Rezar por Chávez.
Bertrand de la Grange.
De cara a las elecciones regionales de hoy, la cúpula chavista ha hecho de la enfermedad del caudillo su principal tema de campaña. Madrid- Con un fervor que contrasta con su reserva habitual, el régimen cubano se ha apuntado últimamente al show mediático en torno a la hospitalización de Hugo Chávez, que acaba de ser operado por cuarta vez en La Habana. Jamás, desde que se le detectó un cáncer en junio del año pasado, la salud del mandatario venezolano había ocupado tanto espacio en los medios de la Isla, todos oficialistas. Incluso, la televisión ha interrumpido su programación en varias ocasiones para emitir en directo los partes médicos transmitidos desde Caracas por el Gobierno venezolano. Sin embargo, lo más inusitado por el momento ha sido la asistencia de altos mandos del Ejército cubano a una misa por la pronta recuperación de Chávez, organizada por la embajada de Venezuela en La Habana. En las redes sociales anticastristas, los foristas no daban crédito al comentar las fotos publicadas por las agencias internacionales donde aparecen varios oficiales en la Iglesia de Jesús, con sus uniformes, una vela encendida en una mano y un gladiolo en la otra. Las reacciones oscilan entre la burla y la irritación. Algunos ironizan sobre la "hipocresía" inconmensurable de un régimen ateo que quiere congraciarse con la jerarquía católica. Otros, en cambio, denuncian lo que consideran como una afrenta a las Damas de Blanco, que han hecho del gladiolo un símbolo y rezan todos los domingos para pedir la liberación de sus familiares detenidos por motivos políticos. ¿Qué buscan los hermanos Castro con esos gestos insólitos? Quieren, sin duda, mandar el mensaje de que están sinceramente preocupados por la salud de su principal aliado ideológico y socio comercial. La muerte de Chávez sería una catástrofe para la economía cubana, similar o peor a la que provocó la ruptura con la Unión Soviética en 1990 y motivó la instauración de un "período especial", marcado por las penurias y los apagones. Con la desaparición de Chávez, la Isla podría perder los 100.000 barriles de petróleo —más de la mitad de su consumo— que Caracas le manda cada día a precio de ganga. Y ¿qué pasaría con la principal fuente de divisas de La Habana, esos 50.000 cubanos que el régimen "alquila" a Venezuela bajo el rubro de "servicios profesionales", sobre todo médicos, entrenadores deportivos o expertos en inteligencia? Ante la perspectiva aterradora de un nuevo periodo especial, los Castro están dispuestos a todo. Asistir a una misa es lo de menos, pero es parte de una estrategia más amplia, acordada con Caracas, para crear un clima de solidaridad y de unión nacional antes de las elecciones regionales de este domingo. La cúpula chavista ha hecho de la enfermedad del caudillo bolivariano su principal tema de campaña para movilizar a los indecisos. "Queremos hacerle [un] regalo para que la recuperación sea mucho más tranquila", va diciendo el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello. Y ese regalo consistiría en ganar las 23 gobernaciones en juego —siete están actualmente en poder de la oposición— porque así "será mucho más fácil llevar a cabo la revolución a cada rincón de Venezuela". Es improbable que lo logren, pero los chavistas actúan como si la oposición no existiera. Lo demuestran las maniobras en torno a la sucesión de Chávez en caso de que éste no pudiera tomar posesión el 10 de enero para su quinto mandato presidencial. Antes de viajar a Cuba, el propio caudillo ha escogido a su sucesor al margen del orden constitucional, que señala al presidente de la Asamblea Nacional para ocupar el cargo y preparar nuevas elecciones. El escogido ha sido su fiel escudero, Nicolás Maduro, cuya principal virtud es la de ser el hombre de La Habana. No se puede descartar, sin embargo, que Chávez tome posesión del cargo el 10 de enero. Y, quizá, su estado de salud no esté tan deteriorado como se dice. Hace pocos meses, a principios de julio, el presidente venezolano aseguró que ya no tenía células malignas y que estaba "totalmente libre" de cáncer después de tres intervenciones quirúrgicas. ¿Mintió entonces Chávez o le engañaron los cubanos? ¿Estamos ante un nuevo fracaso de la medicina cubana, que casi acabó con la vida de Fidel Castro hace seis años? Los venezolanos siguen sin saber qué tipo de cáncer tiene su presidente y tampoco quiénes son sus médicos. Es un secreto que el Estado cubano no está dispuesto a compartir con nadie. (DDC)
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