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miércoles, 30 de marzo de 2011

CUBA: ¿Es la ‘ciberguerra’ un parabán? por Tania Quintero

Coincidiendo con Las razones de Cuba, ese culebrón del Departamento de Estado trasmitido los lunes en la noche por la televisión nacional -y donde además de las ya habituales descalificaciones contra la disidencia interna, se han destapado algunos topos- en la isla han tenido lugar una serie de detenciones, destituciones, juicios y condenas. En ninguno de los casos aparecen involucrados disidentes, y sí personajes vinculados con las altas esferas. El régimen de los hermanos Castro nunca actúa a lo loco y por separado. Todo lo hace en función de una ganancia política, a corto o mediano plazo. Entre otras situaciones ocurridas dentro de Cuba, unas con más repercusión que otras, se encuentran: 1) Juicio y condena al contratista estadounidense Alan Gross, de 61 años, a quien le piden 20 años de privación de libertad. Podría ser una ‘moneda de cambio’ para un supuesto canje con los cinco espías cubanos en cárceles estadounidenses, una meta personal de Fidel Castro. 2) Detención de José Antonio Torres, corresponsal del periódico Granma en Santiago de Cuba, un periodista alabado por el propio Raúl Castro. Fue arrestado el 8 de febrero y se encontraría en Villa Marista, supuestamente acusado de ser agente de la CIA. Según Elizardo Sánchez, de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional, su familia está aterrada y teme hablar. 3) También se dijo que otro periodista santiaguero, Rolando Ramos Jr, de la emisora provincial de radio, había sido detenido, pero después se aclaró que fue sancionado “administrativamente” por “mantener contacto con deportistas desertores” y recopilar “materiales gráficos y audiovisuales” sobre ellos. Al parecer, no llegó a estar detenido, aunque fue investigado por la policía política, tuvo que pagar una multa y se le prohibió el acceso a internet. 4) Se ha especulado que otros periodistas oficiales, en Santiago de Cuba u otras provincias, por unos u otros motivos, podrían haber estado detenidos, haber sido citados o estar siendo investigados por la Seguridad del Estado. De ser cierto, sería una muestra de la candela que tienen dentro de sus propios medios. Una situación totalmente nueva y que por sí sola, justificaría esa serie de programas sobre la ‘ciberguerra’, que podrían ser una cortina de humo o un parabán para tratar de ocultar lo que en realidad está ocurriendo en los entresijos del poder. 5) Al empresario chileno Max Marambio, acusado de corrupción, en rebeldía (se encuentra en paradero desconocido) le han pedido 20 años de privación de libertad. Marambio fue hombre clave en una serie de negocios de los Castro. 6) A Alejandro Roca, exministro cubano de la industria alimenticia, y de algún modo vinculado a los teje-manejes de Marambio y compañía, le están pidiendo 15 años de cárcel. 7) Luego de dos años detenido, al empresario cubano Conrado Hernández, quien estuviera al frente de los negocios de Cuba con el País Vasco, muy discretamente lo juzgaron el 16 y 17 de marzo en el Tribunal de 10 de Octubre, La Habana. La sanción fue de 20 años. La prensa vasca, casi la única que ha seguido este caso, informó que Hernández habría confesado haber trabajado para el espionaje español. 8) Según información aparecida el 28 de marzo en la edición digital de El Mundo/América, el general Rafael Calderín, jefe de la dirección de Contrainteligencia cubana y un grupo de oficiales y suboficiales habrían sido destituidos de sus cargos a raíz de la fuga de Pedro Álvarez, máximo responsalbe de las importaciones norteamericanas de alimentos hacia Cuba. A partir de esa huída, en las filas de la Contrainteligencia se habría producido una ola de destituciones. Una fuente anónima aseguró que el control y vigilancia de Pedro Álvarez constituía una de las más importantes misiones de la Contrainteligencia. Álvarez estaba siendo investigado por supuestos actos de corrupción, durante su permanencia como director de Alimport y presidente de la Cámara de Comercio de Cuba, y por sus contactos internacionales, principalmente con Estados Unidos. El general Calderín procedía de la Contrainteligencia Militar, y había sido promovido a la Dirección de Contrainteligencia del Ministerio del Interior durante la detención y juicio contra José Abrantes, ex Ministro del Interior y varios oficiales. En las últimas semanas de 2010, Álvarez estuvo detenido varias veces en el DepartamentoTécnico de Investigaciones de La Habana, donde fue interrogado. Era considerado un caso especial de atención por la Contrainteligencia, por sus notables relaciones con gobernadores y empresarios norteamericanos. Las autoridades cubanas consideran que la huída de Álvarez debió haber ocurrido entre el 27 y 29 de diciembre, cuando no hubo contactos con el ex dirigente y aprovechó para escaparse del férreo servicio de vigilancia de la Contrainteligencia. Sospechan que la fuga del empresario cubano contó con el apoyo logístico de agencias extranjeras enemigas. Como consecuencia de estos gravísimos errores, se rumora la posible sustitución del actual ministro del Interior, general de cuerpo de ejército Abelardo Colomé Ibarra, más conocido por ‘Furry’, información que no ha podido ser confirmada. La fuga de Pedro Álvarez ha provocado una revisión de toda la maquinaria represiva en la isla y la caída de importantes jefes y oficiales del Ministerio del Interior. Al margen de la rocambolesca deserción de Pedro Álvarez (se especula que estaría refugiado en los Estados Unidos), se produjo un nuevo cambio en el gabinete estatal: el ministro de Economía y Planificación, Marino Murillo, quien había emergido como figura clave detrás de las reformas económicas impulsadas por Raúl Castro, fue sustituído por Adel Izquierdo, de 65 años, hasta ese momento viceminitro primero en ese ministerio. El 25 de marzo, se conocía la liberación del médico Raúl Castellanos Lage, que llevaba dos años arrestado por la policía política, sin juicio y bajo condiciones infrahumanas de internamiento. Castellanos es primo del exvicepresidente Carlos Lage, destituido en marzo de 2009 junto con el canciller Felipe Pérez Roque. Como soy de la opinión de que lo que vaya a pasar en Cuba vendrá de arriba y no de abajo, pienso que sí, que el régimen está preocupado por internet, los blogs y las redes sociales. Pero menos -o no tanto- como los evidentes casos de corrupción, descomposición moral y supuesto espionaje, entre otros, que tiene en sus propias filas. Eso, claro, no impide que lancen esa nueva ley mordaza que se cocina en la trastienda castrista. Un instrumento legal que permitiría volver a llenar las cárceles, sobre todo ahora que ya excarcelaron a los 75 de la primavera negra de 2003. Tania Quintero

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