Otro libro prohibido en Cuba
Hilda Molina, la neurocirujana que desafió a Fidel Castro, cuenta algunos secretos del ex gobernante.
LA HABANA, Cuba – Por estos días se ha hablado de las presentaciones de algunos libros. La primacía, como era de esperar, le corresponde al texto Raúl Castro, un hombre en Revolución, de la autoría del escritor ruso Nicolai Leonov.
Sin embargo, es muy probable que el cubano de a pie desconozca que en los últimos tiempos otro libro, también relacionado con el acontecer de la isla, ha sido presentado en varios países. Se trata del texto Mi verdad, una especie de memoria de la neurocirujana Hilda Molina, esa valiente mujer que desafió a Fidel Castro. Y, como es lógico suponer, un libro que el castrismo no permite que sea leído por los cubanos.
Fidel Castro nunca le perdonó a la doctora Molina que entregara todas sus medallas y condecoraciones, y que renunciara a su condición de diputada a la Asamblea Nacional de Poder Popular como protesta por la decisión gubernamental de destinar los servicios del Centro de Restauración Neurológica –que la propia Molina había fundado– solo para pacientes extranjeros.
De igual forma, Castro se ofuscó cuando el hijo de la doctora Molina –también neurocirujano– decidió no regresar a Cuba y fijar su residencia en Argentina luego de asistir a un evento científico en Japón. En ese momento el Máximo Líder del régimen juró no permitir jamás que madre e hijo se encontraran, y en consecuencia desoyó durante más de una década las solicitudes de la neurocirujana, quien contaba con el respaldo de buena parte de la comunidad internacional incluyendo a varios jefes de Estado, para poder viajar a Argentina y ver a su hijo.
Pero las anteriores no serían las únicas razones que avivaron la furia del hoy ex presidente. La doctora Hilda Molina cuenta en su libro una faceta menos divulgada de este forcejeo, vinculada con el complejo de “macho irresistible” que parece haber acompañado a Castro durante toda su vida. Porque el Comandante, durante sus frecuentes visitas al Centro de Restauración Neurológica y las muchas conversaciones que sostuvo en privado con la neurocirujana, no solo se interesaba por las cuestiones profesionales.
Un día, a pesar de no recibir ningún indicio de aceptación de sus insinuaciones, Castro le comentó a la doctora en un tono íntimo: “Y tú, como siempre, de lo único que sabes hablar conmigo es de trabajo”.
Como es sabido, a ella se le permitió salir de Cuba en el año 2009, únicamente cuando ya Fidel Castro había abandonado el poder.
El libro Mi verdad contiene además las vivencias de la doctora Molina durante el cumplimiento de una misión médica en Argelia en el año 1983. Allí la neurocirujana pudo constatar el ambiente de corrupción fomentado por los directivos de la brigada médica cubana, con hechos de alcoholismo, pornografía, y el acoso sexual que sufría el personal femenino de la brigada médica. A ello se añade la conocida explotación monetaria que afrontan los galenos cubanos cuando salen al exterior, pues el Estado de la Isla se apropia de una porción muy grande del salario que perciben.
Ante este texto, se está en presencia de un valioso testimonio que desmiente la imagen oficialista de ubicar a Cuba como una potencia médica. Pero sobre todo, en el componente ético de la propuesta se demuestra una vez más lo retorcido de un sistema y su dictador.
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