El padre José Palmar, quien fue agredido el 20 de febrero durante una manifestación en la Plaza República del estado Zulia, conversó sobre las vejaciones que, aseguró, habría sufrido por parte de funcionarios del Estado, por defender a unos jóvenes que estaban en marcha pacífica y a quienes pretendían golpear y maltratar, según su relato. El representante de la iglesia, afectado por estos acontecimientos, narró con exaltación lo que vivió en aquel momento, sin embargo, dice no arrepentirse, y que “la calle es la salida a este régimen”.

El padre manifestó su postura y la de la iglesia ante el escenario de violencia que vive el país, su llamado: no desistir y seguir en manifestaciones pacíficas. Padre, usted como representante de la iglesia, también como ciudadano venezolano decidió unirse a las manifestaciones que están llevando cabo un grupo de estudiantes y venezolanos desde el pasado 12 de febrero, ¿qué lo motivó a participar?

Sencillamente, la realidad arbitraria de este gobierno, que durante quince años de mandato ha sumergido a Venezuela en el desastre económico, en la miseria social y en zozobra humana. Los estudiantes salieron a la calle el 12 de febrero emulando a los estudiantes seminaristas y universitarios que hacen honor a la batalla de La Victoria. Hoy, nosotros estamos acompañando a este grupo de jóvenes que ya tienen varias semanas en la calle enarbolando la bandera de la gallardía, de la valentía y del coraje, para sumarnos a ellos, ya que ellos en este momento son los protagonistas. Yo me sumo como ciudadano, yo los acompaño con la iglesia y lucho con ellos como venezolano, así de sencillo.

¿En algún momento fue reprimido, agredido por parte de efectivos de seguridad? ¿Sintió que sus derechos humanos y como ciudadano venezolano fueron violados?

Nosotros nos encontrábamos ese día, el 20 de febrero, en la plaza La República haciendo una rueda de prensa a eso de las diez de la mañana, cuando vimos venir un montón de estudiantes corriendo para la plaza, y un montón de policías armados y disparando. Los sacerdotes nos acercamos al sitio para impedir que siguieran disparando a los jóvenes por la espalda, y en vista de que había varios heridos de perdigones y bombas lacrimógenas, nosotros nos acercamos, mediamos con la policía, pero mientras mediábamos con la policía nos dimos cuenta de que ellos tenían atrapados a dos estudiantes del lado donde ellos se encontraban y les estaban dando patadas y torturándolos con gritos y puñetazos, yo le pedí al comisario que cuidara los muchachos y que yo los retiraría hacia otro sector, pero no quisieron, hicieron lo contrario y se ensañaron contra los muchachos dándoles golpes, y cuando traté de mediar de nuevo lanzaron bombas lacrimógenas, y tuve que irme con los muchachos hacia un punto donde pudiéramos tener más seguridad, pero había más de 39 efectivos con uniforme anti motín que trataban de quitarme de las manos a los universitarios para darles puñetazos, y me decían “padre, déjelos tranquilos y suéltelos o los vamos a matar a puñetazos”. En esa situación uno de ellos, con acento cubano, dio la orden a otro funcionario de que me disparara, y cuando este no lo quiso hacer me cayeron a puñetazos y a patadas. Eso fue lo que ocurrió en la Avenida  5 de Julio.

¿Ha recibido algún tipo de amenaza, pidiéndole que no manifieste y que no apoye a los jóvenes?

He recibido infinitas llamadas y mensajes con amenazas. Los colectivos le cayeron a piedras a la casa parroquial, lanzaron inclusive una especie de tiroteo. Ha habido de todo, amenazas de que nos van a matar si salimos a marchar. Esta mañana (jueves 6) teníamos una marcha convocada acá en San Francisco y vinieron algunos chavistas a decir que si salíamos a la calle nos iban a dar tiros y a caer a piedras, porque el lenguaje violento está de mano del oficialismo, nosotros estamos en la calle acompañando a los jóvenes a luchar, y que el mundo entero y todos los gobernantes y naciones sepan que aquí no hay democracia. En Venezuela lo que está mandando en este momento es una actitud fascista. Es mucho el terrorismo que se está viendo, no solamente en nuestro sistema de gobierno, en nuestros militares, sino ahora en nuestros hogares y nuestra familia. He recibido muchas amenazas y ninguna nos va a detener, porque tenemos 15 años en una especie de toque de queda, y si estamos en las calles ahora no nos vamos a devolver a las casas para aguantar otros 15 años más, están muy equivocados los que piensen que con las amenazas, con el amedrentamiento y la violencia nos van a detener.

Ante estas amenazas ¿ha realizado alguna denuncia a las autoridades, a representantes de la iglesia en el ámbito internacional y de ser así ha recibido respuestas de las mismas?

El día que me golpearon, el 20 de febrero, fue a mi habitación de la clínica la fiscal encargada del caso. Yo le di todos los datos de la situación, ella me hizo una especie de entrevista y se llevó la denuncia. Al otro día, el 21 en la mañana, comisarios del cuerpo de la policía judicial de acá del estado Zulia y el CICPC se presentaron en la tarde junto con médicos forenses, pero hubo una trifulca en la clínica porque sospechábamos que eran unos sicarios contratados para darle fin a mi vida. La seguridad de la clínica trató de no tener un encontronazo con los médicos forenses que se acercaron y con los funcionarios del SEBIN; teníamos ahí a 10 personas armadas. Hemos hecho la denuncia, simplemente llenar expedientes, llenar solicitudes de denuncia, pero no hemos recibido respuesta alguna, ha habido mucha solidaridad personal, también por parte de sacerdotes hermanos, de algunos amigos, pero de resto no. En el Zulia ya somos tres los sacerdotes agredidos y ninguna institución se ha pronunciado al respecto.

¿Cree usted que hay respeto a la iglesia por parte de de las entidades del Estado?

Este es un Estado sumergido y conformado por narcotraficantes de oficio, por gente terrorista. Aquí no hay biologías en este gobierno, ellos respetan a quien está con ellos, a quien les tiene miedo, a quien les tiene pánico y horror, pero al que alza la voz, el que levanta la mano, el que piensa diferente a ellos, el que tiene diferencia ideológica o de postura social, económica o moral se convierte en enemigo y en objetivo del gobierno, entonces yo, en la iglesia, estoy hablando del diálogo, estoy hablando de paz, estoy hablando de mediación, pero no puede haber diálogo de paz mientras hay abusos, no puede haber diálogo mientras la Guardia Nacional Bolivariana está masacrando jóvenes y disparando contra seres humanos en Venezuela. Los sacerdotes que estamos en la calle, acompañando a los jóvenes, estamos claros de que necesitamos el apoyo institucional de la iglesia. Hasta ahora no lo hemos tenido ni creo que lo vamos a tener, porque sencillamente hay miedo a que el gobierno tome su actitud si se lanzan a la calle de manera gallarda, valiente y cristiana para luchar por los derechos humanos. 

El presidente Nicolás Maduro ha asegurado que él apuesta por la paz, y en días pasados realizó un encuentro con algunos sectores de la oposición, gobernadores y empresarios, ¿usted cree que esta iniciativa del mandatario nacional logre un diálogo sincero?

No, eso es simplemente perder tiempo, eso en su momento lo hizo con aquella famosa mesa de la verdad, ¿y eso que hizo? Nada, dos meses de reuniones, comiendo tequeños, tomando whisky del bueno, tomando agua mineral de la más costosa, reuniéndose en Miraflores, en el Congreso de la República. Esos dos meses que tuvo Chávez fueron para ganar tiempo y para consolidar su proyecto hegemónico hasta que se lo llevó la muerte. Esta situación de Maduro, esta conferencia de paz es simplemente una caricatura, una payasearía del gobierno para engañar al mundo entero y decir que Maduro es una persona de diálogo, que el gobierno quiere paz y reconciliación. Esto es mentira, porque por un lado hablan de paz y luego en la noche atacan los colectivos armados de Maduro, salen a los edificios, a los barrios, a las urbanizaciones, mira lo que pasó en Chacao, lo que pasó anoche aquí en Maracaibo. Me retumba el alma porque ahí no hay paz, ahí llega la guardia te dispara, te masacran, te agarran, te apresan, te llevan para el reten, te violan y hacen la masacre y la tortura. Eso no es paz. Si Maduro tuviera una sinceridad de diálogo y de paz, sencillamente hiciera frente a la represión y a la opresión, y si no lo ha hecho cuando habla de paz mucho menos lo hará cuando se tope como dictador y con enfrentamientos entre pueblo y pueblo. No creo en Maduro porque es un mentiroso más, en es farsante enfermizo. Creerle a Maduro es como creerle a Satanás, así de simple. 

¿Cuál es su mensaje para la población venezolana, más allá de los jóvenes y estudiantes que están manifestando, como representante de la iglesia, y mediador de paz?

No dejemos solos a los jóvenes. Hago un llamado a la Mesa de la Unidad a que deje esa cortina con el Diablo, de querer estar con la oposición y con el oficialismo, eso da muy mala impresión y eso da un sinsabor muy grande en el corazón. Bien sabemos que muchos de los partidos políticos en la MUD tienen el corazón con la oposición y el bolsillo con Maduro, con el oficialismo, con Chávez. Mi llamado a la población es que no creamos en los partidos, que esta lucha no tiene un líder, esta lucha no la dirige Capriles ni María Corina ni Leopoldo ni Ledezma ni nadie, esta lucha la está organizando el propio pueblo, nuestros muchachos, nuestros jóvenes, nuestro futuro que está ahí. Y qué bueno que sean ellos, porque tenemos que recordar, pueblo de Venezuela, que en el calvario Jesús, cuando llevaba la cruz, fue acompañado de Juan, el más joven de todos los discípulos, y de mujeres, y así están nuestras calles, nuestros barrios, urbanizaciones, caseríos, pueblos, y en toda Venezuela ¿quiénes están? Los jóvenes y las mujeres, y son los que han llevado más palo, son los que llevan más golpes, más violencia. El llamado también es a los hombres, a los padres de familia, a los obreros, trabajadores. Toda lucha tiene tres hermosos protagonistas, los jóvenes, los trabajadores y la iglesia. Siempre las grandes luchas sociales han tenido estos tres protagonistas, y en este momento están los jóvenes solos. Necesitamos que toda la iglesia se una a esto, que dejen sus ingresos, sus quince y último, que los dejen y vayan a la calle con los muchachos a liberar la patria. Seguimos en la calle, no importa cuántos sean, seguimos en la calle porque ya Venezuela despertó.

FUENTE: 6TO PODER