Roban sacos de harina del puerto de La Habana
En la sustracción de la harina estaban implicados estibadores, custodios y choferes, quienes a modo abierto se "asignaban una cuota" de un saco de harina para cada uno.
Como parte de la campaña del gobierno cubano contra los delitos económicos, las autoridades de la capital realizaron varios operativos en los que detectaron el robo de sacos de harina del puerto de La Habana.
Una información del semanario Tribuna precisa que en la sustracción de la harina estaban implicados tanto los estibadores, como los custodios y los choferes, quienes a modo abierto se "asignaban una cuota" de un saco de harina para cada uno.
En reunión en el gobierno provincial para analizar el enfrentamiento a las indisciplinas sociales y las ilegalidades en el sector económico, se informaron los resultados de una inspección en el municipio Regla.
Allí se encontraron casas almacenes en las cuales se ocuparon toneladas de productos como aceite y cajas de pollo, "incluso de pechugas de pollo, un alimento que no se está comercializando en estos momentos ni en el mercado con precios en MLC", subraya la nota.
Los operativos detectaron la llamada "multa de castigo", que es la que imponen los propietarios de cafeterías que son multados, al cerrar sus negocios tres o cuatro días para luego volver a abrir con precios mayores a los regulados, para que finalmente sea la población la que pague la sanción.
"Por ejemplo, un pan con croqueta en 150 pesos y un vasito desechable de jugo de frutabomba en 50 pesos. Está establecido comercializar hasta el 50 % del precio, sin embargo se advierte que en estos productos con precios de costo, por ejemplo, de 32 pesos, lo venden en 600 CUP", detalla Tribuna.
La reunión estuvo presidida por Orestes Llanes Mestre, coordinador de programas para el enfrentamiento al delito, quien llamó a arreciar la fiscalización de las actividades comerciales, la gastronomía y los servicios.
El funcionario subrayó que las conocidas ventas de garaje no pueden extenderse a los parques -como sucede ya en varios parques de la ciudad, lo cual ha sido denunciado por los vecinos- y que su regulación es distinta a las ventas en el interior de las viviendas.
En el encuentro, también se criticó el monto de las multas, que en opinión de los dirigentes del gobierno son muy bajas y no representan ninguna medida efectiva, por lo que se decidió arrestar a las personas involucradas en esos actos.
"Se mencionó, como ejemplo, que un vehículo utilizado para el traslado de las mercancías solicitadas en combos, fue detenido por segunda ocasión, esta vez conducido por un familiar diferente al que fuera detenido dos días antes", señala la nota.
En medio de la grave escasez de productos básicos en Cuba, el gobierno ha intensificado su persecución a actividades de corrupción, desvío de productos y venta de productos a precios abusivos y especulativos.
En las últimas semanas, se han realizado controles tanto en el sector estatal, con inspecciones en tiendas, mercados y panaderías, como en el privado, con acciones contra cuentapropistas y revendedores.
Esta semana, fueron detenidas en La Habana siete personas que vendían los llamados combos de alimentos mediante anuncios en las redes sociales, una actividad que se ha incrementado en los últimos meses.
Los implicados trasladaban los víveres solicitados por los clientes, y en el momento de su arresto llevaban salchichas, picadillo, pollo, café, aceite, sardinas, atún, carne de res, espaguetis, refresco Piñata, leche en polvo, carne de cerdo y langosta, así como productos de aseo como detergentes y jabones.
"Estos ciudadanos se encuentran actualmente bajo proceso de instrucción policial, además se procedió al decomiso de todos los productos antes mencionados, los que serán entregados a centros de asistencia social", precisó la nota del semanario Tribuna.
Hace unas dos semanas, trabajadores y administradores de dos tiendas de Artex en Boyeros, en La Habana, fueron multados por alterar los precios de algunos de sus productos y vender otros sin respaldo legal.
Entre los productos con los que especulaban los empleados de Artex había material de oficina como lapiceros, marcadores y rotuladores; así como artesanías, suvenires y prendas de vestir.
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