EL PLAN TORRIENTES:RECOLECTARON DINERO PARA COMPRAR COHETES Y ATACAR LA BASE NAVAL DESDE TERRITORIO CUBANO Y FINGIR ASI UBN ATAQUE COMUNISTA QUE PROPICIARA LA INVASION AMERICANA.NINGUN GRUPO DEL EXILIO APOYO ESTE PLAN PARA MUCHOS ERA UNA LOCURA,PARA OTROS UNA ESTAFA Y LOS "PONE BOMBAS" DE EMBAJADAS ESOS...SE CAGARON EN LOS PANTALONES.
A TORRIENTES LO ENCONTRARON CON VARIOS AGUJEROS CALIBRE 45,NADIE SABE A CIENCIA CIERTA QUIEN FUE, NI LA PLATA NI LOS COHETES APARECIERON.
TRAIGO AQUI UN INTERESANTE ARTICULO:
Jorge Luis Llanes Naranjo
MEA CULPA” EN EL "PLAN TORRIENTE"
Por Esteban Fernández
Algunas
personas habrán notado mi desconfianza por figuras que han surgido
últimamente en Cuba y en el exilio. La falta de fe no solamente me la
produce un estudio de la situación interna cubana sino errores
personales y decepciones propias que me hacen no confiar ciegamente en
nadie y pongo en tela de juicio a todo el mundo. Y claro está que
desgraciadamente pudieran pagar justos por pecadores.
Verdaderamente creí -desde luego, sin levantarle un altarito- en José
Elías de la Torriente. Desde el primer momento el viejo me cayó bien. No
encontraba en él ningún motivo para querer engañarnos. Dinero tenía,
poseía un hogar completamente decente, y era miembro de una familia
respetable. ¿Para qué iba a meterse en un berenjenal innecesario?
Lo conocí personalmente, hablé con él en innumerables ocasiones. Me
lució un hombre tranquilo, sincero, correcto, seguro de sí mismo e
incapaz del alarde ridículo. Y decidí cooperar con él.
Claro que mirando la situación con el espejo retrovisor, y con mi
experiencia actual, debí acosarlo a preguntas hasta obtener respuestas
concretas ante de lanzarme a seguirlo decididamente con una venda en los
ojos. Y lo que es peor: pedirle a mis compatriotas que lo apoyaran ¿Qué
diablos era su plan? ¿Qué pensaba hacer? ¿Qué armas secretas poseía
para obtener una victoria rápida y contundente contra el castrismo? ...
Nada de eso, me lancé en una carrera desenfrenada secundando su
esfuerzo. Era una de las tres personas que hablaba en todos los actos a
su favor en California. Fue tan inmensa e intensa mi colaboración que en
un acto el maestro de ceremonias llamado Jorge Balmaseda me presentó
como “El Cuarto Hombre en el Plan Torriente”. No era cierto, fue una
exageración enorme pero no me digné a rechazar ese título inventado e
inmerecido.
A
la hora de realizar un supuesto reclutamiento para ir a pelear en Cuba
me pusieron al frente de ese cometido. No le llamaron “reclutamiento”
sino “empadronamiento”. En ese instante yo no sabía, ni me importaba
saber, exactamente que conllevaba ese concepto de “empadronamiento”.
Tampoco averigüe: ¿Qué armamentos, ni qué campamentos, ni “qué nada”
iban a tener los patriotas cubanos que yo estaba “empadronando” para
hacer la guerra? Todavía a cada rato me encuentro con cubanos que
orgullosamente me enseñan un carné de reclutados firmado por mí en esa
etapa. No sé que decirles. Trato de sonreírme y felicitarlos por haber
cumplido con su deber. Que sé yo.
Carlos Prío, Andrés Rivero Agüero, Manuel Urrutia, Juanita Castro, se
desligaron del Plan, y eso no fue motivo para decepcionarme. Cuando me
entraron dudas alguien muy cercano a José Elías me dijo que “El plan era
atacar a la Base Naval de Guantánamo como si fuéramos miembros de la
tiranía y provocar la respuesta militar norteamericana”. Era algo
fantástico y fantasmagórico, pero como yo estaba DESEOSO DE SEGUIR
CREYENDO EN ALGO, me tragué ese paquetazo.
Un
grupo de jóvenes desesperado por la falta de noticias nuevas, y por el
silencio del líder y promotor del Plan Torriente, nos aparecimos de
sorpresa en la residencia del Dr. Héctor Carrió, delegado del Plan de
Trabajo para la Liberación de Cuba. Así se llamaba lo que la gente le
dio por llamar “Plan Torriente” siempre acorde con la tendencia nuestra
al caudillismo y al culto a la personalidad.
Estábamos comenzando a despertar de un sueño que se convertiría en una
pesadilla y en una gran decepción. Recuerdo que volvimos loco al pobre
Carrió- que era, y sigue siendo, un buen hombre- con preguntas para las
cuales él no tenía una respuesta adecuada: “¿Vamos a pelear en Cuba, o
no?”, “¿Hicimos un reclutamiento por gusto?”, “¿Por qué Torriente no
dice ni esta boca es mía, qué esta pasando?” ... Héctor Carrió lucía
abrumado y en realidad aceptó que el mismo tenía las mismas
interrogantes.
De pronto nos levantó la moral que se realizara el ataque al Puerto de
Samá, pero fue un acto solitario y volvió de nuevo a cundir el
pesimismo. Viendo tranquilamente la televisión en sala de su casa unos
disparos acabaron con la vida de José Elías de la Torriente.Y se acabó
lo que se daba. No había ni segundo, ni tercero, y mucho menos un cuarto
sustituto.
Cundió completamente la decepción, el 90 por ciento de los
“Torrientistas” se fue para sus casas y jamás se metieron en más nada,
algunos no les he visto más en mi vida. En realidad, muchos hemos sido
víctimas de creer en cantos de sirenas durante este proceso. Y ahí
estriba mi recelo.
Por lo tanto, yo convierto este escrito en un “Mea Culpa” esperando que
sirva de escarmiento en el futuro cercano para los que se desviven en
elogios hoy para ídolos de barro y mañana se retirarán arrepentidos. Y
ojalá algunos sigan mi ejemplo y brinden públicamente un “I'm sorry con
excuse me" parecido a este y sigan adelante en esta ardua y
decepcionante lucha.
No hay comentarios:
Publicar un comentario