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martes, 15 de marzo de 2011

Carta abierta a María Elvira Salazar.Por María Luisa Morales






Carta abierta a María Elvira Salazar



Por María Luisa Morales



Periodista y Locutora Cubana



Exiliada







Me refiero al programa donde presentaste a Uberto Mario, ex-agente (?) de la Seguridad del Estado Cubana y a Miguel Saavedra, Presidente de la Organización anti-

castrista Vigilia Mambisa.







Terminaste el segmento con las manitas cruzadas sobre el pecho, pidiendo perdón a los hermanos latinoamericanos por el bochornoso espectáculo protagonizado por dos

cubanos, que casi se van a las manos por tener diferentes estrategias para lograr la libertad de Cuba.







Aún tratándose de agresividad, suena bonito y hasta edificante. Lo cierto es que equivocaste los destinatarios de tu mística petición. Perdón tenías que haberle pedido a la

comunidad cubana en el exilio, a los cubanos de la Isla y a los hermanos venezolanos que asiduamente visitan tu plató para denunciar su tragedia.







A la comunidad cubana anti-castrista, por faltarle al respeto a los que como yo, formamos parte de lo que algunos llaman despectivamente “el coro”, personas dignas que

llevamos a Cuba en el corazón y hacemos lo poco que nos es permitido en esta ciudad para demostrar nuestra repulsa a todo lo que beneficie al tirano, sin dañar a nadie y

haciendo uso de nuestro derecho a la libre expresión.







A los cubanos de la Isla, por enfrentar la intransigencia honesta con la asquerosa ignominia. Porque no se trató de un debate ideológico, la ideología cubana es,

exclusivamente, el terror impuesto por los Castro y por ende, referirse a Cuba como un país normal, es una falacia







Cuántas familias cubanas sufren aún por las delaciones de un chivato que perseguía a los médicos que querían saltar a la libertad, aprovechando su estancia en Venezuela?

Profesionales que, en Cuba, tienen que esperar cinco (5) largos años para poder solicitar un permiso de salida del país donde nacieron. Permiso que les es negado en

muchas ocasiones, aún después de haber cumplido con ese requisito cruel impuesto por Fidel Castro.



Lo mismo hacía este impresentable con los deportistas. A cuántos privó de la oportunidad de realizar sus sueños de libertad profesional? A cuántos habrán sancionados por

sus “informes” al alto mando del baseball cubano liderado por el Antonio Castro, vástago de la bestia?







A los hermanos venezolanos, por brindarle espacio en tu set a quien con regodeo, disfrute y total desfachatez, narra las atrocidades cometidas con sus cómplices chavistas,

sus “recholatas” de alcohol y comilatas; los burdos trapicheos con las boletas que le dieron la victoria a Chávez en las elecciones; la creación de centros de adoctrinamiento

castristas, en plena vigencia en las ciudades y pueblos de Venezuela. Te exhorto a que pases los videos de los programas donde todo lo que narro se corrobora y donde se

aprecia, también, en sus rostros, el aborrecimiento de los panelistas venezolanos ante tu invitado estrella.







El Contrincante Saavedra, que bien pudiera ser un García, un Rodríguez o un Pérez, y “su coro”, jamás han agredido físicamente a alguien y todas sus protestas han tenido

el permiso exigido por las autoridades correspondientes. Sus detractores esgrimen siempre el mismo argumento: El daño de la imagen del exilio ante la Comunidad

Internacional y el que se les compare con las turbas castristas. De verdad, y como dicen los gaitos, hay que tener mala leche.







Pregunto: A qué Comunidad Internacional se refieren? A la invidente, a la muda, a la sorda ante los crímenes horribles del régimen de La Habana por más de medio siglo? A

la que no se inmuta ante las constantes denuncias de las violaciones de los derechos humanos en Cuba, ni ante mujeres indefensas arrastradas por las calles por pedir

libertad para sus hombres, presos injustamente y muriendo en celdas inmundas? A la que no protesta ante la UNICEF porque los niños cubanos nazcan y crezcan con una

talla menor a la media de sus edades por la desnutrición que padecen ellos y sus madres? A la que no se espanta al saber que 12 millones de cubanos viven desde hace más

de 51 años bajo el tormento de un miedo que paraliza su desempeño humano, en pleno siglo XXI? La que no se hala de los pelos al saber que tener Internet y antenas de

TV son figuras delictivas en Cuba? Esa Comunidad Internacional no merece para mi respeto alguno, al contrario, mi mayor desprecio.







Por otra parte, comparar la destrucción de discos de música, propios, y gritar nuestro desacuerdo con la presencia de artistas que apoyan al régimen que destruyó mi país,

con las brigadas de respuesta rápida que golpean a hombres y mujeres indefensos, rompen con cabillas los huesos y las cabezas de aquéllos que se “atreven” a tirar flores al

mar en memoria de los inocentes, incluyendo bebitos, hundidos por buscar libertad, es una canallada.







Definitivamente, equivocaste el destinatario, María Elvira, son otros los dolientes. Como se equivocó también, con tu anuencia, el señor Carlos Alberto Montaner, al convalidar

el “patriotismo” de Uberto Mario y sus cualidades como mesero, a modo de un muy mal chiste. Comparar a quien se jacta e identifica frívolamente como perteneciente a la

generación de los Van Van y de los Beatles, a quién “amenaza” con asistir a cuanta representación artística de la Cuba esclava se presente en Miami, en estos momentos

aciagos que vive la Patria, a quien agrede e insulta a un hombre humilde y sano que ha dedicado su vida entera a luchar por Cuba con los medios a su alcance, es una

bajeza inmunda que deja mucho que desear de un intelectual de altura, devenido consejero espiritual con estampa de sacerdote romano mediador en causas irreconciliables.







En cuanto al “íntegro” empresario Felipe Valls, una desagradable anécdota personal. Protestaba yo contra el concierto de Juanes en La Habana, parada en la acera de la

farmacia Luis, frente a los piqueteros traídos en ómnibus y “depositados” en el parqueo del restaurante Versailles. Nos proferían todos los insultos que no publican los órganos

de prensa ni los presentadores de radio y televisión, detractores de Saavedra.







En un momento dado, se acerca al grupo el Sr, Valls, acompañado de tres agentes de policía de la Ciudad de Miami y, no sé si por ser la de mayor estatura o las más gritona,

se dirige a mi para exigir que nos marcháramos. Le respondí que no, que estábamos situados en espacio libre, que sacara a los intrusos del parqueo de su negocio. El dialogo

subió de tono de voz, en ningún momento hubo agresividad pero, aún así, uno de los agentes amenazó con llevarme presa. Le pregunté el por qué y le presente mis manos

juntas, listas para las esposas. La airada protesta de “mis compañeros de lucha”, alejo al empresario y sus acólitos. Para nada molestó a los que impedían el acceso a su

restaurante, centro de trabajo del íntimo de los de La Guardia, antiguos asiduos del lugar, y del General Arnaldo Ochoa, Héroe de la República de Cuba. Fusilado en 1989.







Una acotación antes de terminar. Cuando Cuba se libere de la negra pesadilla que la tortura, Uberto Mario sentirá miedo, mucho miedo a regresar. Fue hondo el daño que

hizo y se vanagloria de ello. Ojalá y, a toda costa, pueda evitarse el pase de cuentas.







Termino con algo que resulta sumamente doloroso para mi: Cuba no le duele a todos los cubanos por igual. Si a ti te doliera como a mi, Maria Elvira Salazar no se subiría

nunca al escenario donde estuvieran ni La Charanga, ni los Van Van de Juan Formell. Y yo si sé bailar, y muy bien por cierto.



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María Luisa Morales



Periodista y Locutora Cubana



Exiliada

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