Washington: La Habana aceptó negociar sobre fugitivos estadounidenses refugiados en Cuba
Ambos gobiernos hablarían sobre los casos de Joanne Chesimard y el puertorriqueño William Morales, según el Departamento de Estado.
Washington y La Habana iniciarán negociaciones sobre dos de los fugitivos más buscados por Estados Unidos, como parte de un nuevo diálogo sobre cooperación judicial posibilitado por la decisión del presidente Barack Obama de retirar al régimen de la Isla de la lista de patrocinadores de terrorismo, anunció el miércoles el Departamento de Estado norteamericano, reporta la AP.
Jeff Rathke, vocero del Departamento de Estado, dijo que el gobierno de Raúl Castro aceptó las negociaciones sobre los fugitivos. Una sería Joanne Chesimard, alias Assata Shakur, a quien Fidel Castro otorgó asilo después de que escapara de una prisión estadounidense, donde estaba cumpliendo una sentencia por matar a un policía estatal de Nueva Jersey en 1973.
Representantes de Estados Unidos y Cuba discutirán además el caso de William Morales, un nacionalista puertorriqueño buscado por su participación en atentados con explosivos en Nueva York en la década de los setenta.
"Vemos el restablecimiento de relaciones diplomáticas y la reapertura de una embajada en La Habana como los medios a través de los cuales seremos capaces de presionar más efectivamente al Gobierno cubano sobre asuntos judiciales como el de fugitivos. Y Cuba ha aceptado entrar a un diálogo judicial con Estados Unidos que funcionará para resolver estos casos", señaló Rathke. Se prevé que el diálogo aborde además la cooperación sobre delitos más rutinarios, dijeron funcionarios.
Sin embargo, Josefina Vidal, máxima diplomática cubana para asuntos estadounidenses,descartó recientemente cualquier regreso de refugiados políticos a Estados Unidos.
Vidal dijo el martes que "el gobierno de Cuba reconoce la justa decisión tomada por el presidente de los Estados Unidos de eliminar a Cuba de una lista (de estados patrocinadores del terrorismo) en la que nunca debió ser incluida".
Expertos en política exterior cubana y estadounidense dijeron que los dos gobiernos parecían haber dado un importante salto hacia la reapertura de embajadas en La Habana y Washington tras meses de complejas, y en ocasiones frustrantes, negociaciones.
"Esto es importante porque habla del deseo de Obama de seguir adelante", dijo Esteban Morales, un profesor de ciencias políticas en la Universidad de La Habana. "Ahora no hay obstáculos políticos. Lo que queda son problemas organizativos y técnicos que pueden ser resueltos".
En un mensaje al Congreso estadounidense, Obama dijo el martes que el Gobierno cubano "no ha ofrecido apoyo alguno al terrorismo internacional" en los últimos seis meses y ha dado "garantías de que no apoyará acciones del terrorismo internacional en el futuro".
La Habana saldrá oficialmente de la lista de patrocinadores del terrorismo 45 días después de la llegada del mensaje del presidente Obama al Congreso. Los legisladores podrían bloquear la decisión durante ese periodo, pero casi con toda seguridad Obama vetará cualquier iniciativa en contra.
Queda por ver si La Habana permite a diplomáticos de Estados Unidos moverse por el país y mantener contacto con los ciudadanos, incluyendo disidentes, lo que constituye el segundo punto de fricción en las negociaciones para restaurar relaciones diplomáticas.
El régimen ha estado incluido en la lista de estados que patrocinan el terrorismo desde 1982 por lo que la Casa Blanca ha considerado esfuerzos por "promover la revolución armada por parte de organizaciones que usan el terrorismo".
Esos esfuerzos incluyeron el apoyo a grupos insurgentes de izquierda como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia y la banda terrorista vasca ETA, en España. La Isla sirvió de refugio además a extremistas puertorriqueños y activistas negros tras ataques en Estados Unidos.
Lu inclusión en la lista limitó la capacidad de La Habana para hacer negocios a nivel internacional.
Una ley de 1996, que elimina la inmunidad soberana de los países incluidos en la lista que practican ejecuciones extrajudiciales, expuso al régimen a juicios en tribunales estadounidenses cuando, principalmente familias cubanoamericanas, acusaron a La Habana de las muertes de sus seres queridos, dijo Robert Muse, un abogado de Washington especializado en leyes estadounidenses sobre Cuba.
Los riesgos percibidos y reales de hacer negocios con un país con esa calificación también complicaron la relación del Gobierno cubano con bancos extranjeros. La Sección de Intereses de La Habana en Washington se ha visto obligada a operar en efectivo desde que el año pasado perdiera sus cuentas en entidades estadounidenses.
La reapertura de una cuenta bancaria es una de las demandas más urgentes de La Habana en las negociaciones para reabrir embajadas. Aunque la decisión depende de cada entidad individualmente, la exclusión de la lista terrorista facilitaría el proceso.
La inclusión en la lista de naciones patrocinadoras de terrorismo también impidió que representantes estadounidenses del Banco Mundial y otras entidades financieras globales aprobasen créditos para Cuba, que tiene cada vez más problemas de liquidez.
A pesar de la salida de la lista, muchas sanciones económicas están sujetas al embargo y previsiblemente permanecerán vigentes.
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