Reinaldo Arenas, el genial escritor holguinero y disidente contra todas las banderas que vio flamear ante su paso. Estas patrias martianas que pudo reescribir, Cuba, su dolor inmenso y la noche, esa amiga que le acompaño hasta la hora final en que lo tuvimos con nosotros.
Dos patrias tengo yo:
Cuba y la noche,
sumidas ambas en un solo abismo.
Cuba o la noche (porque son lo mismo)
me otorgan siempre el mismo reproche:
sumidas ambas en un solo abismo.
Cuba o la noche (porque son lo mismo)
me otorgan siempre el mismo reproche:
En el extranjero, de espectros fantoche,
hasta tu propio espanto es un espejismo,
rueda extraviada de un extraño coche
que se precipita en un cataclismo
hasta tu propio espanto es un espejismo,
rueda extraviada de un extraño coche
que se precipita en un cataclismo
donde respirar es en sí un derroche,
el sol no se enciende y sería cinismo
que el tiempo vivieras para la hermosura.
el sol no se enciende y sería cinismo
que el tiempo vivieras para la hermosura.
Si ésa es la patria (la patria, la noche)
que nos han legado siglos de egoísmo,
yo otra patria espero, la de mi locura
que nos han legado siglos de egoísmo,
yo otra patria espero, la de mi locura
Reinaldo Arenas
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