Por Iliana LavastidaDiario Las Américas
31 de marzo de 2015
Dama de Blanco Alejandrina García de la Riva al lado de
la actriz Ana Luisa Rubio en la Iglesia en Miami - foto de You Tube
la actriz Ana Luisa Rubio en la Iglesia en Miami - foto de You Tube
MIAMI.- Alejandrina García de la Riva, quien fue víctima de un acto de repudio de parte de sus propias compañeras, asegura que el propósito de las Damas de Blanco en Cuba se ha desvirtuado
La reorganización de las Damas de Blanco en el exilio, “tiene mucho que ver con el incidente que hubo en la sede del movimiento en La Habana el pasado diciembre”, en el que algunas integrantes protagonizaron un acto de repudio contra una de las fundadoras.
La reorganización de las Damas de Blanco en el exilio, “tiene mucho que ver con el incidente que hubo en la sede del movimiento en La Habana el pasado diciembre”, en el que algunas integrantes protagonizaron un acto de repudio contra una de las fundadoras.
Alejandrina García de la Riva, que acaba de radicarse en Miami en condición de refugiada política junto a su esposo, el exprisionero político, Diosdado González Marrero, dijo en entrevista a DIARIO LAS AMÉRICAS, “que el verdadero propósito de las Damas de Blanco exiliadas, es ayudar y respaldar a quienes en Cuba continúen exigiendo la liberación de los presos políticos y defendiendo que se respeten los derechos humanos del pueblo”.
A propósito del inicio de Semana Santa, este 29 de marzo en que se celebró domingo de Ramos, varias de las mujeres que tras la ola represiva de 2003 en Cuba integraron el movimiento Damas de Blanco, se dieron cita nuevamente, esta vez, en el Santuario de la Ermita de la Caridad.
La idea de que se integrarían en una nueva organización se difundió inmediatamente, pero García de la Riva explicó a DLA que se trata de un problema de interpretación de lo que realmente buscan.
“Muchas de las Damas de Blanco que están aquí vinieron de España, [país por el que salieron la mayoría de los prisioneros de la causa de los 75 tras ser excarcelados en 2010]. Algunas pensaron que se alejarían de la política porque estar exiliadas y vivir tan inmersas en las obligaciones de trabajo que impone este país, las distanció entre sí, pero tras lo ocurrido en Cuba nos hemos dado cuenta de que nuestra lucha nos une y nos impulsa”.
“Las Damas de Blanco exiliadas se han percatado de que ese altercado tuvo un costo político, por eso han decidido alzar sus voces y unirse para apoyar a las que continúen con los verdaderos ideales del movimiento”.
García de la Riva recordó que los prisioneros políticos de la causa de los 75 [como su esposo], permanecen sancionados por el régimen de la isla y por tanto no pueden entrar al país de visita.
“Ellos fueron excarcelados con una licencia extrapenal, pero no liberados, por eso no han vuelto a Cuba como tampoco sus esposas; pero lo que ocurre en nuestro país, sí no interesa a todos”.
Se refirió con marcado pesar al suceso del que fue víctima en la casa de Laura Pollán, la fallecida líder de la organización, y señaló que esa era una de las razones por las que Laura María Labrada Pollán y Héctor Maseda, la hija y el viudo de Pollán respectivamente, prohibieron seguir haciendo uso de esa sede para las reuniones convocadas por Berta Soler y quienes la apoyan de forma incondicional.
“Unos 4 o 5 meses después de la muerte de Laura comenzaron los problemas. Me acerqué a Berta [Soler] y traté de disuadirla de que eso había que corregirlo pero no me escuchó, recordó De la Riva.
De la Riva calificó a Soler como “una mujer valiente” pero señaló que quien está dirigiendo a las Damas de Blanco en estos momentos es “su esposo Ángel Moya y eso nos está haciendo mucho daño”.
“El video del día del acto de repudio él fue quien lo grabó y después se encargó de publicarlo”, aseguró. La sede de la organización se ha estado utilizando para “cosas inadmisibles”.
“Lo que pasó conmigo llamó mucho la atención, pero ya había habido otros problemas como la separación de Belkis Cantillo [Dama de Blanco de Santiago de Cuba]. En lo personal, nunca tuve un problema con Berta porque mi activismo lo hacía en Matanzas, de donde somos mi esposo y yo, pero como ella [Berta], ve sombra en todos, predispuso a ese grupo en mi contra y cuando llegué a tratar de conversar con ella, fue así como me recibieron”.
“A las Damas de Blanco en un principio nos unía el dolor de nuestros familiares presos. De eso en estos momentos ya no hay conocimiento. La visión del grupo ha cambiado y sólo se habla de los viajes al exterior y de la ayuda que reciben”, lamentó De la Riva.
“Cuando vine a Miami el año pasado escuché que había opiniones que en Cuba no conocíamos, traté de alertar a Berta para que corrigiéramos los errores y a ella no le gustó”.
La Dama de Blanco aseguró que Berta Soler no tiene capacidad para escuchar opiniones diferentes a las suyas, “por eso se escuda en ese grupo que la sigue”.
García de la Riva ratificó que las Damas de Blanco exiliadas empeñarán su esfuerzo para que el espíritu de la organización se salve. “Estar aquí no significa que hayamos perdido el derecho de ayudar a Cuba”, concluyó.
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