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domingo, 23 de enero de 2011
Castro reconoce que la Revolución ha cometido "errores"
Reclama una actuación inmediata ante la crisis alimentaria y propone se abandonen los biocombustibles para frenar los precios
MADRID, 20 Ene. (EUROPA PRESS) -
El ex presidente cubano Fidel Castro ha defendido este jueves los logros de la Revolución, que "sigue en pie" pese a la política de Estados Unidos, y aunque ha admitido que se han cometido "errores" y se seguirán cometiendo con toda seguridad, el régimen no ha optado por "el engaño al pueblo" ni por "los abusos de poder".
En una de sus extensas 'Reflexiones' publicada este jueves y en la que llama a actuar de forma inmediata para afrontar la crisis alimentaria mundial, Castro repasa los cambios experimentados por la isla desde que "los españoles 'nos descubrieron'" pasando por el periodo de "colonia yanki" hasta el triunfo de la Revolución en 1959, sobre todo en el plano agrícola.
Cuanto triunfó la Revolución, destaca el ex mandatario, "ninguno de nosotros poseía entonces la experiencia alcanzada durante muchos años" sino que "partíamos de ideas justas y una concepción revolucionaria". "Quizás el principal error de idealismo cometido, fue pensar que en el mundo había una determinada cantidad de justicia y respeto al derecho de los pueblos cuando, ciertamente, no existía en absoluto", subraya.
Tras recordar el incidente de los misiles y la invasión de la Bahía de Cochinos, Castro resalta que "pasaron diez presidentes de Estados Unidos, está pasando el undécimo, y la Revolución Socialista se mantiene en pie", y ello pese a que Estados Unidos mantiene sobre la isla "un bloqueo cruel y despiadado" y ha llevado a cabo actos terroristas.
Asimismo, critica la "llamada Ley de Ajuste Cubano concede ingreso, residencia y empleo en Estados Unidos" a los ciudadanos cubanos que lleguen a su territorio.
"Cuba es el único país del mundo a cuyos ciudadanos se aplica ese privilegio, que se niega a los de Haití, después del terremoto que mató más de 300 000 personas, y al resto de los ciudadanos del hemisferio, a los que el imperio persigue y expulsa".
"Sin embargo, la Revolución Cubana sigue en pie", insiste Castro, subrayando que además "Cuba es el único país del planeta que no puede ser visitado por los ciudadanos estadounidenses; pero Cuba existe y sigue en pie, a solo 90 millas de Estados Unidos, librando su heroica lucha".
"Los revolucionarios cubanos hemos cometido errores, y los seguiremos cometiendo, pero jamás cometeremos el error de ser traidores", subraya el ex mandatario cubano, asegurando que "nunca hemos escogido la ilegalidad, la mentira, la demagogia, el engaño al pueblo, la simulación, la hipocresía, el oportunismo, el soborno, la ausencia total de ética, los abusos de poder, incluso el crimen y las torturas repugnantes, que con obvias, aunque sin duda meritorias excepciones, han caracterizado la conducta de los presidentes de Estados Unidos".
CRISIS ALIMENTARIA
Por otra parte, Castro dedica el resto de su artículo ha alertar sobre la crisis alimentaria y sus efectos. "En este momento la Humanidad se está enfrentando a problemas serios y sin precedentes (...) me refiero a la crisis de alimentos originada por hechos económicos y cambios climáticos que aparentemente son ya irreversibles como consecuencia de la acción del hombre, pero que de todas formas la mente humana está en el deber de enfrentar apresuradamente", afirma.
El ex presidente cubano recuerda que "más de mil millones (de personas) sufren hambre y desnutrición" y las cosechas de los principales alimentos "están siendo afectadas por los cambios climáticos, creando un gravísimo problema en el mundo". "Los problemas son dramáticamente serios, no todo sin embargo está perdido", considera.
Según él, "el primer asunto a resolver por la comunidad mundial sería escoger entre alimentos y biocombustibles" y en este sentido "Brasil, un país en desarrollo, desde luego tendría que ser compensado".
"Si los millones de toneladas de soja y maíz que se invertirán en biocombustibles se destinan a la producción de alimentos, la elevación inusitada de los precios se pararía, y los científicos del mundo podrían proponer fórmulas que de alguna forma puedan detener e incluso, revertir la situación", defiende el ex mandatario, para quien "se ha perdido demasiado tiempo" y por tanto "es hora ya de hacer algo".
Amplios sectores de la economía cubana, administrados por 'mafias'
Sobornos, comisiones ilegales y tráfico de influencias son prácticas habituales que incluyen a altos funcionarios del régimen y miembros del PCC, según WikiLeaks.
Los sobornos, las comisiones ilegales y el tráfico de influencias son prácticas habituales en Cuba, donde la corrupción alcanza a altos funcionarios, miembros del Partido Comunista y profesionales sin adscripción política, sostienen diversos informes de la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana (SINA), revelados por WikiLeaks
"Como en cualquier lugar en el mundo, un contrato de un millón de dólares supone (para un comisionista cubano) 100.000 dólares" en una cuenta de un banco extranjero abierta a su nombre o el de otra persona, según un empresario suizo citado en un cable de 2006, informa el diario español El País.
Corruptos en la élite
Aunque en sus reportes la SINA valora que los grandes corruptos no son tanto miembros de la élite del régimen como funcionarios pragmáticos que se han abierto camino hacia altos puestos, menciona casos como el del general Julio Casas Regueiro, casado con Dania Rodríguez, hija del fallecido Carlos Rafael Rodríguez, quien fuera vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros.
La legación estadounidense dice que Casas Regueiro es "ampliamente rumoreado como corrupto".
También cita el ejemplo del ex ministro de Turismo Ibrahim Ferradaz, destituido en el 2004 por corrupción.
Ferradaz había sido nombrado en 1999, en sustitución de Osmany Cienfuegos, defenestrado tras el cese de varios ejecutivos de las empresas turísticas Rumbos, Horizontes y Cubanacán. La cadena británica BBC afirmó entonces que habían desaparecido de Cubanacán varios millones de dólares, dato negado oficialmente.
Otro cable de la SINA, del año 2007, informa a Washington la versión de que el ex ministro de Justicia Roberto Sotolongo fue destituido por estar implicado en una trama de corrupción relacionada con el cobro por el acceso a cuentas de internet, y por el hecho de que un subordinado fuera detenido tratando de salir ilegalmente de Cuba con 25.000 dólares.
En el mismo despacho, la SINA cita una fuente, que califica de fiable, que atribuye al ex ministro cargos más graves, como la participación en el tráfico de emigrantes.
Administrados por mafias
"Algunas instalaciones del Estado son administradas, de hecho, por 'mafias'", dice un informe de 2006. Un cubano dijo al consejero político de la Sección de Intereses que el director de un centro de distribución de pan colocó a sus amigos en centros decisivos y controla toda la cadena estatal de panaderías.
El ex embajador español Carlos Alonso comentó a los diplomáticos estadounidenses, según uno de los informes: "La corrupción es necesaria para sobrevivir. Y cuando en la mayoría de los países de América Latina, un escándalo de corrupción consiste en que una persona robe once millones de dólares, en Cuba es que cada uno de los once millones de cubanos robe un dólar"
Para la SINA, el monopolio estatal hace que "corrupción y robo sea la misma cosa". "Las prácticas corruptas incluyen el soborno, la malversación de los recursos estatales y los chanchullos contables", señala el cable.
En esta línea, se destaca que muchos de los puestos potencialmente más rentables suelen ser asignados sobornando al funcionario que decide.
"Por ejemplo, un trabajo con acceso a una gasolinera puede costar miles de dólares, (pues permitirá al beneficiario traficar con el combustible)". Un trabajo en el sector turístico, con acceso a las propinas, puede costar cientos de dólares. "Un cubano desempleado nos dijo que conseguir un trabajo en la empresa estatal puntera CIMEX (Comercio Interior Mercado Exterior) le costaría más de 500 dólares", relata la SINA.
Los policías, "famosos por aceptar sobornos"
Los policías "son famosos por aceptar sobornos" tras imputar a los conductores una miríada de transgresiones, escribe Michael Parmly, quien fue jefe de la SINA entre 2005 y 2008. "Son tan corruptos que el gobierno renueva las filas del cuerpo con reclutas no maleados del este (del país). Pero a medida que el tiempo pasa, las nuevas plantillas llegan a ser tan corruptas como las antiguas, y hay que incorporar otra nueva tanda para reemplazarles".
Para la legación diplomática, el robo y la corrupción de supervivencia son generalizados en los sectores del turismo, el transporte, la construcción y la distribución de alimentos, que funcionan en paralelo a un mercado negro del cemento, la pintura y la madera.
Los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), a cargo de la distribución de determinadas mercancías, aplican dos criterios a la hora de asignar los productos más demandados, como televisiones y frigoríficos. "Las credenciales revolucionarias (de los peticionarios)... y su capacidad adquisitiva".
Otro despacho enviado a Washington en el año 2009 (194480) efectúa la siguiente valoración: "La corrupción en Cuba es una herramienta de supervivencia aceptada. Los cubanos ganan una media de 18 dólares al mes, y los mandos medios policiales perciben esa cantidad". No obstante, conductas consideradas corruptas en Estados Unidos, como el conflicto de intereses o el tráfico de influencias, son procedimientos normales en la Isla.
Las autoridades toleran las corruptelas de supervivencia hasta cierto punto, pero cuando saben de desvíos importantes actúan con severidad, dice la SINA.
(Diario de Cuba)
WIKILEAKS: "LA IGLESIA CATÓLICA CUBANA HA CAPITULADO ANTE LA DICTADURA CASTRISTA" JONATHAN FARRAR
La Iglesia católica ha renunciado al activismo político en Cuba, e incluso optó por distanciarse de los disidentes católicos, a cambio de que el régimen le permita mantener un espacio para el culto y pueda reconstruir su infraestructura en templos y seminarios.
"Desde el cardenal [Jaime] Ortega hasta las monjas de provincias, la iglesia católica evita desafiar al gobierno", comunicó a Washington Jonathan Farrar, jefe de la Sección de Intereses de EE UU en La Habana en el año 2008 (WikiLeaks cable 173884).
La estrategia eclesial no ha cambiado, y los objetivos son conservar las concesiones recibidas, poner en marcha una emisora de radio, y rejuvenecer la feligresía tras años de ostracismo y empequeñecimiento. Para ampliar su geografía pastoral, el cardenal Ortega gestionó, sin éxito, una visita Cuba del papa Benedicto XVI en enero del 2009, según revelan los cables de la oficina diplomática (145976).
"El miedo a despertar la ira del Gobierno reduce los programas de la Iglesia a labores muy limitadas, como el cuidado de enfermos mentales", indica el cable, que dibuja una Iglesia acobardada, resignada a la caridad gubernamental y a una "mínima autonomía". La legación diplomática se reunió con el cardenal Ortega y el obispo auxiliar de La Habana, con monjas de la provincia de Matanzas y sacerdotes de nueve parroquias de la capital y una de Santiago para conocer sus criterios. La conclusión de las conversaciones es que la Iglesia católica no desafiará al régimen "ni siquiera mínimamente".
La percepción del jefe de la Sección de Intereses es demoledora al subrayar que la estrategia de la Iglesia es la sumisión en cualquier asunto: "Capitular a las posiciones del Gobierno cubano, con anticipación si es posible. La prioridad del cardenal Ortega es aumentar el número de sacerdotes, renovar las iglesias y completar el nuevo seminario". El objetivo parece ir cumpliéndose ya que el número de religiosos ha saltado de 300 a 600 en el último decenio, aunque la mitad son extranjeros. Las clases de catequesis para jóvenes y menores son, sin embargo, poco concurridas.
"Siempre tienes que ceder", dijeron a funcionarios de la Embajada a sus interlocutores en la Iglesia católica, que perdió todas sus prerrogativas cuando triunfó la revolución comunista de Fidel Castro, en 1959. Los templos albergaron museos o auditorios, y los curas fueron sometidos a estrecha vigilancia cuando no expulsados. Las complicadas relaciones entre la Iglesia y el Estado durante decenios han tenido sus consecuencias. Pero progresivamente convencido el régimen de que la Iglesia ha renunciado al activismo político, y gracias en parte a la visita de Pablo II a la isla en 1998, cedió más espacios para la actividad religiosa y asistencial.
La legación diplomática norteamericana parece sorprenderse de que pese a todas las limitaciones sufridas "en lugar de guardar rencor al Gobierno, miembros de la jerarquía le agradecen que no bloquee los fondos recibidos de fundaciones y otras fuentes para construir o reconstruir instalaciones". A nivel local, sin embargo, las dificultades continúan: tres monjas que quisieron habilitar una nueva habitación para la madre superiora y las visitas, compraron materiales de construcción, pero las autoridades locales les denegaron el permiso de obras. Los materiales continúan apilados en un patio.
La emigración al extranjero, por otra parte, diezma las filas de los laicos más susceptibles a engrosar las filas de la Iglesia; también los movimientos migratorios internos, principalmente el de afrocubanos no católicos, tienen su efecto en el "equilibrio natural" de las parroquias domiciliadas en los barrios más pobres de la capital. El comportamiento de la Iglesia católica en defensa de los presos políticos no convence a Farrar, que abordó el asunto en una conversación con el cardenal de La Habana. "Ortega dijo que la Iglesia prefiere interceder ante las autoridades entre bastidores. Él tiene a la Iglesia como una de las pocas instituciones capaces de interceder, si bien silenciosamente, en tales asuntos. Es difícil determinar la frecuencia o la efectividad de esa mediación".
La Conferencia Episcopal de Cuba es definida por la misión diplomática de EE UU (115593) como una institución conservadora que "silencia su voz en asuntos políticos a cambio de su supervivencia religiosa". La tendencia observada es la acentuación de formato ya que dos obispos simpatizantes de la oposición, en Pinar del Río y Santiago, fueron sustituidos por otros dos de carácter manso. Un alto funcionario portugués (216887) que se reunió con el cardenal Ortega le caracterizó como "alguien que no está a favor, ni en contra del régimen, sino alguien que anda por el medio de la calle en La Habana".
La visita a Cuba, en febrero del 2008, del cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado del Vaticano, recibió las críticas de la disidencia y de algunos sectores eclesiales, según revelan los cables. Incluso Ortega lamentó el tono ensayístico de los discursos de Bertone, impermeables para la feligresía de a pie, y algunas de sus visitas en la isla, que calificó de propaganda a favor del régimen. "Pronto le darán el carné del partido comunista cubano", comentó a un funcionario de EE UU un sacerdote.
Monseñor Ortega trabajó mucho para conseguir que el Papa Benedicto XVI visitase la isla, en 2009, emulando las movilizaciones conseguidas en 1998 por Juan Pablo II, pero no pudo conseguirlo. El cardenal esperaba convencer al Vaticano de que al Papa le sería posible hacer una escala en Cuba a su regreso del programado viaje a México. Si el Vaticano le respondía que Su Santidad estaría muy fatigado después de la gira por México, el cardenal tenía previsto argumentar que el vuelo de México a La Habana es corto. El programa de actos se reduciría a la bendición de un seminario y una misa al aire libre.
En sintonía con otros despachos, éste firmado por Michael Parmly, ex jefe de la Sección de Intereses, se dice que la jerarquía cubana "ha sido famosa (o infame) por adoptar una muy suave posición ante el régimen cubano. Su objetivo, y el del vaticano, ha sido proteger y cuidar una institución que fue maltratada por la revolución (...) Llevándose bien con el régimen la Iglesia espera conseguir pequeños éxitos".
De hecho, se ha distanciado de disidentes católicos "devotos" como Oswaldo Payá y Dagoberto Valdés (220341). La misión diplomática de EE UU nunca ha escuchado al episcopado comentar, "ni en público, ni en privado", que sus mansas políticas pretenden situarse durante el postcastrismo; también señala que la amistosa aproximación al régimen y los pequeños éxitos podrían costarle a la Iglesia la confianza de la feligresía católica, que podía abrazar los movimientos evangelistas y pentecostales presentes en la isla al comprobar que la jefatura católica no cumple con sus expectativas.
© EDICIONES EL PAÍS S.L. - Miguel Yuste 40 - 28037 Madrid [España] - Tel. 91 337 8200
(publicado por Cuba lIbre Digital)
"Desde el cardenal [Jaime] Ortega hasta las monjas de provincias, la iglesia católica evita desafiar al gobierno", comunicó a Washington Jonathan Farrar, jefe de la Sección de Intereses de EE UU en La Habana en el año 2008 (WikiLeaks cable 173884).
La estrategia eclesial no ha cambiado, y los objetivos son conservar las concesiones recibidas, poner en marcha una emisora de radio, y rejuvenecer la feligresía tras años de ostracismo y empequeñecimiento. Para ampliar su geografía pastoral, el cardenal Ortega gestionó, sin éxito, una visita Cuba del papa Benedicto XVI en enero del 2009, según revelan los cables de la oficina diplomática (145976).
"El miedo a despertar la ira del Gobierno reduce los programas de la Iglesia a labores muy limitadas, como el cuidado de enfermos mentales", indica el cable, que dibuja una Iglesia acobardada, resignada a la caridad gubernamental y a una "mínima autonomía". La legación diplomática se reunió con el cardenal Ortega y el obispo auxiliar de La Habana, con monjas de la provincia de Matanzas y sacerdotes de nueve parroquias de la capital y una de Santiago para conocer sus criterios. La conclusión de las conversaciones es que la Iglesia católica no desafiará al régimen "ni siquiera mínimamente".
La percepción del jefe de la Sección de Intereses es demoledora al subrayar que la estrategia de la Iglesia es la sumisión en cualquier asunto: "Capitular a las posiciones del Gobierno cubano, con anticipación si es posible. La prioridad del cardenal Ortega es aumentar el número de sacerdotes, renovar las iglesias y completar el nuevo seminario". El objetivo parece ir cumpliéndose ya que el número de religiosos ha saltado de 300 a 600 en el último decenio, aunque la mitad son extranjeros. Las clases de catequesis para jóvenes y menores son, sin embargo, poco concurridas.
"Siempre tienes que ceder", dijeron a funcionarios de la Embajada a sus interlocutores en la Iglesia católica, que perdió todas sus prerrogativas cuando triunfó la revolución comunista de Fidel Castro, en 1959. Los templos albergaron museos o auditorios, y los curas fueron sometidos a estrecha vigilancia cuando no expulsados. Las complicadas relaciones entre la Iglesia y el Estado durante decenios han tenido sus consecuencias. Pero progresivamente convencido el régimen de que la Iglesia ha renunciado al activismo político, y gracias en parte a la visita de Pablo II a la isla en 1998, cedió más espacios para la actividad religiosa y asistencial.
La legación diplomática norteamericana parece sorprenderse de que pese a todas las limitaciones sufridas "en lugar de guardar rencor al Gobierno, miembros de la jerarquía le agradecen que no bloquee los fondos recibidos de fundaciones y otras fuentes para construir o reconstruir instalaciones". A nivel local, sin embargo, las dificultades continúan: tres monjas que quisieron habilitar una nueva habitación para la madre superiora y las visitas, compraron materiales de construcción, pero las autoridades locales les denegaron el permiso de obras. Los materiales continúan apilados en un patio.
La emigración al extranjero, por otra parte, diezma las filas de los laicos más susceptibles a engrosar las filas de la Iglesia; también los movimientos migratorios internos, principalmente el de afrocubanos no católicos, tienen su efecto en el "equilibrio natural" de las parroquias domiciliadas en los barrios más pobres de la capital. El comportamiento de la Iglesia católica en defensa de los presos políticos no convence a Farrar, que abordó el asunto en una conversación con el cardenal de La Habana. "Ortega dijo que la Iglesia prefiere interceder ante las autoridades entre bastidores. Él tiene a la Iglesia como una de las pocas instituciones capaces de interceder, si bien silenciosamente, en tales asuntos. Es difícil determinar la frecuencia o la efectividad de esa mediación".
La Conferencia Episcopal de Cuba es definida por la misión diplomática de EE UU (115593) como una institución conservadora que "silencia su voz en asuntos políticos a cambio de su supervivencia religiosa". La tendencia observada es la acentuación de formato ya que dos obispos simpatizantes de la oposición, en Pinar del Río y Santiago, fueron sustituidos por otros dos de carácter manso. Un alto funcionario portugués (216887) que se reunió con el cardenal Ortega le caracterizó como "alguien que no está a favor, ni en contra del régimen, sino alguien que anda por el medio de la calle en La Habana".
La visita a Cuba, en febrero del 2008, del cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado del Vaticano, recibió las críticas de la disidencia y de algunos sectores eclesiales, según revelan los cables. Incluso Ortega lamentó el tono ensayístico de los discursos de Bertone, impermeables para la feligresía de a pie, y algunas de sus visitas en la isla, que calificó de propaganda a favor del régimen. "Pronto le darán el carné del partido comunista cubano", comentó a un funcionario de EE UU un sacerdote.
Monseñor Ortega trabajó mucho para conseguir que el Papa Benedicto XVI visitase la isla, en 2009, emulando las movilizaciones conseguidas en 1998 por Juan Pablo II, pero no pudo conseguirlo. El cardenal esperaba convencer al Vaticano de que al Papa le sería posible hacer una escala en Cuba a su regreso del programado viaje a México. Si el Vaticano le respondía que Su Santidad estaría muy fatigado después de la gira por México, el cardenal tenía previsto argumentar que el vuelo de México a La Habana es corto. El programa de actos se reduciría a la bendición de un seminario y una misa al aire libre.
En sintonía con otros despachos, éste firmado por Michael Parmly, ex jefe de la Sección de Intereses, se dice que la jerarquía cubana "ha sido famosa (o infame) por adoptar una muy suave posición ante el régimen cubano. Su objetivo, y el del vaticano, ha sido proteger y cuidar una institución que fue maltratada por la revolución (...) Llevándose bien con el régimen la Iglesia espera conseguir pequeños éxitos".
De hecho, se ha distanciado de disidentes católicos "devotos" como Oswaldo Payá y Dagoberto Valdés (220341). La misión diplomática de EE UU nunca ha escuchado al episcopado comentar, "ni en público, ni en privado", que sus mansas políticas pretenden situarse durante el postcastrismo; también señala que la amistosa aproximación al régimen y los pequeños éxitos podrían costarle a la Iglesia la confianza de la feligresía católica, que podía abrazar los movimientos evangelistas y pentecostales presentes en la isla al comprobar que la jefatura católica no cumple con sus expectativas.
© EDICIONES EL PAÍS S.L. - Miguel Yuste 40 - 28037 Madrid [España] - Tel. 91 337 8200
(publicado por Cuba lIbre Digital)
De como se construyen los pactos entre los artistas bichibobos y el regimen castrista, y de como algunos nunca pactaron
Por Zoé Valdés
Para nadie es un secreto que la dictadura castrista fracasó rotundamente en su proyecto revolucionario, sin embargo, a mi juicio, tal como manifesté en La Ficción Fidel, el gran triunfo del grupo de delincuentes liderados por Fidel Castro ha sido el de conseguir el producto de marketing explotado, vendido y revendido hasta la saciedad, llamado Revolución, con el que se han hecho millonarios.
Estos delincuentes han sido, además, expertos en acabar con un país, en torturar a los ciudadanos, sin dejar apenas huellas. De este modo, en Cuba se mata de hambre a todo un pueblo, de a poco, racionándoles los productos, creándoles espejismos con monedas inexistentes, pagándoles una miseria, botándolos de sus trabajos, pero siempre dando la sensación de que con lo que hacen están creando algo maravilloso que mejorará la vida de los cubanos en un futuro. Un futuro que nunca llega. La gente en Cuba tal vez no se muera de hambre a simple vista –mito que se acabó con los enfermos mentales del hospital psiquiátrico de Mazorra, muertos de hambre y de frío-, pero todos están enfermos de hambre.
También, en las cárceles se tortura, en la mayoría de los casos no quedan huellas, porque han conseguido refinar la tortura, sofisticarla: inoculan enfermedades, arrancan dientes, golpean, asesinan, desaparecen, siempre de manera muy sutil, de modo tal que nadie pueda protestar, porque todo se hace para bien del pueblo y a favor de la revolución y del bienestar mundial, y en contra del imperialismo yanqui.
Hace años, en una conversación con Reynaldo Escobar (Macho Rico para los amigos, como él mismo recuerda) en Mercaderes 2 (él se acordará de esto), dijo que a “esta gente hay que desafiarlos con sus propios argumentos, con sus propias acciones”. Yo era muy joven, ocurría esta conversación a principios de los años 80, y me pareció que llevaba razón. Bastarían sólo dos años más tarde para darme cuenta, después de conocer a Alfredo Guevara, que ese tipo de acción-reacción era lo que mantenía al castrismo en el poder, esos argumentos favorecían al régimen. O sea, a ellos los asistía la razón invariablemente porque, a vistas del mundo, ellos eran revolucionarios, de izquierdas, y habían tomado el poder derrumbando por las armas a una dictadura, es más, habían arriesgado sus vidas; aunque no fuera verdad esa era la leyenda que se habían construido. Entonces, crear a una generación de contestatarios, que en apariencia estuviesen en contra de los líderes revolucionarios, pero que se consideraran de izquierdas como ellos, revolucionarios como ellos, y dispuestos a combatir al enemigo mayor, que es siempre el imperialismo yanqui, les convenía profundamente.
En varias ocasiones oí decir a Alfredo Guevara que la juventud siempre era contestataria y debía serlo, y también, a Armando Hart: que la juventud estaba en la obligación liberarse de sus padres, para imponer sus criterios, pero nunca de traicionarlos, que ellos no admitirían jamás la traición. En apariencia, aquellos eran gestos sumamente valientes, y coherentes de parte de los líderes eternamente revolucionarios. La cosa cambiaba cuando estos dirigentes castristas pedían reunirse con los jóvenes que se les habían enfrentado. Lo que también vi muchas veces en el ICAIC, y en casas particulares, incluidas las embajadas o residencias de embajadores. Cualquiera de estos personajes de la disidencia creaba un ambiente particular en una residencia de estos diplomáticos y con el pretexto que necesitaban entenderse y negociar con los jóvenes contestatarios se organizaban reuniones para hacer ver que irían a discutir sobre arte, literatura, sociedad, y se nos preguntaba qué queríamos cambiar nosotros de la sociedad, que ellos estarían dispuestos a hacerlo si nosotros lográbamos convencerlos con proyectos mejores que los de ellos.
Estas reuniones siempre terminaban de la misma manera. Primero: nos mataban el hambre vieja e histórica, con los piscolabis que ofrecían los diplomáticos. Segundo: Nos hacía confiar en personajes de la revolución, quienes en privado se mostraban sumamente críticos con los Castro, y nos pedían tiempo, confianza en ellos, y aconsejaban que debíamos canalizar toda nuestra rabia y rebeldía a favor de la revolución, que únicamente así seríamos escuchados. Que Cuba tenía un enemigo mayor, el imperialismo yanqui, y que era mejor que fuésemos artistas con lo que pudiéramos en nuestro país, que unos Don-nadies en Yanquilandia. Algunos de los cineastas cubanos que viven en Miami hoy saben de lo que hablo. El propio Alejandro Ríos podrá testimoniar de lo que aquí digo. Que Cuba nos aceptaría como rebeldes, como contestatarios, en contra del imperio, y que podíamos ser críticos, hasta un límite. ¿Cuál o cuáles eran esos límites? No se podía tocar la figura de Castro, y no se podía ir más allá de las críticas ambiguas (palabra que adora AG, siempre repetía que el arte debía de ser ambiguo). Que él estaría siempre para proteger a aquellos jóvenes que fueran más inteligentes que sus censuradores. ¿Y quiénes eran los censuradores? Ellos mismos. Muchos años después comprendí que esto que nos estaba proponiendo a nosotros se lo había propuesto mucho antes a las generaciones anteriores, lo había vivido de cerca con Manuel Pereira, con Wichy Nogueras, y mucho antes con Guillermo Cabrera Infante, quien se vengó con una obra magistral Delito por bailar el chachachá.
Voy a poner dos ejemplos personales. Fui testigo de lo que consistieron los intercambios culturales con Europa y América Latina. Alfredo Guevara poseía y posee una gran cantidad de amistades dentro del medio del arte y la cultura europea. A esas personas poderosas les pedía que lo ayudaran a organizar eventos culturales de gran envergadura para mostrar lo que hacía la verdadera juventud cubana revolucionaria. De este modo, una gran cantidad de artistas creaba para estos eventos, lo que les permitía viajar, comer bien, comprarse algo de ropa, y regresar con dinero a Cuba. Muchos de nosotros nos comimos el millo de que estábamos representando a una Cuba diferente, contestataria, y que íbamos a irnos por encima de los líderes históricos. El movimiento pictórico de los 80 pretendía eso, también algunos escritores ligados a ese movimiento, y cineastas. En mi opinión fueron los cineastas y los pintores los más arrestados, y no todos, los nombres se pueden sacar con pinzas. Cuando esos movimientos se volvieron peligrosos fueron de inmediato destrozados, penetrados por la Seguridad del Estado, inclusive algunos de los artistas fueron reclutados y servían de informantes.
Cuando se les exprimió lo suficiente, a una gran cantidad de artistas críticos se les envió al exilio de terciopelo: la única opción si no querías quedarte, hundirte en la mediocridad, o caer preso directamente. El exilio de terciopelo consistía en que el régimen autorizaba a viajar a estos artistas, les permitía exponer (en el caso de los pintores), y ellos debían ingresar una parte de sus ganancias al Ministerio de Cultura, a través de la embajada del país en el que estuvieran. Muchos de esos pintores se las dejaron en los callos al gobierno, y haciéndose los chivos locos se fueron quedando bajo sus enteras responsabilidades, y algunos se marcharon a Miami en cuanto pudieron. Los que quedaron se asimilaron solitos a los patrones de conducta del régimen y allí vegetaron y vegetan. Algunos, y esto es importante, fingen una cierta disidencia autorizada, y el gobierno finge que los reprime, para usarlos como informantes, monedas de cambio, o como vitrina hacia el exterior.
Lo mismo, quisieron hacer con los escritores, pero ya con los escritores fueron más específicos. El escritor que salía debía informar, diluirse en el exilio, hacer relaciones con quienes quisiera, pero entregar informes y colarse en los periódicos internacionales. La cosa no les funcionó. Después de la publicación de mi novela La nada cotidiana, y del éxito de la misma, y de las otras que le siguieron, algunos escritores fueron llamados y puestos en función de seguirme la pista. Los soltaron al escenario internacional, y allí donde yo me paraba, cualquier tribuna que fuera, siempre aparecía otro escritor cubano de adentro que revertía mi versión de la historia de lo que sucedía en Cuba, y contradecía todo lo que yo decía. Con algunos de ellos debo a veces compartir Ferias del Libro, Festivales de Cine, etc, y otros viven en Europa, haciendo una doble vida.
La discográfica Naïve fue fundada con mi disco Te di la vida entera, por primera vez se hacía la banda sonora de una novela, idea de Ricardo Vega. Con Naïve grabamos cuatro discos, todos con músicos de Miami. Al poco tiempo, la productora de Compay Segundo se acercó a Naïve y les vendió la idea la Familia Valera Miranda y del músico Raúl Paz, quien ya había trabajado en Miami con los Estefan, pero había regresado al parecer contrariado y quería renovar su carrera en Europa. Con Naïve hizo varios discos, uno de ellos llamado Révolution y otro Mi casa. El concepto es el siguiente: no hay nada mejor como la Revolución, y Mi casa es aquel país, tal como está, en revolución permanente. A los cinco años de ser creada Naïve la casa productora hizo su primer catálogo de lujo, ninguno de mis cuatro discos, que se vendieron todos como pan caliente, aparecía. Raúl Paz, amigo de una tal Wendy Guerra desde la época en que hicieron Hello, Hemingway, una película de Fernando Pérez (fíjense la casualidad de los nombres) ya era la estrella de la casa disquera. Aunque en la actualidad ya no lo es.
A partir de ahí la avalancha de artistas cubanos en Francia no ha cesado de fluir, todos quedaditos. Algunos de ellos tienen residencia aquí y residencia en Cuba. Sirven de intermediarios entre los empresarios y el régimen, consiguen que los inviten a Cuba, donde los alojan en hoteles de ensueño, y les muestran la Cuba que la dictadura vende a los bobalicones que quieren comprarla. Muchos de ellos se han dedicado segundo a segundo a desmentir cada uno de mis libros, de mis artículos, así como de los de Guillermo Cabrera Infante, y los de Reinaldo Arenas, y a los escritores radicales del exilio. Sin embargo, la película de Julián Schnnabel, Antes que anochezca, basada en las memorias del escritor que se suicidó en Nueva York no sin dejar antes una carta en la que acusaba a Fidel Castro como único culpable de su muerte, cambió la visión de una gran cantidad de personas en Francia, y paró en vilo los proyectos “culturales” de la dictadura.
Carlos Franqui escribió en su libro Retrato de familia con Fidel, que el verdadero cerebro gris de la revolución castrista era Alfredo Guevara, y razón no le faltaba. Sólo que las ideas de Alfredo Guevara no eran bien recibidas por Fidel Castro, las encontraba demasiado herejes, y Castro I jamás confió en los intelectuales, como lo declaró en su discurso de inauguración de la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los Baños. Apartado Castro I del poder, debido a la enfermedad, la que lo mantiene en una especie de letargo del cual se despierta de vez en cuando; y al tomar las riendas de la sucesión, Raúl Castro, íntimo de Alfredo Guevara, y al que considera un guía espiritual, el cerebro gris ha logrado más espacio para llevar a cabo sus planes.
Y ¿cuáles fueron sus planes de toda la vida? Penetrar al exilio, a los intelectuales del exilio, incluso directamente. Hacerles creer que ya ellos no creían en el modelo de Fidel, pero que Raúl podía cambiar las cosas, que Raúl era diferente, que Raúl era un liberal. Penetrar a los artistas de Hollywood (lo que lograron antes). Penetrar a la disidencia, dividirla. Crear una nueva disidencia contestataria, pero revolucionaria, a la que no apabullarían demasiado, sólo lo suficiente para que ellos pudieran hacer su papel de disidentes, y los otros sus papel de represores (los otros son los que se encuentran bajo el ala de Machado Ventura, AG lo considera su peor enemigo), crear una disidencia que produjera entradas de divisas, que diera una imagen de que en Cuba estaba permitida una cierta disidencia, la que concordaba con el gobierno en que el imperio norteamericano era el culpable de nuestras desgracias, la que pediría a voz en cuello y al unísono que el bloqueo era el verdadero asesino del pueblo cubano. Una disidencia de nuevo diseño, en fin, que dejara en ridículo a la disidencia ortodoxa, radical, extremista, y al exilio.
Los intercambios culturales con Estados Unidos que hemos visto en los últimos meses responden a ese plan de crear eventos internacionales que promocione el mismo gobierno cubano, penetrarlos con el discurso cultural de la revolución. La nueva disidencia responde a lo mismo, no hay que ser muy inteligente para darnos cuenta. Y hasta podemos comprender que esos jóvenes, ávidos de vivir diferente, creyendo que están inaugurando un movimiento, un cambio distinto, caigan en esas trampas, o incluso, acepten, conscientes del pacto, que para poder ser creíbles afuera, en el extranjero, tienen que ser a imagen y semejanza de sus padres políticos: revolucionarios de izquierda. Es lógico, finalmente pocos de ellos conocen lo que es vivir bajo la democracia, y aprenderlo no constituye un ejercicio fácil después de 53 años de dictadura. Otros, también a sabiendas, se apuntan y sacan provecho, porque la vida es una, y “empujando poco a poco el muro” (sin definir de qué muro se trata), terminarán por eliminar las diferencias (porque nos hacen ver que sólo se trata de diferencias), entre los viejos y los nuevos. La mayoría de estos jóvenes, si se les analiza bien, siendo contestatarios, actúan más cercanos a los dirigentes castristas, que a sus hermanos exiliados radicalmente opuestos a la dictadura, lo que les conviene tanto a ellos como al régimen.
En el año 1992 entregué un guión titulado Profecía en la oficina de Alfredo Guevara, que era quien revisaba directamente los guiones. Se demoró una eternidad en leerlo, cuando lo hizo me llamó indignado. Tenía que cambiar más de la mitad de ese guión, de la forma en la que estaba escrito el ICAIC no lo produciría ni de broma (lo que ya yo me imaginaba). ¿Qué quería yo, que el Jefe lo sacara por techo? ¿Cómo era posible que escribiera un guión que ocurría todo en el mar, cuyos protagonistas eran todos balseros? ¿Estaba loca? Hasta ahí no podía llegar él. ¿No me bastaba con haber escrito Vidas paralelas (guión pactado después con la Seguridad del Estado sin mi consentimiento)? ¿No me bastaba con haber escrito algunos textos bastante conflictivos para su gusto? Si lo suavizaba y escribía, por ejemplo, que esos jóvenes se convertían en balseros debido a los espejismos y las trampas que le tendían desde Miami, entonces ya eso sería otra cosa… Nananina.
Me entregó el guión y me mandó al carajo con una frase: “¡No eres más que una inoportuna!” Años más tarde se superaría en vulgaridad llamándome cloaca y demás insultos propios de la jerga castrista. Ese guión lo incorporé en mi novela Café Nostalgia. Lo mismo ocurrió cuando le conté que estaba escribiendo una novela cuyo título era La nada cotidiana. “Con ese título no quiero ni leerla”, fue su respuesta. Y la mía: “Nadie pensó en que usted la leería”. Sin embargo, la leyó, una vez publicada, ya yo en el exilio. Incluso la comentó con unos extranjeros en la embajada francesa, soltó su mejor réplica, a lo Gloria Swanson: “Es una gran novela, ella es una gran escritora, pero tiene mucho rencor dentro, mucho odio”. Lo mismo que nos decía a nosotros de Guillermo Cabrera Infante y hasta de Reinaldo Arenas, y que le señalaba a escritores como Juan Armas Marcelo, por ejemplo.
Nota:Alfredo Guevara, una de las "ratas historicas" de la revolucion castrista,y segun Reinaldo Arenas, uno de los pocos homosexuales miembro del PCC conlicencia para reprimir a artistas e intelectuales homosexuales en Cuba
En el año 1993 salió traducida mi primera novela en Francia, Sangre azul, había firmado el contrato a escondidas, sin decirle nada a nadie. Enseguida me llamaron de la oficina de Jorge Timossi, el director del ALA, que antes era el CENDA, que no son más que unos ladrones de los derechos de autor de los cubanos. ¿No estaba enterada yo que sólo un escritor antes que yo se había atrevido a tanto y le había costado dos años de cárcel? Reinaldo Arenas, por supuesto. Me amenazó con un proceso político, llamó a Alfredo Guevara. Luego, en la oficina de Alfredo Guevara, después de sonarme el rapapolvo, y de escucharle decir mil veces: “Esto hay que virarlo a favor nuestro, esto hay que virarlo, porque me ve a caer a mí encima este problema”, llamó a Timossi y le espetó: “Óyeme, no podemos armar otro casito Reinaldo Arenas, no podemos, no le conviene a la Revolución, ni a Fidel”. Ese día comprendí que tenía que largarme para siempre de ese país si no quería que me cogieran de palito barquillero y de escritora representante del castrismo como habían hecho con otros.
En el año 1994 sucedió la Crisis de los Balseros, todo lo que yo había contado en mi guión Profecía lo estaba viendo, en vivo, a través de mi ventana: Las balsas zigzagueando por montones en medio del mar, los policías que miran hacia otro lado, instrucciones recibidas desde el más alto mando.
En el año 1995, con 35 años, me fugué de Aquella Isla. Nadie se va de Cuba, ni siquiera por avión, la mayoría de las veces uno tiene que fugarse, planear muy bien todo, hacer el teatro correspondiente para poder engañar a los comunistas, y todos sabemos que no es fácil engañar a un comunista. Algunos meses antes de mi partida definitiva, un solitario y amargado Alfredo Guevara, esperaba a sus nuevos amigos de Miami: Max Lesnik, Pradito, entre otros, para que le llenaran la nevera de pavos (su carne preferida). Cuando le argumenté por qué ya no creía en nada, ni en Fidel ni en Raúl, ni en nada, con una tremenda calma, pero fingiendo –como mismo hacen ellos, de otro modo no hubiera podido irme, al fin y al cabo yo dependía de su firma para mi salvoconducto- que creía en el futuro de Cuba. Y él fingiendo que tampoco podía demasiado con Fidel Castro, y que si no fuera por Raúl, blablabla, como suele hacer con los contactos que tiene en el exilio sobre todo en Madrid, me respondió que entonces yo no creía en él, que él no podía traicionar lo que era su vida, que le diera 6 meses, que en 6 meses los jóvenes revolucionarios, y antiimperialistas, volverían a tomar el poder, que ellos serían capaces de dejarle el poder a aquellos jóvenes que se lo merecieran.
Pero Alfredo Guevara no contaba con una cosa. A mi nunca me ha interesado el poder. Repelo profundamente todo lo que tiene que ver con el poder y con la política. Amo profundamente la libertad y la vida. Amo el arte. Y el arte no puede estar en función de la política y del poder como él ha creído siempre. Es el poder y la política quienes tienen que respetar el arte, e inclinarse ante el arte. Por eso eché el bofe allá y por eso sigo echándolo aquí.
(viene del Blog de Zoé Valdés)
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