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domingo, 14 de julio de 2013

Aleida y Alicia, chivatas persistentes. Por Juan Carlos Linares Balmaseda.


Aleida Godínez y Alicia Zamora aparecen en el libro Los Disidentes, de los autores oficialistas Rosa Miriam Elizalde y Luis Báez.





LA HABANA, Cuba, Julio, www.cubanet.org
 -Aleida Godínez Soler y Alicia Zamora Labrada conforman la pareja que se infiltró entre los activistas cubanos de los derechos humanos y que, durante los juicios de la Primavera Negra, actuaron como denunciantes. Después de destaparse como chivatas (pues nunca mostraron rango militar que las acredite como agentes encubiertas de la Seguridad del Estado), el régimen regaló una casa para cada una de ellas y un auto Lada para uso común. Las chivatas permutaron sus casas, canjeadas por una enorme, donde hoy viven juntas, en la calle Atlanta # 41, entre Hatuey y Coliseo, en La Palma, municipio de Arroyo Naranjo. Esta vivienda cuenta con tres plantas, siete dormitorios, tres cuartos de baños, un garaje, una espaciosa terraza en la tercera planta, patio de tierra y otras comodidades. Desde que se mudaron, hace unos tres años, ocupan los cargos de presidenta y jefa de vigilancia del CDR. Aleida, con sus galopantes groserías, ha llegado a vociferar: -¡Por mis cojones, yo voy a enderezar esta cuadra! Intuyen que el régimen castrista no caerá, por la sencilla razón de que ya se vino abajo y se pudre en el suelo, aunque conserva su dominio, a la fuerza. Así que continúan sintiéndose protegidas, y, en el afán por seguir convirtiendo las patrañas en verdades, se han dedicado a exhibir videos en la casa sobre sus “hazañas” como vulgares delatoras. En la acera de enfrente vive Roberto Ferrer Gener, cuya familia está integrada por siete adultos y dos menores, que conviven hacinados en un diminuto e infrahumano cuartucho de madera. Un día, a la entrada de su vivienda, él conversaba con dos amigos, Andrés e Isaac; este último radica en Estados Unidos y estaba de visita. Roberto notó que Alicia los fotografiaba y, al pedir explicación, obtuvo una fatua justificación: Le dijo que su cámara es profesional y que apunta para un lado y salen fotos de otro. En otra de sus vulgares perretas, Aleida le voceó a su vecino de al lado: -¡Por mis cojones voy a tumbarte ese baño!



Roberto-Ferrer-Gener






Interior-de-la-vivienda-de-Roberto-Ferrer-Gener


Intuyen que el régimen castrista no caerá, por la sencilla razón de que ya se vino abajo y se pudre en el suelo, aunque conserva su dominio, a la fuerza. Así que continúan sintiéndose protegidas, y, en el afán por seguir convirtiendo las patrañas en verdades, se han dedicado a exhibir videos en la casa sobre sus “hazañas” como vulgares delatoras. En la acera de enfrente vive Roberto Ferrer Gener, cuya familia está integrada por siete adultos y dos menores, que conviven hacinados en un diminuto e infrahumano cuartucho de madera. Un día, a la entrada de su vivienda, él conversaba con dos amigos, Andrés e Isaac; este último radica en Estados Unidos y estaba de visita. Roberto notó que Alicia los fotografiaba y, al pedir explicación, obtuvo una fatua justificación: Le dijo que su cámara es profesional y que apunta para un lado y salen fotos de otro. En otra de sus vulgares perretas, Aleida le voceó a su vecino de al lado: -¡Por mis cojones voy a tumbarte ese baño! El vecino es un pastor evangélico, muy decente. En su casa templo se reúnen feligreses, por lo que necesita un baño en el patio. Pero tuvo que renunciar a la necesidad, por la imposición de Aleida. Además de molestarles las sesiones del culto, a la pareja les disgusta que los niños jueguen en la calle; les incomoda la música que escucha otro vecino, les fastidia el tipo de gente que se reúne en la ponchera privada de enfrente. No obstante, se les ha visto en el trapicheo ilegal, con gasolina. Recientemente, Aleida denunció a casi todos los hombres de la cuadra. Alegaba que le estaban tirando huevos y otras cosas a su casa. Al final, todo quedó en la amenaza, pues los convocados, según iban llegando al sector policial, los regresaban a sus hogares, mientras Aleida y Alicia no asomaron las caras. Por chivatas, groseras y problemáticas, se han convertido en las vecinas más indeseables del barrio. Aunque siguen creyéndose las dueñas del entorno

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Vista-exterior-de-la-casa-de-Aleida-y-Alicia


tomado de :Cuba Democracia y Vida

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