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sábado, 29 de marzo de 2014





Imperialismo cubano a estas alturas

 

 

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¿Cómo se toma la gente en Cuba los gritos venezolanos de 'Cubanos go home'?
De nada sirvió la jerga callejera de Chávez, ni las arcaicas peroratas de Fidel. Maduro trató de aprender los términos y la coreografía, el tono, o mejor dicho los alaridos,  para amenazar y desacreditar a los opositores, evadir responsabilidades e imputarle al imperialismo norteamericano la culpa de sus fracasos. Pero su histrionismo es funesto. Es un pésimo actor dramático. Tal vez, clasifique como un bufón de baja competitividad. 
Los Castros deben estar sumamente decepcionados con él. Tras una andanada de ardientes alocuciones, el presidente venezolano ni siquiera logró que las multitudes chillaran con desafuero el término "paredón", tal y como hicieron en Cuba las turbas sedientas de sangre.
Sin embargo, demostró con creces que es el títere perfecto. La crisis política suscitada en Venezuela evidencia que La Habana es la que ordena y manda y, así lo demuestra la táctica, la estrategia y la sucesión de los acontecimientos.
Primero encerraron a Leopoldo López para sacarlo del ruedo (lo que más aterra a los Castros son los lideres de pegada), después soltaron riendas a los "colectivos" para fabricar mártires, más tarde convocaron a una "Conferencia de Paz" para dividir a la oposición, e inocularon el virus del racionamiento con el fin de "atenuar" las escaseces y la inflación que azota al país.   
La infección castrista demanda que el régimen venezolano se convierta en "Estado paternalista" como Cuba, una suerte de dependencia que convierte al individuo en parásito de un sistema probadamente inservible.   
La cubanización de Venezuela avanza "sin prisas, pero sin pausas" y, a ese ritmo, según confirma un economista: "No serán necesarios 50 años, para que la mayor reserva mundial de hidrocarburos, termine importando petróleo".
Pero el clímax de la intromisión cubana en Venezuela detonó cuando la diputada María Corina Machado convocó a una marcha contra la presencia castrista en las fuerzas armadas, y así, traspasó el límite impuesto por La Habana.  
Súbitamente estalló una cacería de brujas contra los cabecillas de las protestas y los alcaldes municipales. Al tiempo que los efectivos del ejército se encargaron de sitiar las plazas opositoras, mientras la policía política inició una batida contra los últimos reductos, encerrando a justos y pecadores, o recurriendo al chantaje.
María Corina Machado ―el objetivo más peligroso para La Habana― ya fue despojada, en contra del derecho, de su investidura parlamentaria y acusada de "traición a la patria". A continuación, se produjo la desarticulación de una supuesta intentona golpista encabezada por tres generales de la aviación. Hecho que viene de perillas para purgar a los militares no confiables y radicalizar a Maduro en el poder. 
La historia no miente. La mayor reserva de petróleo del planeta siempre fue un objetivo geopolítico de Fidel Castro. Lo demuestran la invasión de Machurrucuto en 1967 y el escándalo suscitado tras el apresamiento del pesquero Alecrín en 1968, cuando les sorprendieron trasbordando logística a las guerrillas. Más tarde, Hugo Chávez abrió las compuertas para que  las influencias  ideológica, política, militar y económica del castrismo desembarcaran con las botas secas en las playas venezolanas.
Vale reconocer que Castro ya emponzoñó las fuerzas armadas bolivarianas, la cedulación y la emisión de pasaportes, registros de la propiedad y notarias, control de puertos y aeropuertos, las importaciones y exportaciones, los ministerios de Alimentación, Ciencia, Salud Pública, Deportes, Defensa, el despacho presidencial y otras corporaciones.
El 95% de los cubanos consultados para este trabajo revelan que se inquietaron por las manifestaciones xenofóbicas en Venezuela. Pero un 60% prefiere que los cubanos permanezcan controlando el país sudamericano.
"Si tumban a Maduro regresaremos a los apagones de 20 horas y las escaseces del Periodo Especial. Prefiero que las cosas sigan como están", expresó un opinante anónimo.
En cambio, el 40% restante considera que los venezolanos deben aprovechar la rebelión para librarse del chavismo, o lo lamentarán.
La xenofobia no es gratuita
Carlos R. G., exoficial de la reserva de 59 años, hace referencia a unas imágenes que le dieron la vuelta al mundo en los años 70. Cuando los soldados del régimen de Saigón se colgaban de los helicópteros yanquis para huir de la ofensiva del Vietcong. "Todos pensamos que el futuro pertenecía por entero al socialismo, y que el eslogan de 'Yankees go home' era la más sublime manifestación de xenofobia hacia los  invasores norteamericanos".
"Años después, los cubanos recibimos igual repudio en Angola. Fui testigo presencial de un grafiti que decía: 'Ni perros, ni cubanos'. Entonces razoné que la xenofobia no era gratis. Los angolanos nos consideraban tan invasores como los yanquis."
"La mayoría de los cubanos caídos en Angola murieron a manos de la UNITA. Aquellos guerrilleros que se ensañaban con los cadáveres de nuestros soldados, en la actualidad son considerados héroes que lucharon contra el ocupante extranjero. Desde entonces me pregunto por qué  los cubanos nos entrometimos en aquel conflicto entre angolanos, y por qué lo hacemos ahora en Venezuela. ¿No les bastan los gritos de 'Cubanos go home'? ¿Nos mereceremos una derrota para escarmentar?"
Maydanis, estudiante universitaria de 24 años, alega que los que gritan "Cubanos go home" son unos ingratos. "Nuestros médicos salvaron vidas y han devuelto la visión a más de tres millones de personas en 34 países. Alfabetizaron a ocho millones de iletrados, mientras que en las universidades cubanas estudian más de 21 mil estudiantes de 122 naciones. Estas son verdades que muchos no quieren reconocer. El anticubanismo es una campaña de calumnias, me atrevo a asegurar de que la mayoría de los venezolanos agradecen la presencia cubana."
Otro universitario anónimo opina: "El estudiantado es la principal fuerza de choque contra el chavismo y el régimen cubano hará lo imposible para estatalizar esta enseñanza y tomar el control. Nuestro modelo establece que la universidad es para los revolucionarios y en Venezuela será para los chavistas. Ya buscarán un pretexto para purgar a los estudiantes opositores".
Pero el exprofesor Rolando H. L. alega que los cubanos no son tan solidarios y altruistas como los pintan, también han dejado una estela de cadáveres en África y Latinoamérica en su afán por exportar revoluciones. Convendría analizar si el régimen sudafricano del apartheid hubiera enviado médicos y educadores a otros países como hace Cuba, ¿sería altruista y solidario también?
"Cuando gritan 'Cubanos go home' en Venezuela es porque la intromisión ha sido descarada", asevera. "Sin dudas, el Gobierno cubano manipuló la muerte de Chávez, las elecciones y la investidura de Maduro como presidente… La caída de la bandera cubana en la ceremonia de recibimiento al general Raúl Castro y la versión de que unos médicos cubanos fueron rociados con gasolina no representan hechos fortuitos: la xenofobia es una realidad. A los cubanos no los quieren, porque simbolizamos una dictadura totalitaria".
"Después de lo que pasó en Crimea", cita Ángel V. C., un jubilado de 70 años, "no me extrañará que próximamente convoquen a una consulta popular para convertir a Venezuela en la provincia número 16 de Cuba". 
Y agrega: "Parece que el imperialismo ha mutado. Cuba ha sido capaz de colonizar a otra nación para sostenerse económicamente con sus recursos naturales, tal como hicieron Gran Bretaña, EEUU  y otras naciones industrializadas a costa del Tercer Mundo. Ahora el ALBA, la OEA, UNASUR y la CELAC son departamentos de nuestro Ministerio de Colonias. La verdad que este par de viejos dejaron chiquito a los americanos. Imperialismo cubano a estas alturas, quién se lo iba a imaginar".

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