar quién paga por los costos), tendrá lugar esta conferencia que promete resolver el consabido chasco de ese cuento cubanísimo de “la buena pipa”: ¿De verdad quieres que te haga el cuento de la buena pipa?
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