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domingo, 26 de julio de 2015

LA VERDAD SOBRE AUSCHWITZ Y EL HOLOCAUSTO JUDIO

MIENTRAS EL PICHON DE NAZI ALDO ROSADO TUERO DISCIPULO DEL NAZI MEXICANO SALVADOR BORREGO INTENTA EN SU LIBELO "NUEVO ACCION" MINIMIZAR LOS CRIMENES NAZIS DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL, LES TRAIGO AMIGOS LECTORES LA VERDAD EN ESA ETAPA NEGRA DE LA HISTORIA ALEMANA.


ESte es el articuo de Verguenza de Aldo Rosado Tuero, racista,antisemita y admirador de Heinrich Himmler y la gestapo germana:

LA LECTURA DEL SÁBADO: SIENDO POLÍTICAMENTE INCORRECTOS. LA OTRA CARA DE LA HISTORIA: PAUL RASSINIER Y SU OBRA “LA MENTIRA DE ULISES”- 2

LA VERDAD PARA LA HISTORIA Y NARRADA POR UNO DE SUS PROTAGONISTAS MIEMBRO DE ESA MAQUINARIA DE MUERTE:


El contable de Auschwitz: 'Nos jactábamos de poder deshacernos de 5.000 muertos en 24 horas'


  • 'Las SS era una casta y deseábamos pertenecer a ella'

  • , ha declarado Oskar Gröning

  • En diciembre de 1942 ayudó a perseguir a un grupo 

  • de presos que huyó del campo









ALEMANIA

Continúa el juicio casi simbólico contra Gröning, de avanzada edad



El acusado Oskar Gröning se sienta en el banquillo 
en el Tribunal de Lüneburg (Alemania) el 21 de abril Efe






     
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Es el primer caso en la historia en que un miembro de las SS declara con semejante franqueza sobre los crímenes cometidos en Auschwitz. Habíamos escuchado antes, en boca de las víctimas y de los cazanazis que los persiguieron durante décadas, pero ahora es el contable de AuschwitzOskar Gröning, el que en primera personaestá dejando constancia de lo sucedido en el campo y de la mentalidad de aquellos oficiales. Frases como las pronunciadas este miércoles en el Gran Salón de la Academia de Caballeros de Lüneburg, donde tenía lugar la sesión del juicio, componen un punto de vista al que la historia no había tenido acceso de forma testimonial y demuestran que, 70 años después de la liberación del campo, todavía queda historia por escribir.
"Nos jactábamos de poder deshacernos de 5.000 muertos en solo 24 horas", ha dicho, por ejemplo, cuando el fiscal ha tratado de establecer hasta qué punto era consciente de la magnitud de los crímenes que se llevaban a cabo. "¿Podría decirnos por qué se enroló usted voluntariamente en las Waffen SS?", le ha preguntado, con la intención de ilustrar su motivación. "Fui educado en el espíritu de lealtad al káiser y Hitler había logrado sacar del paro a millones de trabajadores alemanes. Sobre la guerra sabíamos que podíamos vencer a los polacos. En solo 18 días. Y después a por Francia. Queríamos pertenecer a una tropa que siempre llegaba a casa cubierta de gloria y que miraba a los demás soldados un poco por encima del hombro. Las SS eran una casta y queríamos pertenecer a ella", ha explicado con toda naturalidad Gröning, que a sus 94 años recuerda con nitidez numerosos detalles.
Ha precisado, por ejemplo, que solamente estuvo tres veces presente en la rampa de llegada de los prisioneros a Auschwitz, colaborando en su selección (los que eran considerados no aptos para trabajar eran enviados directamente a las cámaras de gas). Su tarea, la mayor parte del tiempo, se centraba en los libros de contabilidad y en el envío a Berlín del dinero que se les incautaba a los recién llegados. "¿En ningún momento se preguntó a quién pertenecía ese dinero?", interrumpió el juez. "El dinero pertenecía al Estado", ha contestado él. "¿Por qué razón?", insistió el magistrado. "Porque los judíos ya no lo necesitaban", sentenció.
Seguramente el hecho de que se trata de un juicio simbólico, ya que la avanzada edad del acusado impide el mínimo cumplimiento de cualquier condena, insufla a Gröning la confianza que ha mostrado durante las dos primeras sesiones. "Yo era un, por así decirlo, Adolf-treu (fiel a Hitler)". Antes de ser destinado a Auschwitz, fue llamado a Berlín en misión de "alto secreto", en la que se le habló de una tarea que requeriría "mucho más sacrificio". Durante una ceremonia presidida por altos oficiales de las SS, se le recordó su juramento y se le anunció una tarea "que no sería agradable, pero que debía ser hecho para lograr la victoria final". "Al día siguiente, nos metieron en un tren con rumbo a Auschwitz, en un vagón para quince hombres, literas de tres pisos y con abundante vodka y latas de sardinas en aceite. Comimos eso durante tres días y bebíamos así", describió, antes de tomar el vaso de agua sobre la mesa y, a modo de demostración, bebérselo al coleto.
También ha descrito con detalle una visita de la Cruz Roja realizada al campo, precisando que solamente se mostraba a la delegación algunos barracones del Campamento 1, en el que se encontraban delincuentes profesionales condenados, o inadaptados y asociales entre los que citó como ejemplo a los Testigos de Jehová. Además, antes de la visita y para mejorar su estado de ánimo, diez "damas de un prostíbulo" fueron llevadas al Campamento 1 y estuvieron a disposición de todo aquel prisionero que aún se encontrase con fuerzas. Si se trataba de casos de prostitución forzada, dice no haber estado al tanto.
En diciembre de 1942, ayudó en la persecución a un grupo de presos que huyó del campo. "De alguna forma, algunos judíos lograron escapar durante el transporte", ha narrado. Tras acorralarlos en el bosque, fueron gaseados en una casa de campo. "Esa fue la única vez que observé un gaseamiento al completo. Una vez vertido el gas en el recinto, los gritos se hicieron más fuertes, pero enseguida pararon", recuerda. Después de aquello pidió un traslado que le fue denegado: "La única forma de saltar era irme a Stalingrado, pero eso no era tan sencillo".
El juez también se ha interesado acerca de la 'Operación Hungría', que llevó a 300.000 judíos a las cámaras de gas. "Tuvimos mucho más trabajo", ha sido la respuesta. Ha reconocido haber sufrido ciertas dudas morales durante su estancia en Asuchwitz, "pero en cuanto preguntábamos algo nos contestaban que, si no lo hacíamos, el pueblo alemán se hundiría".

Hay un lugar sobre la tierra que es un páramo desolado, un lugar en el que las sombras de los muertos son multitud, un lugar en el que los vivos están muertos, donde sólo la muerte, el odio y el dolor existen.”Giuliana Tedeschi
El complejo del campo de Auschwitz se convirtió en un símbolo universal del Holocausto.  Investigadores del Museo Estatal de Auschwitz–Birkenau han estimado que aproximadamente 1.100.000 personas fueron asesinadas en Auschwitz, y que un millón eran judíos. El complejo de campos no fue construido de un día para el otro.   Fue un proyecto de construcción que duró años y nunca fue finalizado. Varias compañías y organizaciones estaban involucradas en el proceso, así como miles de trabajadores – alemanes y extranjeros. Lo que comenzó como un solo campo con 22 edificios en 1940, se convirtió en un complejo con tres campos principales y 40 subsidiarios.
Durante la fase de planificación fueron realizados, por las varias oficinas y compañías incluidas en el proyecto, centenares de planos de los diferentes sitios de construcción y de los edificios que se construirían sobre ellos. Los planos fueron ejecutados por dibujantes de las SS, prisioneros con conocimientos técnicos empleados por las oficinas de planificación y por diseñadores civiles. Esos planos fueron utilizados por los contratistas para presentar el proyecto y para llevar a cabo las obras de construcción. Aquellos comprendían bocetos detallados de las cámaras de gas y de los crematorios.
Los alemanes establecieron el primer campo de Auschwitz durante la primavera septentrional de 1940, en un sitio que previamente había servido como cuartel de la artillería austro-húngara de la Alta Silesia. Ese fue el primer campo de concentración erigido en Polonia. Los primeros prisioneros fueron traidos en junio de ese año. 
En el curso de 1941 dos procesos contribuyeron a un incremento dramático de la actividad alemana en Auschwitz. A principios de ese año la corporación petroquímica I.G. Farben decidió establecer una enorme factoría para la producción de petróleo y goma sintéticos. Las SS aceptaron proporcionar a la corporación mano de obra barata para la construcción de la fábrica y para trabajar en ella a continuación. A medida que adelantaba la construcción se estableció un pequeño campo en las cercanías que fue apodado “Auschwitz III”. 
El segundo proceso está relacionado con la invasión a la Unión Soviética.Los alemanes decidieron establecer un inmenso campo de prisioneros en Alta Silesia, para los numerosísimos prisioneros soviéticos capturados. Construido en las cercanías del campo principal, junto a la pequeña comunidad agrícola de Brzezinka, este campo fue bautizado “Auschwitz II”, mejor conocido como Birkenau. 
La construccion de Birkenau comenzó en octubre de 1941.  Fue supervisada por la “Dirección de Construcción de las Waffen SS y Policía, Auschwitz, Alta Silesia”, establecida el 1º de octubre de 1941. Al frente estaba el Sturmbannführer (mayor) de las SS Karl Bischoff. La oficina de planos, dirigida por el Hauptscharführer (primer sargento mayor) Wichmann, era responsable de la preparación de los planos de construcción, que eran dibujados por oficiales de las SS que habían estudiado arquitectura o ingeniería, y algunos prisioneros con conocimientos técnicos apropiados. Herta Soswinski, una prisionera que trabajó como oficinista en la Dirección de Construcción, recordó:
“La tarea de la Bauleitung (la Dirección de Construcción) consistía en planificar todas las obras de construcción dentro de Auschwitz, incluidos los bloques de vivienda, instalaciones médicas, crematorios, cámaras de gas... La Bauleitung no era sólo responsable de la planificación, sino también de la ejecución de las obras, la provisión de materiales y la supervisión. Los miembros de las SS que trabajaban en los planos se ocupaban también de los sitios de construcción si era necesario.”
El campo fue construido sobre terreno pantanoso y expuesto.  La edificación se llevó a cabo por etapas, siendo el objetivo final alojar alrededor de 200.000 prisioneros. En la primera época la mayor parte de las tareas de preparación del terreno y la construcción estuvo a cargo de miles de prisioneros de guerra soviéticos, que trabajaban bajo la supervisión alemana.  Con el correr del tiempo se les unieron muchos presos polacos y judíos. Las condiciones de trabajo eran atroces, y el índice de mortalidad era especialmente alto durante los meses del invierno. El prisionero polaco Alfred Czeslaw Przybylski relató lo siguiente acerca de las condiciones en el sitio de construcción de Birkenau:
“Durante la excavación y la construcción de los cimientos, los prisioneros trabajaban en el otoño, el invierno y las heladas, de pie en el agua que les llegaba a la cintura. Las prisioneras de la prisión de mujeres en Birkenau laboraban en condiciones semejantes. Tengo la firme convicción de que la elección del sitio – sobre terreno húmedo, a pesar de que podría haber sido construido sobre tierra seca, más apropiada para la edificación – hecha por profesionales... tenía la intención de exterminar a los prisioneros que trabajaban allí y también a aquellos que habitaban los edificios.”
A diferencia de los edificios de ladrillos del campo principal, un número considerable de edificaciones de Birkenau eran barracones de madera de aspecto uniforme, inapropiados para la habitación humana.  No poseían un sistema de drenaje eficiente o aislamiento contra el frío cortante. Originalmente fueron diseñados para albergar 550 prisioneros cada uno, pero de hecho muchos más fueron hacinados en esas barracas. Las condiciones severas de superpoblación provocaron condiciones sanitarias indescriptibles, que conducieron a un elevado índice de mortalidad entre los prisioneros. Un antiguo prisionero recordó así las condiciones dentro de las barracas de Birkenau: 
“En días lluviosos, el suelo apisonado de la barraca se convertía en un pantano como consecuencia de la carencia de drenaje. Las cabañas estaban originalmente preparadas para 500 personas. La orden del director de construcción Dejaco que disponía agregar un tercer nivel de literas hizo aumentar la capacidad a 800-1.000 prisioneros por barracón. A menudo, en cada litera estaban echadas de diez a doce personas en lugar de cuatro...”
Las condiciones de vida eran particularmente duras en invierno. Como resultado de esto muchos prisioneros enfermaban y morían. El renombrado escritor Roman Frister relató lo siguiente acerca de las condiciones durante los meses de invierno:
“Las estaciones cambiaban de acuerdo a la lógica de la naturaleza, recordándonos de la existencia de leyes inmutables: moría el verano y agonizaba el otoño y el invierno nos azotaba con su látigo de heladas. Al contrario de la fábrica, en la que reinaba un calor agradable, las barracas nunca fueron calentadas; y las estufas en ellas eran utilizadas como mesas. Luego de la formación del atardecer, que duraban para siempre, o para ser más exactos, hasta que los alemanes se hastiaban, no había lugar en el cual podíamos calentarnos. Nos íbamos a dormir sin quitarnos la ropa, a veces sin sacarnos los zapatos. Las noches traían sus sufimientos, pero para mí, los momentos de despertar eran los peores. Ellos me obligaban a tomar una decisión. Cada mañana a las 5, cuando el silbato del Blockaelteste nos despertaba, tenía que decidir, otra vez más, si luchaba o me rendía.”
Además de los campos, las SS construyeron una cantidad considerable de infraestructuras adyacentes a los campos o entre estos. Un complejo de esas dimensiones necesitaba un sistema central de calefacción, otro para la distribución de agua y la eliminación de aguas negras, caminos, campos y edificios de distinto tipo para el equipo alemán y un sistema de distribución de alimentos y otras necesidades.
Poco después del comienzo de la construcción de Birkenau, se tomó la decisión de cambiar su propósito y convertirlo en un campo de exterminio. Los primeros experimentos con gas fueron llevados a cabo en el campo principal a fines de 1941. Como consecuencia de los resultados positivos las SS decidieron construir cuatro instalaciones permanentes en Birkenau, destinadas al exterminio de personas por medio de gas.  La construcción comenzó en 1942, a cargo de la empresa Topf e Hijos y supervisada por las SS. Como solución intermedia, hasta tanto fueran completadas las instalaciones, dos edificios ubicados cerca del campo fueron convertidos en cámaras de gas improvisadas.
Las cuatro instalaciones de exterminio comenzaron a funcionar en 1943. Consistían de un recinto para quitarse la ropa y una cámara de gas, ambos subterráneos, y un crematorio para incinerar los cuerpos de las víctimas. Esas instalaciones hicieron que el proceso de asesinato de los judíos fuera mucho más eficiente.
El miembro de las SS Perry Broad describió así uno de los procedimientos de asesinato con gas del que fue testigo:
“Algunas de las víctimas notaron que las coberturas de los seis orificios del techo (de la cámara de gas) habían sido quitadas. Gritaron aterrorizados cuando una cabeza, cubierta con una máscara antigás, apareció en uno de los orificios. Los “desinfectadores” comenzaron su tarea... Con un martillo y un cinsel abrieron algunas latas de apariencia inocente que llevaban el rótulo: “Zyklon B, para usar contra insectos dañinos. ¡Cuidado, veneno! Para ser abierto únicamente por personal adiestrado.” Inmediatamente después de que las latas fueron abiertas, su contenido fue arrojado por los orificios y las cubiertas cerradas en el momento... cerca de dos minutos después los gritos se acallaron y sólo se podía oír gemidos sordos. La mayoría de las víctimas había perdido la consciencia. Pasaron dos minutos más y Grabner (uno de los hombres de las SS) dejó de observar su reloj. Reinaba el silencio absoluto.”
El exterminio llegó a su punto culminante a mediados de 1944, con la deportación al campo de alrededor de 430.000 judíos de Hungría y el subsecuente asesinato de la mayoría. 
Durante ese periodo la presión sobre la maquinaria de exterminio era tan grande que se reactivaron las cámaras de gas improvisadas que se había utilizado en 1942. 
Paralelamente a su transformación en un centro de exterminio, aumentó la importancia económica del complejo de Auschwitz. La enorme fábrica de I.G: Farben nunca se completó, pero miles de prisioneros estuvieron ocupados en su construcción a lo largo de los años. Además, otros centros fabriles fueron erigidos en Auschwitz para otros productos. Fábricas y talleres fueron establecidos en las cercanías de los campos y muchos prisioneros enviados a trabajar en ellos.  Auschwitz también funcionaba como centro de reunión y distribución de trabajadores forzados para la industria alemana en general. La asignación más grande se realizó en la primavera de 1944, cuando unos 100.000 prisioneros fueron entregados a la industria aeronáutica.
Información concreta sobre Auschwitz, junto a planos bastante precisos de los campos principales y las instalaciones de exterminio llegaron al Oeste recién a mediados de 1944, con el informe de Vrba-Wetzler. Rudolph Vrba y Alfred Wetzler eran prisioneros judíos de Eslovaquia que lograron huir de Auschwitz en abril de 1944.   Ambos prepararon un informe detallado sobre lo que estaba ocurriendo en el lugar, y lo hicieron llegar al Occidente a través de varios canales clandestinos. Los planos incluidos en el informe son de una exactitud sorprendente. 
Las obras de construcción en el complejo de Auschwitz continuaron hasta noviembre de 1944. Por entonces Himmler dio la orden de interrumpir el exterminio de los judíos en el sitio, y se comenzó a desmantelar las instalaciones de asesinato masivo con el propósito de ocultar las huellas del crimen.  Más tarde los alemanes desmantelaron otras secciones de Birkenau, pero cuando el Ejército Rojo llegó el 27 de enero de 1945 la mayor parte de ese campo estaba todavía intacta.
Los alemanes incineraron los archivos del campo poco antes de la entrada de los soviéticos, pero saltearon el archivo de construcción, que se guardaba en otro edificio. A consecuencia de ello los liberadores soviéticos encontraron una cantidad considerable de obras técnicas – entre estas muchos de los planos de construcción.  Esos documentos se pusieron a disposición de los investigadores y del público en general después del fin de la guerra fría. De ningún otro campo de exterminio perduraron tantos documentos, incluso muchos que detallan las instalaciones de exterminio. Por lo tanto los planos de construcción de Auschwitz constituyen una documentación extraordinaria sobre el modo en que una operación de construcción de gran envergadura sirvió de herramienta central para la política nazi de exterminio. Estos serán preservados en los Archivos de Yad Vashem para la posteridad.


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