Por Carlos Jaime Cabrera
San José, Costa Rica -El miedo es una cualidad inherente y directamente proporcional al temperamento de todo ser humano. Este se manifiesta por instinto de conservación normal y todos en algún momento sentimos temores diversos y sin control ante lo desconocido para proteger nuestra integridad física. Este miedo es, por así decirlo, un reflejo incondicionado incontrolable, muy diferente es la cobardía. Ser cobarde es un acto ruin aparejado siempre a la traición y a otros sentimientos de bajeza que convergen en seres sin moral y sin respeto por ellos mismos.
Decir, a estas alturas del juego, que la liberación de Cuba es un asunto de los que viven en nuestra isla bonita, es el concepto más cobarde, ruin y traidor que he escuchado repetir en este largo exilio desde siempre. En este punto tengo varias preguntas: ¿Es que acaso no son cubanos también los que dicen semejante frase para justificar la falta de decoro que los consume alimentada por la cobardía más asquerosa y detestable?
¿Acaso esos folclóricos personajes expertos en doble moral no tienen su cuota de culpabilidad en la desgracia que consume a nuestra nación cubana? ¿Acaso no correrán para allá, en el supuesto caso que los de dentro liberen la patria, a invertir su dinero ganado en el exilio para expandir sus pretensiones económicas? Claro que lo harán y quizás a algo más.
No digo esto por atacar a nadie en particular, sino que esa sensación se siente cada vez que abrimos una de las varias páginas sociales en las que participamos para opinar sobre nuestra realidad nacional. Es vergonzoso leer a quienes se las pasan usando pretextos estúpidos para practicar una suerte de hipocresía que lejos de ayudar a que el mundo entienda y crea la real situación de hambre, miseria, destrucción, encarcelamientos, asesinatos políticos, esclavitud a la que nuestra patria ha sido sometida durante más de medio siglo. Los que eso hacen, quizás consiente o inconscientemente intentan crear una opinión universal que dista mucho para que el mundo libre nos mire con un mínimo grado de respeto y consideración.
Los agoreros del cambio-fraude y del sucio proyecto de Pueblo a Pueblo, unidos a los personajes arriba descritos, aparentan y se autotitulan ser los representantes de una de las causas más justas que haya emprendido pueblo alguno en nuestro inmenso continente, descalificando o excluyendo a quienes pensamos diferentes debido al dolor sufrido en carne propia.
Esos papagayos sutiles y hasta simpáticos a la juventud desarraigada que nos está sepultando jamás han disparado un chícharo por la verdadera causa de la real liberación de CUBA. Son en realidad los enemigos reales visibles que más daño le ocasiona a nuestro sufrido pueblo en el interior de la isla. Y si acaso han disparado algo es, sin duda alguna, muchos dólares hacia esa dirección insular que, a la postre, van a parar a las arcas de los dictadores asesinos de nuestros hermanos. Es mi punto de vista pero con absoluta seguridad afirmo que no soy solo yo quien piensa así.
San José, Costa Rica -El miedo es una cualidad inherente y directamente proporcional al temperamento de todo ser humano. Este se manifiesta por instinto de conservación normal y todos en algún momento sentimos temores diversos y sin control ante lo desconocido para proteger nuestra integridad física. Este miedo es, por así decirlo, un reflejo incondicionado incontrolable, muy diferente es la cobardía. Ser cobarde es un acto ruin aparejado siempre a la traición y a otros sentimientos de bajeza que convergen en seres sin moral y sin respeto por ellos mismos.
Decir, a estas alturas del juego, que la liberación de Cuba es un asunto de los que viven en nuestra isla bonita, es el concepto más cobarde, ruin y traidor que he escuchado repetir en este largo exilio desde siempre. En este punto tengo varias preguntas: ¿Es que acaso no son cubanos también los que dicen semejante frase para justificar la falta de decoro que los consume alimentada por la cobardía más asquerosa y detestable?
¿Acaso esos folclóricos personajes expertos en doble moral no tienen su cuota de culpabilidad en la desgracia que consume a nuestra nación cubana? ¿Acaso no correrán para allá, en el supuesto caso que los de dentro liberen la patria, a invertir su dinero ganado en el exilio para expandir sus pretensiones económicas? Claro que lo harán y quizás a algo más.
No digo esto por atacar a nadie en particular, sino que esa sensación se siente cada vez que abrimos una de las varias páginas sociales en las que participamos para opinar sobre nuestra realidad nacional. Es vergonzoso leer a quienes se las pasan usando pretextos estúpidos para practicar una suerte de hipocresía que lejos de ayudar a que el mundo entienda y crea la real situación de hambre, miseria, destrucción, encarcelamientos, asesinatos políticos, esclavitud a la que nuestra patria ha sido sometida durante más de medio siglo. Los que eso hacen, quizás consiente o inconscientemente intentan crear una opinión universal que dista mucho para que el mundo libre nos mire con un mínimo grado de respeto y consideración.
Los agoreros del cambio-fraude y del sucio proyecto de Pueblo a Pueblo, unidos a los personajes arriba descritos, aparentan y se autotitulan ser los representantes de una de las causas más justas que haya emprendido pueblo alguno en nuestro inmenso continente, descalificando o excluyendo a quienes pensamos diferentes debido al dolor sufrido en carne propia.
Esos papagayos sutiles y hasta simpáticos a la juventud desarraigada que nos está sepultando jamás han disparado un chícharo por la verdadera causa de la real liberación de CUBA. Son en realidad los enemigos reales visibles que más daño le ocasiona a nuestro sufrido pueblo en el interior de la isla. Y si acaso han disparado algo es, sin duda alguna, muchos dólares hacia esa dirección insular que, a la postre, van a parar a las arcas de los dictadores asesinos de nuestros hermanos. Es mi punto de vista pero con absoluta seguridad afirmo que no soy solo yo quien piensa así.
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