Ahora quieren la “Picha” larga.
Aunque evadas contacto con las noticias difundidas desde la isla, siempre existirá una justificación que te atrape. No es para menos, lees lo que llega de allá y te ubicas sin desear dentro de un mundo surrealista, extravagante, excéntrico, utópico, ficticio, curioso, anormal, insólito y hasta humorístico. Lo peor, mucha gente cree todo lo que exportan, lo admiran y de paso, desean igual suerte para sus tierras. Vivimos en un mundo cada día más loco o enfermo.
Cuba se ha destacado en el consumo y exportación de todas estas excentricidades. ¡Debemos ser los mejores, los primeros! Habrán repetido en cada congreso o reunión partidistas, los mismos dinosaurios que se mantienen en el poder desde hace más de medio siglo. Allá salen corriendo como idiotas todos sus comisarios y portavoces, también el pueblo. Son tan ingenuos que se lo creen todo y deben conformarse con la abundancia que solo aparece en los noticieros. No conformes, todas esas barbaridades son incluidas como base material de estudio para ser discutidas por las masas en cada uno de aquellos aburridísimos círculos de estudios. Aquello no parece una isla, creo que sea lo más próximo a un hospital psiquiátrico.
¡Vamos a hablar de huevos! Aparece una gallina cubana que implantó un record y la noticia recorre el mundo. Pobre culo el de aquella gallinita, pobre gente que se quedó sin huevos.
¡Leche, leche! ¡Produciremos más que Holanda! Entonces, la foto del comandante junto a Ubre Blanca. Hablaba en el noticiero como un experto vaquero, había que verlo. Se jodió la leche fresca y solo la distribuyeron a niños menores de siete años. Que no era fresca tampoco, la producían a partir de la leche en polvo importada de Bélgica y Holanda. ¿No había dicho el cabrón que produciríamos más que ellos? Cosa de locos.
¡Vacas, vacas, vacas! Fue una de sus peores patologías, tal vez reencarnó a un vaquero que existió en su familia. Vengan noticieros con cifras de vaquitas y toros comprados en Canadá. Sabíamos cuantas gotas de semen le extraían diariamente a Rosafé Signet y otros desgraciados. Contábamos la cantidad de esperma guardada en bancos para inseminar a nuestras infelices vaquitas, todo había que consumirlo a diario. ¿No recuerdan cuando colocó corrales para ganado en el centro de la ciudad? Ya sé que no, ustedes tienen muy mala memoria. Se jodió la carne y Nitza Villapol se dedicaba a comer mierda en su programa “Cocina al Minuto”.
¡Corazones! No los que aparecen en las tarjetas postales vendidas los 14 de Febrero, que allá desaparecieron. Como no iban a perderse, si mucho más importante es el papel sanitario y muchos culos cubanos murieron sin usarlo por décadas. ¿No recuerdan la fiebre de los trasplantes de corazones? ¡Esos noticieros, esos noticieros! Helicópteros aterrizando constantemente en el Hospital Naval y la cámara siguiendo los pasos de aquellos hombres cargando las neveras donde se transportaban los corazones. Fue un verdadero maratón, yo creo que hasta una meta “revolucionaria”. El Granma iba informando sobre cada trasplante realizado y llegué a temer que un día me detuvieran a falta de donante o receptor. La palabra de orden, “había que cumplir las metas”, cuando menos, porque siempre se sobre cumplían. Esto no lo dije yo, fue el Granma. Como se comió mierda, el último sobreviviente de aquellos experimentos guindó el piojo. Publicaron que por culpa del paciente, era un tipo divertido que se sonaba sus tragos, fumaba y era amante del sexo, algo de eso, no recuerdo muy bien.
¡Metas, metas, desafíos, emulación, consignas! Eso ha sido la vida de los cubanos, conejillos de indias en uno de los experimentos más antiguos del Caribe, quizás del planeta. ¿Resultados? ¡Busquen, no se lo voy a contar yo!
Cuando yo pensaba que se habían agotado todas las balas, aparecen con los trasplantes de sexo. Mariela Castro dando conferencias por todo el mundo sobre la mariconería. Indudablemente que estamos en presencia de un país convertido en hospital psiquiátrico. Primero te meten preso por ser pato y por ende “contrarrevolucionario”, ahora no, las cosas han cambiado y te cortan el chorizo para convertirte en jeva. ¡De truco, queridos amiguitos! ¡El relajo con orden! No crean que es tan fácil, debes ser maricón, pero tener el culito “revolucionario”. Ya no se exige que te metas la hoz y el martillo, con introducirte el asta del yate Moncada es suficiente. ¡Miren muchachos! Cuando yo lo digo, ya deben saber como somos nosotros los cubanos, bueno, los de allá. ¿Hablarle de mariconerías a un cubano? ¡Jajaajajajaja! Qué poco conocen de historia, no saben que Eva era de la isla y la descubrió cuando se estaba comiendo la manzana. ¿Qué, no? Pregúntenle a Adán si no le metió el dedo en el culo y le descubrió el punto G7. Pausa.
Dejaron transcurrir un poco de tiempo, no tanto. Ahora se aparecen con la noticia de que muchos cubanos están solicitando operaciones para que les alarguen el pene. ¡Jijijiji! Ahora no solo somos grandes maricones que deseamos cambiar de sexo, facilidad que ofrecen sin costo alguno los servicios de salud de aquella “potencia mundial en medicina”. ¡Claro! Con la condición explicada anteriormente, el culito debe ser “revolucionario”. Resulta que además de muertos de hambre, que tomamos leche hasta los siete años, que no comemos carne y que nos limpiamos el culo con periódicos. Para aumentar nuestras desgracias y descréditos, tenemos la “picha” corta. ¡Mira que decir eso de nosotros! Machos que siempre hemos vivido orgullosos de nuestras bondades físicas y maestría en todo lo referente al sexo. Ya lo saben, a partir de estos momentos traten de mantener el pico cerrado cuando toquen este tema. Esperemos que algún día decidan trasplantar cojones, eso es lo que hace falta en aquella isla, no un centímetro más o centímetro menos. Cuando eso ocurra, volverán a comer carne, tomar leche y limpiarse el culo como Dios manda.
Esteban Casañas Lostal.
Montreal..Canadá.
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