Al cierre del pasado año, con sus altas y bajas, estaban registradas 2 250 empresas y 2 382 unidades presupuestadas. Los resultados productivos de la mayoría de esas entidades dejaron mucho que desear. Los ejemplos más notorios se aprecian en un elevado número de empresas pertenecientes al Ministerio de la Agricultura, al Grupo Azucarero AZCUBA y al sector del Comercio y la Gastronomía.
LA HABANA, Cuba, agosto, www.cubanet.org -El vicepresidente del Consejo de Ministros de Cuba, Marino Murillo, ha insistido en el propósito del gobierno de mantener la propiedad estatal sobre todos los medios de producción y de servicios, sean fundamentales o no. Por tanto, no existe ni la más remota posibilidad de que una parte de estos medios sean licitados al sector privado.
Al cierre del pasado año, con sus altas y bajas, estaban registradas 2 250 empresas y 2 382 unidades presupuestadas. Los resultados productivos de la mayoría de esas entidades dejaron mucho que desear. Los ejemplos más notorios se aprecian en un elevado número de empresas pertenecientes al Ministerio de la Agricultura, al Grupo Azucarero AZCUBA y al sector del Comercio y la Gastronomía.
Al cierre de 2012, tales empresas reportaron graves problemas de descapitalización, como consecuencia de las pérdidas registradas en los procesos productivos, lo que hizo muy costoso su funcionamiento y notablemente bajas sus ganancia, algo que ha hecho insostenible mantener a muchas de ellas en activo.
Al no existir los superávits correspondientes de capital, debido a los incumplimientos de la mayoría de las empresas, principalmente en la producción de bienes, no se puede materializar el incremento de los salarios de los trabajadores. También el no resuelto problema de las plantillas infladas incide negativamente en los costos de la producción y desestimula la productividad.
Todo indica que la apuesta del gobierno cubano de autorizar la creación de micro- empresas privadas para que estas absorbieran una parte de los trabajadores técnicamente desempleados, no ha dado el resultado que esperaban.
Otro elemento que incide en la elevación de los costos y la baja productividad son los desproporcionados consumos de combustible, agua, electricidad e insumos. Esta negativa situación cobró mayor notoriedad en los 50 centrales azucareros que participaron en la recién terminada zafra. La mayoría de ellos no cumplieron sus planes de producción de azúcar y reportaron significativas pérdidas.
Como las empresas cubanas no gozan de ninguna autonomía, al no poder comercializar directamente parte de sus producciones excedentes, y al no estar autorizadas a realizar servicios a terceros, se les cierran todas las vías de entrada de dinero extra, lo cual ayudaría a saldar parte de sus pérdidas y a pagar estimulaciones en metálico a sus trabajadores.
Para no declarar en bancarrota a muchas empresas que no cumplieron sus planes de producción y que no tenían dinero para solventar sus gastos, el gobierno tuvo que destinar en los últimos años 160 millones de dólares. En el primer semestre de 2013, destinaron 125 millones de dólares del presupuesto de la nación para capital de trabajo, y 40 millones en subsidios para cubrir pérdidas que difícilmente se reembolsen.
Tan deplorable situación indica que la apuesta a la llamada “actualización del modelo económico”, basada en mantener la estatización de las empresas, cuando la mayoría de ellas están descapitalizadas, es totalmente fallida.
Al cierre del pasado año, con sus altas y bajas, estaban registradas 2 250 empresas y 2 382 unidades presupuestadas. Los resultados productivos de la mayoría de esas entidades dejaron mucho que desear. Los ejemplos más notorios se aprecian en un elevado número de empresas pertenecientes al Ministerio de la Agricultura, al Grupo Azucarero AZCUBA y al sector del Comercio y la Gastronomía.
Al cierre de 2012, tales empresas reportaron graves problemas de descapitalización, como consecuencia de las pérdidas registradas en los procesos productivos, lo que hizo muy costoso su funcionamiento y notablemente bajas sus ganancia, algo que ha hecho insostenible mantener a muchas de ellas en activo.
Al no existir los superávits correspondientes de capital, debido a los incumplimientos de la mayoría de las empresas, principalmente en la producción de bienes, no se puede materializar el incremento de los salarios de los trabajadores. También el no resuelto problema de las plantillas infladas incide negativamente en los costos de la producción y desestimula la productividad.
Todo indica que la apuesta del gobierno cubano de autorizar la creación de micro- empresas privadas para que estas absorbieran una parte de los trabajadores técnicamente desempleados, no ha dado el resultado que esperaban.
Otro elemento que incide en la elevación de los costos y la baja productividad son los desproporcionados consumos de combustible, agua, electricidad e insumos. Esta negativa situación cobró mayor notoriedad en los 50 centrales azucareros que participaron en la recién terminada zafra. La mayoría de ellos no cumplieron sus planes de producción de azúcar y reportaron significativas pérdidas.
Como las empresas cubanas no gozan de ninguna autonomía, al no poder comercializar directamente parte de sus producciones excedentes, y al no estar autorizadas a realizar servicios a terceros, se les cierran todas las vías de entrada de dinero extra, lo cual ayudaría a saldar parte de sus pérdidas y a pagar estimulaciones en metálico a sus trabajadores.
Para no declarar en bancarrota a muchas empresas que no cumplieron sus planes de producción y que no tenían dinero para solventar sus gastos, el gobierno tuvo que destinar en los últimos años 160 millones de dólares. En el primer semestre de 2013, destinaron 125 millones de dólares del presupuesto de la nación para capital de trabajo, y 40 millones en subsidios para cubrir pérdidas que difícilmente se reembolsen.
Tan deplorable situación indica que la apuesta a la llamada “actualización del modelo económico”, basada en mantener la estatización de las empresas, cuando la mayoría de ellas están descapitalizadas, es totalmente fallida.
El fracaso de la estatización
Osmar Laffita Rojas
No hay comentarios:
Publicar un comentario