Exilio cubano desmemoriado y cosas peores
Por Carlos Jaime CabreraSelva de Costa Rica- A estas alturas del juego castrista, son muchos los que tienen mala memoria o se se hacen los tontos.
No puede haber inmoralidad más grande en un ser humano, que haya nacido en Cuba, que el olvido. Si el olvido de cuando eran perseguidos y encarcelados y luego botados al destierro. El olvido de cuando se levantaban cada día para ver cómo llenarle el estomago a sus hijos. El olvido de cuando había que callarse el enojo por temor a la delación del CDR o de tu propia familia.
Estos cubanos directos o descendientes que olvidan mas fácilmente que un gusano de cementerio cuanta amargura y temor se vivió en esa gran Cárcel que se llama Cuba Castrocomunista, son los mismos que hoy se apresuran a la idea de invertir en Isla. ¿Cómo llamarles? …. Pues son los mismos de siempre: Traidores que hoy se quieren aliar a la dictadura asesina de los hermanos satánicos Castro y convertirse en esa clase apestosa de cómplices que quieren compartir la mandancia con los herederos de los decrépitos dictadores de La Nueva Cuba que ya se perfila.
Como ya hemos denunciado más de una vez en La Crónica USA y en mi blog personal, esta alta traición trapera y asquerosa no es nueva sino que ha sido toda una conspiración de un grupo de cubanos de Miami que desde que se abrieron los vuelos de la Comunidad y algo antes ya tenían las miras puestas en buscar un pedacito de pastel sin importarles ni el pueblo sufrido de mi patria ni mucho menos su bienestar político y social.
Pero ahí no para todo. Hoy no hay verdad más grande que la que mi colega Andrés Pascual viene repitiendo todos los días: El exilio se perdió, porque en Miami lo que abunda es una caterva de inmigrantes económicos cubanos y hay más castristas directos o indirectos que en el propio Comité Central de Cuba.
Dialogo, agencias de viajes y envíos de dinero violando las leyes del embargo, Ley de ajuste cubanos para hijos de Altos dirigentes cubanos como el General Abelardo Colomé Ibarra, y empresas de negocios con terceros países para nutrir la nomenclatura castristas, son entre muchos los elementos que ya hoy demuestran que no estábamos equivocados.
Pero hay cosas peores, como peores personajes que son capaces de traicionar hasta a su propia madre por lavar el dinero mal habido que se han agenciado en países libres en quien sabe qué tipo de actividades.
Es bochornoso ver como una clase oportunista aprovecha las bondades de la democracia en la que viven para desde allí, ayudar a la feroz opresión que sufre nuestro pueblo violando todos los parámetros de la decencia y la ética patriótica.
Y veremos mucho más. Veremos, con la complicidad del propio EE UU, la migración de capital cubano-americano hacia Cuba a través de varios países que las leyes les permiten este tipo de tráfico de divisas hacia la dictadura cubana bajo pretexto de inversiones en la isla. La idea n es bienestar sino la continuidad de la esclavitud del cubano de a pie acostumbrado ya a la mano de obra superbarata como comida sabrosa para estos traidores.
Y hablo de cubanos o cubanoamericanos cobijados bajo organizaciones ”patrióticas” del exilio y agrupados hasta en instituciones educativas como es el grupo de Estudios Cubanos y Cubano-americanos de la Universidad del Sur de la Florida comandados por Carlos Saladriga, y muchos otros mas, que se atreven a asumir una representación del destierro que no tienen.
Esto es lo peor ya que son sabandijas disfrazadas de intelectuales que están avaladas por el gobierno de Estados Unidos de América y por la actual administración del mas inepto presidente Barak Obama, un musulmán socialista con afinidades neocomunista.
Esto es grave. Si nuestro exilio patriótico de verdad no actúa, -como parece ser debido a su silencio- y no exige al congreso de USA que pare este tipo de aberración, estaremos en presencia la la más grande traición que haya padecido nuestro pueblo en su época republicana. Grave es… como también es grave el silencio de una mayoría de nuestra nación cubana en el destierro…Toma nota nación cubana.
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