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jueves, 11 de octubre de 2012

Para el esbirro Mayor Armando Freyre González de 100 y Aldabó

 
Villa Marista
 
GUADALAJARA, México,


 Octubre,

www.cubanet.org



-Me decidí a dedicarte este artículo porque sé que lo vas a leer inmediatamente que salga publicado, ya sea porque tus compañeros que tienen acceso a Internet desde 100 y Aldabó te avisen y te lo muestren online, o porque los de la Contrainteligencia lo impriman y te lo lleven para que veas lo famoso que te has vuelto y…¡por gusto!, y no solo tú, sino que has contribuido a que el mundo se entere en detalles de los horrores que se cometen en 100 y Aldabó de primera mano y que incluso haya un sitio web dedicado al lugar donde tú trabajas, que además, está entre los 12 sitios sobre Cuba más visitados en todo el cyber espacio y eso, siendo sinceros, te lo deben a ti. Como dijera el señor Gerardo Chávez de Miami al comentar sobre el libro “Memorias de 100 y Aldabó, la Prisión más Temible de Cuba”: “Su autor era completamente inocente y sus actividades ni remotamente perjudicaban a la dictadura, por lo que recibió un inmerecido e innecesario castigo, aún desde el punto de vista castrista. Abuso por el gusto de abusar.” Y es que te ensañaste conmigo por gusto, por prepotente y egocéntrico, ¿pero de qué otra forma podrías comportarte tú, un jefe de sección del DTI Nacional con grados de Mayor entrenado para reprimir y doblegar a la ciudadanía? Tú mismo me lo dijiste una de las veces que me interrogaste, entre gritos y a una bajísima temperatura, probablemente a menos de cero grados, ¿te acuerdas?: - ¿Tú sabes dónde estás?, ¡esto es 100 y Aldabó!, aquí los negrones cojonudos de verdad hablan hasta por los codos, no un comemierda como tú. Ya han pasado diez días, ¡diez días! y todavía no hablas… ¿Quién tú te has pensado que eres? Ese día, el cinco de marzo de 2009, mientras te reías, me anunciabas que tenías en tu mano el papel de la Prisión Provisional (PP) firmado por el Fiscal, que te avalaba para tenerme indefinidamente encerrado en una celda inmunda de 100 y Aldabó. Esa noche te diste gusto amenazándome, gritándome, chantajeándome, mintiéndome, dando puñetazos sobre la mesa, mientras yo temblaba de frío ante ti. ¿Te acuerdas cuando se te fue una frase y te delataste tal y como eres, mostrando tu baja calaña y tu falta de escrúpulos?, cuando me dijiste: - ¡Coño, hasta por pillo deberías hablar!, ¡si yo fuera tú, hablaba hasta para salvarme! ¿Te acuerdas cuando me amenazaste con un juicio en el que me condenarían a muchos años de prisión y te asegurarías de que los cumpliera en el Combinado del Este?, porque, según tú, yo no iría para La Condesa a pesar de ser ciudadano mexicano, porque tenía la desgracia de haber nacido en Cuba. Pero bien que me cobraste 1,000 CUC por el contrato con el abogado, porque según tú yo era extranjero” y tenía pasaporte mexicano. Así de desvergonzado eres. ¿Te acuerdas cuando me decías que estaría en la situación en la que me encontraba hasta que me ablandara?, y me recordabas que al terminar tu trabajo te ibas cada día para tu casa a comer y ver la novela con tu familia, mientras yo me quedaba en las condiciones inhumanas en que me tenías, pasando frío y calor extremo, metido las 24 horas en una sucia celda de dos por tres metros compartida con otras tres personas, con letrina apestosa incluida dentro, donde hasta faltaba el aire al estar herméticamente cerrada y tapiada. Todo eso a pesar de que sabías que no tenía ningún delito. ¿Te acuerdas cuando me dijiste que mi futuro estaba en tus manos y que si tú querías no vería más a mis hijos, porque podías lograr que jamás saliera de Cuba y que no pudiera venir nadie de mi familia a visitarme a la prisión? Eres tan sinvergüenza que para justificar lo que habías hecho conmigo fuiste capaz de ir personalmente a la Oficina de Patrimonio en El Vedado para presionar y chantajear a la jefa de esa institución gubernamental, llamada: Campia Varela Castillo, para que te firmara un documento que dijera que las fotos que me habías retenido eran “patrimonio”. Y esa pobre mujer, para quedar bien con el MININT y asegurarse de poder seguir dando sus viajecitos al extranjero, te complació y redactó todo un escrito de dos páginas inflando el asunto y diciendo que eso “constituía un grave delito que debía ser castigado”. No sé si la causa de que te defenestraran y te quitaran de Jefe de Sección en 100 y Aldabó fue por el caso mío tan mal llevado, o por alguna felonía aún peor. No te puedo decir que lo siento, pero tampoco me alegro. Te las arreglaste, aún estando fuera de mi caso, para ensañarte conmigo y lograr que la Fiscalía me acusara de varios delitos que nunca cometí y que me pidiera cuatro años de privación de la libertad en un documento lleno de mentiras. Era tanto tu rencor que después que el tribunal me absolvió lograste que cambiaran fel veredicto, lo que causó que se tardaran más de dos meses en hacer pública la sentencia, y me pusieran aunque fuera una multa para tumbarme 3,680 pesos. Pero eso no te bastó y a pesar de haber pagado mi multa y no deberle nada al Gobierno de Cuba ni a sus esbirros del MININT, me mantuviste en Cuba dos meses más, reteniendo ilegalmente mis pasaportes y poniendo una prohibición de salida en los aeropuertos. Pero, como dice el dicho popular; “esto es un ratito para cada uno”, al final tuviste que dejarme ir ante el escándalo que se formó cuando mandé cartas a los departamentos de atención a la ciudadanía de cuanto ministerio y dependencia estatal se me ocurrió, para denunciar el abuso que estabas cometiendo con la complicidad del Teniente Milko Liranza Labañino. Ahora me toca divertirme a mi y la verdad es que te agradezco por todo lo que me hiciste pasar, pues en los 40 días y 40 noches que me tuviste en 100 y Aldabó se me quitó el miedo que le tenía a la dictadura, al MININT, al DTI, al G2, y a cuanto aparato represivo tienen en Cuba para mantener en el poder a los Castro. Es más, algún día podrás decir públicamente que fuiste el autor intelectual del primer libro que se hizo sobre ese tenebroso lugar llamado: “100 y Aldabó”, donde aprendiste a torturar a otros seres humanos. 100 y Aldabó Andy P. Villa es autor del libro: “Memorias de 100 y Aldabó, la Prisión más Temible de Cuba“





                                                           100 y Aldabó

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